Capítulo 9: Parte 1:
(DOS MESES DESPUES)
—¡¿Qué esperas?! ¡Por Dios! —gritaba Marco.
—¡Marco, no le grites! —pedía Lou.
—¡Ya es suficiente con que lo dejáramos venir con nosotros! Y no me digas lo que tengo que hacer.
—¡Ya llegué! —saltó Jared del tercer escalón.
—Jared, te advierto que te comportes, ¿me entiendes? —lo amenazó Jane.
—Para eso voy yo —Edward levantó la mano.
Danielle, Edward, Marco, Jared y Lou salieron en el auto. Era el día del chequeo semanal de Lou. Jared insistió tanto a su abuelo en asistir que no pudo negarse y aceptó que los acompañara.
El auto era el lugar más incómodo para ir en la situación de Lou. Su barriga ya se notaba y le tocó ir en la parte de atrás con Jared y Marco. Edward conducía y Danielle iba a su lado.
Marco no desaprovechó la ocasión para marcar territorio y poder restregarle en la cara a Jared lo que él poseía. Rodeaba a Lou de la cintura y dejaba caer su mano sobre la pierna de ella. Lou recostaba su cabeza en el hombro de Marco. Y Jared, bueno, Jared iba haciendo mal trío con los puños cerrados. No sabía cuánto más iba a soportar esa posición.
—¿Ves? Te dije que te iba a gustar —comentó Lou hecha sonrisas. Maro y ella permanecían con sus frentes pegadas.
—Sí, pensé que eran salados, pero estuvo rico —unieron sus manos y entrelazaron sus dedos en el aire.
Jared iba mirando de reojo, se cruzó de brazos y suspiró profundamente con la mandíbula apretada.
Marco había aprendido a confiar en Lou, ella nunca objetaba nada ni lo criticaba en lo absoluto. Todo lo que él hacía para ella era perfecto. Claro que, a veces él tenía sus malas rachas emocionales y recibía uno que otro empujón.
—¿Podrías conducir más deprisa? —inquirió Jared a punto de explotar.
—Nop —se burló Edward viéndolo por el retrovisor—. Te lo advertí, sobrinito.
Jared rodó sus ojos.
—Lou, es probable que hoy te digan el género del bebé. Con eso seguro ya podremos comenzar a comprar sus cosas. Estoy tan emocionada —sonrió Danielle.
—Gracias por todo lo que hacen por mí —suspiró Lou.
—Ni lo menciones.
—¿Y cómo te sientes? ¿Has bebido tus vitaminas? —preguntó Jared sonriendo hacia Lou.
—Sí, no son muy deliciosas pero…¡Auch! —no pudo terminar. Marco le pellizcaba del brazo.
—¡Óyeme, ¿qué te pasa?! ¡No la maltrates así! —la furia de Jared comenzó a burbujear efervescente.
—¡Jared! —exclamó Edward.
—¡No te metas, Edward! ¡No me importa lo que haya prometido! ¡No dejaré que este imbécil lastime a Lou delante de mí! —se pegó a ellos.
—¡Apártate de ella! —gruñó Marco.
—¡Jared, por favor! Estas cosas le hacen daño a Lou, más vale que te comportes o te bajas del auto —dijo Danielle.
—Tú no eres nadie para decidir eso —carraspeó Jared fuera de sí.
Edward dio un frenazo seco y bajó del auto dando un portazo. Rodeó el vehículo abrió la puerta de Jared.