Capítulo 3: Parte 3:
Lí y su hijo salieron en dirección a la universidad en el auto. Jared mantenía una sonrisita burlona mientras Lí conducía inquieto.
—Hijo, quiero hablar contigo —dijo Lí rompiendo el silencio.
—Sí, me la fajé —dio una carcajada ruidosa que se disipó con la cara de disgusto de su padre—. Perdón. Dime qué pasa.
—Dime qué buscas de Lou —murmuró con la vista al volante.
Jared soltó un suspiro. Él ya había ordenado sus pensamientos y sentimientos hace un tiempo. Nunca escondía secretos a su padre, por lo que decidió contarle todo.
—La quiero —susurró cabizbajo.
—Termina —dijo Lí después de unos segundos.
—¿Terminar qué? —Jared frunció el ceño confuso.
—La frase. La quieres…
—Es todo; la quiero —suspiró.
—Jared, sabes que Lou no es un juguete, ¿verdad?
—Lo sé. No es como las plásticas de la universidad. Ella es tan frágil y sincera… La quiero, papá —admitió.
—¿Lo que sientes por ella no es algo sólo físico? Como tú has dicho, ella es frágil y no dejaré que la lastimes. Tiene un pasado muy doloroso y tú no harás que su presente sea igual —le advirtió.
—¡Claro que no! Yo. La. Quiero —masculló entre dientes.
—Invítala a salir.
Jared bufó rodando sus ojos.
—Lo hice desde que la conocí. Ella no quiere nada conmigo. Dice que no la conozco y debemos ser amigos primero. Es tan frustrante —renegó.
—¿Quieres que hable con ella? —se ofreció Lí.
—Papá, ¡para!
Lí detuvo el auto en un frenazo seco. Miró a su hijo asustado. Jared miraba a través del parabrisas embobado.
—Allá está Lou. Me voy, debo alcanzarla —se desabrochó el cinturón rápidamente y salió del auto.
Jared corrió en dirección a Lou, ella caminaba a paso medio hacia la universidad. Jared puso las manos sobre los ojos de Lou. Ella palpó las manos de él y sonrió.
—Jared —susurró.
Él la soltó y la saludó con un abrazo. Él se encontraba muy cómodo en sus brazos, y le encantaba la idea de estrecharla todo el día.
—¿En qué te has venido? —preguntó Lou.
Jared se planteó mentirle a Lou, pero sabía que no era lo correcto, y con ella quería hacer las cosas tan bien como pudiese.
—Venía con mi padre en el auto y cuando te vi decidí acompañarte —murmuró mientras tomaba las manos de Lou.
Ella no se sentía incómodo ante su tacto, porque para ella las muestras de afecto físico que Jared le daba no significaba lo mismo que para él. Claro que, ella lo quería, pero no de la forma que Jared hubiese deseado.
—Vaya, gracias —presionó las manos de Jared y las soltó para seguir caminando.
—¿Y cómo van las tablas de picar? —Jared le dedicó una sonrisa amplia.
—Muy bien. ¿Cómo va la biotecnología?
—Bien. Lou, quiero hablar contigo —Jared se detuvo y tomó a Lou de las manos una vez más.