Capítulo 7

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Había sido una mañana de bastantes revelaciones, pues cuando ambos terminaron su plática y el desayuno, los síntomas de Ichigo empezaron a empeorar. Y eso es lo que contaremos a continuación, todo lo que paso en este día tan alocado.

Shirosaki había llevado a Ichigo a la cama incontables veces, pero siempre volvía aparecer caminando por la casa como zombi. Era como un niño pequeño. Sax y Shirosaki habían formado equipo para vigilarlo, pero vaya que fue difícil.

Pues en un pequeño descuido Ichigo había salido al patio trasero y decía que quería nadar con los delfines en el agua. Si, el chico tenía alucinaciones y no podían llevarlo al doctor, claro que Shirosaki podía llevarlo con su velocidad, pero en cuanto llegaran a la clínica él no podría permanecer en su forma humana y seguramente Ichigo haría alguna tontería. Por suerte había momentos en los que el pelinaranja cobraba la razón y le decía a Shiro lo que debía hacer, pues Ichigo había vivido su infancia en un hospital y sabía que remedios utilizar. Era sorprendente que a pesar de haber vivido más de quinientas vidas humanas; Shirosaki podía seguir aprendiendo cosas nuevas. Por otro lado el chico también decía cosas bastante ridículas, como:

— ¡Wow! ¡Shirosaki tú hiciste eso! — Ichigo señalaba a lugares en los que no había absolutamente nada.

— ¿Los vampiros se hacen cenizas con el sol o brillan?

Eso es extraño Ichigo.

También habían pensado en amarrarlo a una silla, pero descartaron la idea, pues había momentos en los que tenía mucho frio y necesitaba abrigarse, y otros en los que tenía calor. Incluso al momento de las comidas Ichigo se estaba poniendo muy especial, ya que algunos platillos le provocaban asco y otros no, cosa que sirvió para que Shirosaki retocara sus habilidades en la cocina, pues había dejado de hacerlo hace años. Sax ayudo en la vigilancia, pues ladraba cada vez que el pelinaranja hacia algo fuera de lo normal.

***


En la noche Ichigo se encontraba acostado en el sofá forrado de sarapes hasta la frente y Shirosaki estaba preparando un té, Sax estaba aún lado de su dueño, el pequeño perro lo estaba cuidando.

— No vuelvo a jugar bajo la lluvia. — dijo el pelinaranja mientras se sostenía la frente.

Shirosaki se acercó con dos tazas e Ichigo se acomodó mejor para tomar la taza de porcelana en sus manos. El albino dejo la suya en la mesilla de centro y solo se sentó en el suelo a un lado del chico y de Sax.

Eso te pasa por tener un cuerpo tan débil, su majestad. — Se burló Shirosaki mientras se acercaba al pelinaranja para comprobar nuevamente su temperatura. Ichigo quería golpearlo, pero sus golpes eran tan suaves en ese momento que sus manos eran sujetadas tan fácilmente por el albino.

— ¡No me llames "Su majestad"!

¿Por qué no? He hecho todo por ti todo el día, claramente eres el Rey.

De verdad quería matarlo. Pero se ruborizó cuando Shirosaki se puso encima de él y se acercó aún más, lo estaba mirando con cierto goce y diversión en sus ojos — Un rey no puede estar en batalla sin su caballo~

Ichigo dejó escapar un leve suspiro cuando Shirosaki mordió su oreja; su corazón se estaba acelerando al sentir las frías manos a ambos lados de su rostro. Shirosaki estaba tan cerca y no sabía si era fiebre, pero estaba empezando a calentarse y a marearse. Y por ello tomo entre sus dedos la playera negra. Pocos centímetros los separaban ahora y estaban por....Toc Toc Toc

— Ichigo!! Podemos entrar!!— Era Renji y posiblemente también Rukia.

Solo una mirada basto entre los dos. Ichigo se levantó para abrir la puerta y Shirosaki subió las escaleras en medio de carcajadas. Sax también se fue a esconder.

EN TÚ SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora