Lo que calla el amor

358 47 2
                                    

En una camilla, en medio de una habitación. Se hallaba el joven ruso, con el rostro vendado. Y con un suero en el brazo, por donde le administraban la anestesia. Para poder con más facilidad, hacerle los puntos en el rostro.
Ahora, es usado para hidratarlo, mientras desaparece el efecto de los narcóticos.
Una máquina del cuál salían unos cables en dirección al cuerpo del rubio, controlan los latidos de su corazón. Haciendo un sonido crónico, cada tanto.

De pronto el ruso, apretaba fuerte sus párpados, moviendo su cabeza de un lado a otro. Sus manos, aún dormidas,_ así como todo su cuerpo_ tenían un tic nervioso, en los dedos.

Estaba soñando. Él soñaba, o más  bien. Tenía una pesadilla. Un recuerdo horrible, que su mente, no lo dejaría olvidar tan fácilmente. Recordando de a poco, lo que le sucedió en aquel horrible lugar, al que no deseaba  volver de nuevo.

________________   __________________

Oscuridad. Sólo eso podía distinguir al abrir los ojos. Vi únicamente una lámpara de techo, sobre mi cabeza. La cuál sólo me dejaba ver, como me habían atado, de pies y manos, a una silla de madera.
Traté de recordar como había llegado ahí.

Recordé a Jean, intentando alcanzarme con decesperación. Luego vi como cerraban la puerta del vehículo, y de ahí...nada. Tal vez me desmayaron con un golpe en la cabeza. Ya que empecé a sentir un dolor horrible en ella.

No podía ver nada. Estaba en una habitación, pero ¿dónde?.

Tenía miedo, mucho miedo. Sentía como mi corazón latía a mil por hora. Empecé a transpirar, me temblaban las piernas. Quería gritar, pero las palabras no salían. Luchaba en vano con la cinta de embalar, con la que me habían atado las manos. La decesperación y la incertidumbre, de no saber lo que me harían, me estaba alterando los nervios. Mis pensamientos iban y venían, desde la esperanza de que mis secuestradores, pidieran rescate. A, que me había capturado un psicópata asesino. La segunda idea era la que más presente que  tenía en ese momento.

En eso escuché una puerta abrirse, parecía una puerta de hierro, por el sonido que hizo al cerrarse. Luego escuché una risa desquiciada, que me erizó los bellos de los brazos y me puso la piel de gallina.
Se prendieron las luces del cuarto. Parpadee un par de veces para acostumbrarme a la nueva iluminación, alcanzando a ver una mesa de metal, larga, a mi derecha, con varios instrumentos y herramientas. Trage saliva, cuando reconoci dichos materiales; un bisturí, pinzas, la cinta de embalar con la que me ataron a la silla, lo que parecía combustible en un bidón, destornillador, una brocha, un encendedor, clavos, un martillo, una pala y un cuchillo de hoja ancha. A mi lado izquierdo había mucha tierra, una montaña de ella en el suelo, otra parte en bolsas de consorcio. Frente a mí, había una mujer; tenía el cabello negro, corto, de tez muy blanca, iba vestida con una blusa blanca, corbata roja y pollera a cuadros.

"Es el uniforme de la U.T.", pensé mientras intentaba recordar de donde la conocía.

_ Vaya, vaya, vaya._ su voz latosa, me recordó de pronto, donde la había visto. Casi me orino en los pantalones, cuando recordé, que era esa chica malvada de la escuela, que intimidaba a la pobre chica de la cola de caballo. A la que tanto evite desde que la vi._ ¿sabes quién soy?

_ Yo-yo-yo..._ no podía no tartamudear. Ella me daba mucho miedo.

_ Yo-yo-yo._ me reparó, soltando una carcajada al final._ ¡Responde!

_ De la universidad._ músite.

_ Sí, voy a la misma universidad. Pero no respondiste a mi pregunta. ¿A caso JJ no te contó?

¿Jean?, ¿a caso él conoce a está loca?. No, no, no. Jean no me haría esto a mí. Yo vi, como se puso cuando me raptaron. Debe haber otra explicación.

U.T. (Pliroy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora