Capítulo diecisiete

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Entraba a casa cuando oí el timbre del teléfono. Corrí con la esperanza de que fuese su voz la que me diese el sosiego que necesitaba pero me dejó helado oír la voz de Gale del otro lado del tubo.

-Peeta, soy Gale.

-Hola.

-No quiero quitarte mucho tiempo. Solo decirte que voy a intentar olvidarla... voy a dejarla ir. Pero en la primera oportunidad en que la hagas sufrir, vas a desear no haberme conocido.

-No sé de qué me hablas. Explícate.

-Se fue esta mañana rumbo al capitolio. Pero no sin antes decirme que te elige a ti. Perdí y puedo aceptarlo, pero siempre voy a estar a su lado y en su vida aunque no sea en el lugar que me gustaría. Quiero que sepas que nunca más voy a dejarla sola.

-Gale...-Las palabras se agolpaban en mi garganta pero no podían salir.-Gracias. Sabes que llevo enamorado de ella desde los 5 años y...

-Sigue amándola y procura que sea feliz.

Sin decir más nada cortó la comunicación y el silencio me dejó con mucho para pensar, pero con el pecho rebosante de felicidad.

...****...

El Dr. Aurelius me recibió contentísimo, pero no me sentía para nada cómoda volviendo al Capitolio. Me recordaba a todos los horrores que había vivido y por colmo no estaba Peeta para acallar mis pesadillas. Me hospedaron en el viejo centro de entrenamiento, nuevamente en el piso 12. Recorrer este lugar me ponía los pelos de punta, a pesar de que estaba totalmente remodelado y era un albergue para los funcionarios del gobierno de otros districtos que tenían que viajar al capitolio por algún tema político o de seguridad.

La primera sesión o encuentro como me gusta llamarlo, con el Dr. Aurelius fue bastante dura. Hablamos de Prim y acabé llorando a mares como era de esperar. También hablé de Gale y su participación en la pérdida de mi hermana. Al contárselo oí por primera vez en voz alta lo que sentía respecto a eso y me sentí más segura de haber tomado la decisión correcta. Al terminar la charla, el Dr. Me comentó que mi estancia aquí no sería prolongada y que si podíamos vernos todos los días, podría volver al 12 en tan solo una semana.

El segundo día retomamos la terapia centrados en mi madre. Le dije lo abandonada que me sentí por ella desde que mi padre murió y que todo había empeorado con la muerte de mi pequeño patito. Me dijo que era normal la conducta de mi madre porque no había tenido la atención necesaria a tiempo, pero también me regañó a mi por impedirle llegar hasta mi. Por juzgarla tan duramente y por no admitir que ella había intentado acercarse a su manera pero que yo no se lo había permitido.

Los siguientes días hablamos de mi. De lo que me dolía la muerte de Prim, de lo terribles de las pesadillas, de mi relación con las personas, de lo increíblemente unida a Haymitch que estaba y de lo parecidos que eramos. Le conté sobre la charla que tuvimos con Gale y de lo libre que me sentía habiéndolo dejado libre para que rehaga su vida y sea feliz con otra mujer. Llamativamente el Dr. Aurelius estaba evadiendo el tema que más me desvelaba: Peeta.

Ni bien entré le saqué el tema y el Dr. Aurelius empezó a reir.

-Estabas deseosa de hablar de el, ¿Verdad?

-Es que pensé que me preguntaría sobre él pero Ud. no lo hizo. Realmente eso me tiene confundida.

-Katniss, se que has hablado con Peeta acerca de lo que te sugerí y se lo que pasó después. También se lo de los ataques que está sufriendo desde que te fuiste y se lo duro que es para el todo esto. Nosotros hacemos terapia por teléfono una vez por semana y cada vez que tiene un flashback. Esta semana lo he oído bastante optimista y eso ha estado bien.

-Pero...-Lo miré sin saber como decir lo que estaba pensando.

-Querida, tú eres quien tiene dudas sobre Peeta y debes resolverlas tu sola. Todos sabemos cómo son las cosas en realidad pero tú no quieres aceptarlas y el se niega a verlas. Cada uno sufre a su manera y se lastiman mutuamente, pero solo ustedes podrán arreglar ese problema... Aunque quizá no estén tan lejos como pensaba antes de tu visita.

-Dr. Peeta es fundamental en mi vida.-Solté casi sin pensar.-Lo necesito y no concibo la vida sin el, pero no quiero lastimarlo. Cuando no está cerca las pesadillas no me dejan dormir, sin sus brazos no me siento segura y... y... solo sus besos hacen que sienta que puedo ser feliz como hace mucho tiempo que no lo soy. El es quien me da esperanza... el es otra vez el que me hace sentir que nada está perdido y que a pesar de lo que hemos sufrido... Lo que me frena es el miedo. No se si estoy enamorada o simplemente lo necesito como necesitaría el alimento para sobrevivir.

-Descúbrelo. Déjate llevar por lo que sientes y ve lo que sucede. Se clara con el y contigo misma, así todo irá bien.

-Pero...

-Nada de peros Katniss. Nada de miedos. -Dijo callándome, sin dejarle decirle que amaba tanto al panadero del 12 que dolía y no quería que nada saliese mal.

Con la imagen del diente de león que había visto hace tantos años atrás, me despedí del Dr. Con mucho cariño. Me hizo bien la semana que estuve aquí. Ordené las ideas y me siento más segura de mi misma... Al fin me siento libre y mas liviana. Al fin puedo volver a Peeta para recomenzar esta historia e intentar ser feliz.

Salí del consultorio casi corriendo porque quería llevarle pinturas a Peeta, algo de ropa a Haymitch y gracias a Dios había conseguido lugar en el tren que salía a medianoche, así que las compras debían ser rápidas. Con maletas armadas a los apurones y una sonrisa en la cara, me subí al tren que mañana me depositaría de nuevo en casa... Solo debía sobrevivir otra noche sin mi chico del pan; una noche que sería larga y en la que me negaría a dormir.

...****...

Queridos lectores ¿Que me dicen? Ya era hora que Katniss emprendiese la vuelta y que al fin se decida a ser feliz.

Cariños,

IM

La búsqueda del diente de leónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora