CAPITULO 26

26 2 0
                                    

***

- Sería mejor que compraras uno de ocho octavas ¿no crees? – preguntó el castaño, observando los modelos disponibles en el almacén.

- No sé si tengo espacio para él en mi habitación, quizá en la sala... pero entonces molestaría a mis padres... - pensaba el pelinegro en voz alta, mientras se acercaba dónde estaba el mayor.

- Se acostumbrarán con el tiempo, mira este. – se adentraron un poco más en el lugar y posó su vista sobre la sección de instrumentos con una etiqueta roja a sus costados. – parece que son de segunda mano.

- Es mucho más barato. – agregó Kibum viendo uno de los teclados que se vendían. – creo que me conviene, no es como si tuviera ahorrado tanto dinero para uno nuevo y moderno, sólo necesito practicar.

- Si es así puedes simplemente venir a mi casa todos los días, por mí no hay problema. – terminó con una sonrisa, riendo ante la reacción tímida del menor.

- Me gusta aquel – señaló un piano de color negro que parecía estar en buenas condiciones. Jonghyun se acercó a mirarlo.

- Hmm – murmuró mientras lo inspeccionaba. – probémoslo entonces. – fue a llamar al encargado para que conecten el instrumento y así poder tocar.

El mayor se puso frente al piano y empezó por tocar algunas escalas, muy fluidas y tranquilizantes al oído. Sonrió, al parecer no tenía ningún problema con el sonido, que era lo más importante. Llamó al menor y lo invitó a tocar a su lado, él tocaba del lado izquierdo mientras que el más alto del lado derecho con las notas más agudas.

Jugaron así un rato hasta que el dueño se les acercó nuevamente, sacándolos de su pequeña burbuja musical.

- Llegó hace poco, está en muy buenas condiciones y además a buen precio, ¿lo llevarán? – preguntó el hombre.

- Si, lo llevaré, gracias. – respondió el azabache, feliz de poder practicar por su cuenta al fin. Se acercó a pagar y los vendedores desmantelaron el equipo para dárselos en sus estuches. – Ahm Jjong necesitamos un taxi, no podemos llevar todo esto caminando en este frío.

- Conseguiré uno, espérame. – dijo y salió del local, a los pocos minutos regresó para ayudarle a llevar todo al vehículo y partieron al edificio donde vivía el menor.

Kibum cruzaba los dedos, mentalmente, para que su madre no estuviera en casa; sabía que su padre estaba trabajando pero no sabía si su madre se encontraría descansando o si habría salido ya. No era que tenía un problema con que Jonghyun y ella se reúnan, simplemente quería posponerlo un poco más. Sabiendo que el mayor solía ser algo impulsivo y él aún sentía miedo de exponer su relación.

Escribió el código y la puerta se desbloqueó, entraron y bajaron los estuches al piso con mucho cuidado para luego sacarse sus pesados abrigos y colocarlos en el colgador cerca de la entrada. La casa parecía más fría, por lo que supuso que no había nadie en casa, bien, sonrió. Fue a prender la calefacción y luego a la cocina, tomó agua en una tetera y la puso al calor de la estufa, un poco de té caliente les vendría bien.

Jonghyun lo observaba sentado frente a la pequeña barra que separaba a la cocina de la sala de estar. No pudo evitar sonreír todo el tiempo mientras lo miraba ir de un lado al otro, actuando tan natural y despreocupado pero a la vez procurando hacerlo sentir cómodo, pues era la primera vez que visitaba su departamento, al contrario del menor que había estado ya varias veces con él y su familia.

Además de que amaba como se veía en aquel suéter turquesa de cuello de tortuga, que se pegaba hermosamente a su cuerpo y hacía que su blanca piel y negros cabellos resaltaran mucho más.

Mi DecisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora