CAPITULO 22

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Después de haberse tranquilizado un poco más, ambos volvieron al comedor a recoger sus cosas, se despidieron con una sonrisa y el castaño se dirigió a su facultad mientras que Kibum fue a buscar un baño; se lavó la cara y se observó al espejo, los ojos rojos y un poco hinchados por el llanto, odiaba verse así y lo que era peor, Jonghyun lo vio así y lo ha visto llorar ya algunas veces.

Se sentía patético.

Pero junto con esa opresión de angustia en su pecho, sentía paz de cierto modo, como si sus miedos se fueran despejando poco a poco. Como si la oscuridad dentro de sí se esfumara cada vez un poco más.

Se preguntaba si era eso lo que significaba amar a alguien... tener miedo de perderlo pero al mismo tiempo saber que estando a su lado no tenía nada que temer.

Se arregló un poco frente al espejo y salió del lugar, sin un destino en particular. No quería ir a casa aún y tampoco quería pasar por Galaxy, después de todo era su día libre; sus amigos seguramente estaban ocupados con clases y tareas y a decir verdad tampoco quería estar con nadie, quería estar solo con sus pensamientos y reflexionar sobre la dirección que estaba tomando su vida.

Así que caminó, caminó largo por las calles pobladas de Seúl, el clima estaba fresco y agradable y el cielo despejado y de un brillante color azul.

En su camino se encontró parado frente a una iglesia, se quedó admirándola por fuera dudando si entrar o no, dudando incluso si orar lo ayudaría siquiera. Su familia era religiosa pero no llevaban su práctica al extremo. Mientras se encontraba allí pensaba en si sus padres usarían la religión en su contra si les llegara a contar que sale con un hombre, se preguntaba si realmente Dios lo rechazaría también por amar a una persona de su mismo sexo, por amar... ser castigado por amar... mientras más lo pensaba más ridícula era la idea. Ridícula, desalentadora y decepcionante.

No se explicaba cómo catalogaban el amar a alguien como un pecado, al mismo nivel que el pecado de quitarle la vida a una persona, totalmente ilógico ¿cierto? Pero ¿por qué? ¿Por qué tanto odio? ¿Acaso no podía la gente sólo vivir y dejar vivir? A pesar de todo no era como si quisiera alejarse de la religión, porque se consideraba un creyente, pero si de todos modos iba a ser abandonado, se cuestionaba si servía de algo el creer.

Pero quizá no es Dios quien está mal, si no las personas que dicen hablar por él, las que usan su nombre para repartir odio; aún podía tener fe sin seguir a esas personas que comunican un mensaje falso, aún podía refugiarse en aquella entidad, porque después de todo representa amor, esperanza y consuelo. Y eso era lo que necesitaba en ese momento.

Continuó caminando por las calles de la ciudad, observando de todo, imaginando las diferentes historias que todas esas personas que veía podrían contar, imaginando diferentes realidades y pensando cómo si en su pasado hubiera cambiado alguna cosa su vida podría haber sido muy diferente a como lo es ahora. Rio cuando esos pensamientos cruzaron por su mente, estaba pensando demasiado de nuevo, pero le sirvió para darse cuenta de que no había nada malo consigo, de que enamorarse era perfectamente normal y que sea cual sea el camino que hubiera tomado debía confiar en que su decisión era la correcta, porque cuando se elige con el corazón se elige la felicidad y en este mundo no hay nada más sublime y valioso como el ser feliz y traer felicidad a los que amas.

Llegó finalmente a una pequeña plaza que hay cerca de su edificio, unas señoras mayores haciendo ejercicio y otras cuantas parejas lo acompañaban allí también. Se acercó al área de juegos, se sentó en un columpio desocupado y comenzó a mecerse, sacó su iPod, se colocó los audífonos y encendió el reproductor, curiosamente en una lista de reproducción que tenía por título "Healing" que significa curación, porque sentía que lo necesitaba en ese momento.

Mi DecisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora