- ¡¿Dónde deje el abrigo?!
Ichigo ya estaba prácticamente listo para irse a la escuela, solo una cosa le faltaba. ¡El maldito abrigo!
- Oye Sax! has visto mi abrigo... ¡Sax!
El pelinaranja se asomó en donde duerme Sax, pero el perrito no estaba ahí -...Guau!! - voltio y ahí está el junto a su abrigo ¡Dios bendiga a Sax!
- ¡Muchas gracias amigo! - recogió el abrigo, sacudió el polvo que tenía y le dio una caricia al pequeño Jack Russell, su mascota del alma - ¡Ya me voy, cuida la casa!
- Guau!
Rápido salió de su enorme casa y corrió hacia la parada del autobús. El aire de las mañanas era de lo más helado, pero aun con eso nada podía detener la rutina de los pueblerinos. El olor al pan recién horneado, el sonido de una escoba al tallar el suelo, el canto de las aves y el relinchar de los caballos. A Ichigo le hubiera gustado seguir disfrutando de la calma que había en el ambiente, pero Sir.Bus ya estaba ahí. Sin más subió, pago el pasaje y se sentó en el gran asiento de atrás junto a la ventana, por ahora el autobús estaba vacío.
- Siempre atrás Ichigo - el señor que lo conducía ya era una persona grande, con su pelo la mayoría blanco al igual que su bigote y barba. Ichigo lo conoce desde que se mudó aquí, el solo se encogió de hombros.
†††
La escuela a la que iba era igual de tranquila, con tan pocos alumnos tenía un tamaño regular. Entró al primer edificio y subió las escaleras hasta el tercer piso. Los rayos del sol atravesaban las ventanas de los pasillos algo desiertos e Ichigo se detuvo a unos pasos de entrar al salón y observo la gran extensión de bosques a un lado de su escuela, respiro el aire frío e ingreso al salón.
- ¡Buenos días Ichigo! - saludo Renji desde la pared contraria del salón.
- Buenos días chicos - saludo y se sentó en su butaca simplemente.
Las voces dentro del aula hacían un pequeño eco, pues los salones cuentan con un mínimo de veinte personas cada uno.
- Ichigo ayer no pudimos hablar mucho, ¿por qué nos cuentas sobre como conseguiste tocar en el antro?
- Bueno no fue nada complicado; hace unos días toque en un pequeño bar, entonces supongo que uno de los dueños se encontraba ahí, le gusto y pues me invito.
- Que simple - dijo Renji y Rukia con una cara más o menos así, (¬_¬)
- Bueno lo importante es que estuve ahí ¿no?
- Hola chicos, muy buenos días - en ese momento entra la profesora Hunohana, con su sonrisa de siempre. Pero que no engañe, ella da miedo cuando habla en serio - ¿En qué nos quedamos?
Era el último día de clases, por lo menos de la semana y todo transcurrió normal, los profesores dieron sus clases, tarea, divertirse con los amigos y el sonido de la chicharra anunciando el fin de los labores escolares a la misma hora.
- Jajajaja, eso es verdad.
- jajaja si si y no después de lo que paso - Renji y Rukia habían estado riendo de algo la última hora, a lo cual Ichigo jamás entendió.
- Nos vemos después chicos.
- ¿Vas al bosque otra vez Ichigo?
- Si Rukia, aprovecharé ahora que salimos temprano.
- Vale Ichigo, nos vemos entonces.
- Adiós, cuídense.
El día estaba despejado, con aire frío, tranquilo, fin de semana, es temprano. Era el día perfecto para estar en el bosque. Así que entonces se apresuró a ir a una de las entradas más cercanas de por ahí.
Bajo por los escalones de madera que atravesaban un tramo de árboles hasta llegar a los caminos despejados de tierra clara. Divisó un poco el terreno y decidió quitarse el suéter para guardarlo en su mochila; más cómodo empezó a trotar, casi corriendo.
Los caminos de tierra subían y bajaban por las laderas, algunos cubiertos por los rayos del sol, otros rodeados de árboles formando túneles donde el aire soplaba entre ellos con una intensidad que parecía gritar. Las colinas verdes con flores de varios colores y tamaños, las mariposas y otros animales gozaban de la tranquilidad de su hogar. Ichigo sin duda disfrutaba correr en los bosques mientras escuchaba su música, le ayudaba a relajarse y alejarse un poco del mundo, estando sólo en el bosque le hacía sentirse libre.
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EN TÚ SANGRE
Fiksi PenggemarIchigo Kurosaki decide irse de su país para empezar una nueva vida en el extranjero; Viviendo al final en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques. Sin saber que los sueños le traerían de vuelta a donde comenzó todo. ▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪...