Capítulo diez

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Estaba alistándome para salir hacia la casa de Peeta, cuando una frase del Dr. Aurelius volvió a mi mente "Pero debo decirte que la triste frase "Debo haberte amado mucho" quedó en el pasado.".¿Qué demonios quería decir eso? ¿Es que ya Peeta no sentía nada por mí? ¿Por qué a mí me angustiaba tanto si la respuesta era si? Dios. No podía ser, el me había dicho todas esas cosas la otra noche... Basta. Basta de divagar y de intentar responder interrogantes que solo el podía responder. Me reprendí mentalmente y salí a buscarlo. Salí de casa y lo encontré sentado en el zaguán.

-Katniss, por fin llegas. Estaba algo preocupado porque ya no venías... Y...

-Hola Peeta. Ya, no digas nada... Estoy aquí y con buenas noticias. Hablé con el Dr. Aurelius y le comenté la idea del libro. Le gustó mucho, tanto que ofreció enviarnos los materiales con la llegada del próximo tren. ¿No es genial? Además... Estuvimos hablando largo rato... De ti.-Le dije mirándolo a los ojos.

-Guau... Perfecto. Deberíamos ir comentándole la idea a Haymitch para ver si quiere participar. Vamos a verlo y de paso se lo contamos.-Dijo mientras me tironeaba del brazo.

-Un momento, no tan rápido. Sabes de sobra que el está bien. Además seguramente lo has visto esta mañana, porque siempre le llevas comida por las mañanas. Así que deduzco que no quieres conversar...

-No es que no quiera charlar, es que me da miedo el motivo de la conversación.-Me dijo muy sinceramente.

-Entremos, vamos. Preparó un té y conversamos.-Le dije mientras lo arrastraba hacia su cocina.

Una vez allí, con el té y unos bollitos dulces sobre la mesa, toda la valentía se me fue. No sabía cómo iniciar la conversación, así que como siempre Peeta debió solucionarlo todo.

-Katniss, dime que has hablado con Aurelius.-Dijo angustiado con la mirada fija en du taza.

-Me ha dicho que debía hablar contigo sobre la tortura, sobre el tratamiento y sobre las condiciones para el alta.-Dije rápido sin saber que esperar.

-Muy bien... Creo que llegó el momento ¿Verdad?

-Si Peeta-Dije casi sin voz.

-Katniss... Cuando me sacaron de la arena y me llevaron al Capitolio pensé que iba a morir, pero en cambio, lo que pasó fue peor. Al principio, me conectaron a unas máquinas para sacarme información que claramente no tenía. Al ver que eso no serviría de nada, me arreglaron y me hicieron grabar esos spots que viste en la transmisión oficial. Vi en ellos la mejor manera de protegerte. Intenté hacer miles de acuerdos para que no te hicieran nada, pero no me hicieron caso al ver que no tenía nada para ofrecer. Cuando te alerté del ataque esa noche, no pararon de golpearme hasta que me dejaron moretones por todo el cuerpo. Luego, como te contó Johanna, nos torturaron con duchas de agua fría y shocks eléctricos... Igualmente eso no fue nada. Mientras lo hacían, me contaban las cosas que te harían al encontrarte. Eso era lo que más me hacía gritar, lo que más terror me daba. De repente, luego de varios días sin comer y teniendo que soportar el tratamiento acuático, todo cesó y por fin me sentí en paz.

-¡Por Dios! ¿Cómo pudiste seguir intentando protegerme si debías cuidar de ti? Peeta, me hice una promesa y no pude cumplirla, en cambio tú la mantuviste hasta el final...

-¡Ves porque no quería hablar sobre esto! No quiero ponerte mal...-Decía mientras me abrazaba fuertemente- Ven, vayamos al salón para estar más cómodos.

-No importa cómo me ponga. Debes contármelo. Peeta debes contarme todo.

-Esta bien preciosa, como tú quieras. Pero debo advertirte que no será agradable.-Decía mientras acariciaba mis cabellos.- Como te decía, el tratamiento físico había terminado, pero empezaba lo peor... Perderte para siempre.

Me quedé mirándolo fijamente. Su mirada se había teñido de una tristeza profunda y no sabía si dejarlo estar o llegar hasta el final. Pero él continuó hablando.

-¿Sabes de que se trata el secuestro verdad? En resumen me indujeron al sueño y de mi inconsciente fueron extrayendo cada uno de mis recuerdos tuyos... Todos, no quedó uno sin tocar. Luego me despertaron y me explicaron que los rebeldes me habían administrado una droga muy potente que había cambiado mis recuerdos... Que me los devolverían pero que debía cooperar. Ahí empezó todo... Uno a uno empecé a ver pasar mis recuerdos reales y ser suplantados uno a uno por creaciones del Capitolio. Algunos los dejaron como estaban, pero vaciándolos o cambiándolos de sentimientos... Como el día que te arrojé el pan... Me hicieron creer que era por lástima y después me demostraron que a pesar de siempre intenté ayudarte, tu siempre me despreciaste y quisiste matarme. Para rematarlo crearon unos recuerdos falsos y el trabajo estaba hecho. Luego, historia conocida... Gale y los rebeldes vinieron a rescatarme.- Terminó de decir mirando a la nada.- Hasta ahí estaba confundido, pero podía vivir con ello. La verdadera agonía comenzó el día en que te volví a ver. Mi corazón me decía que debía abrazarte y protegerte, pero mi mente que debía matarte si quería seguir vivo. Ahí fue cuando te perdí... Perdí todo lo que te acercaba a mi... Luego Delly me contó que ya no tenía familia, que el 12 ya no existía y tu nombre se vino a mi mente. Katniss, me ganó el intelecto... Nunca debí de haberlo permitido... Debí haber sido más fuerte, debí haber confiado en el amor que tenía para los dos. Pero no lo hice y aquí estamos...

-Oh Peeta-Dije mientras lo abracé todo lo fuerte que me dieron los brazos- ¿Cómo pude haber dudado algún día de tu amor? Eres bueno, generoso, compasivo, sensible pero fuerte y dulce... Sabes, Haymitch tenía razón cuando me dijo "Podrías vivir cien vidas y no ser merecedora de él, ya lo sabes".-Y si, ahora lo se... ahora entiendo el verdadero sentido de sus palabras, pensé mientras enterraba mi cara en su pecho.-Tu estuviste todo este tiempo intentando protegerme y yo solo podía pensar en mí. No te merezco Peeta y nunca lo haré.

La búsqueda del diente de leónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora