Quiebre

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Karamatsu caminada de un lado a otro en la pequeña habitación, su novio se había ido hace un buen rato y comenzaba a preocuparse; quería que el otro regresara pronto para poder conversar, él realmente amaba a Osomatsu, pero la proposición le tomó por sorpresa y no podía negar que se había asustado, tenía demasiado en que pensar, necesitaba aclarar su mente antes de tomar una decisión tan importante.

La puerta al abrirse lo saco de sus pensamientos, Osomatsu entró con una expresión de total tranquilidad.

- Oso... yo... yo... - olvido todo lo que tenía que decirle en cuanto lo vio.

Levantando la mano el mayor le pidió guardar silencio.

- Karamatsu, no necesitas decir nada –

- P-pero... –

- Por favor, déjame hablar, no tenemos mucho tiempo – el de azul le miro confundido ante lo dicho pero decidió no interrumpirle – bueno, lo cursi no se me da, pero , supongo que debo esforzarme... estoy muy agradecido de haberte conocido, me mostraste un sinfín de cosas que no creí dignas para un ladrón como yo... - caminó hasta quedar frente al otro – dile a tus hermanos que lamento haber llegado a perturbar su pacifica vida, pero estoy contento de haberlos conocido también – tomó con suavidad la mano en la que Karamatsu tenía puestas las esposas y con un pequeño gancho logro liberarle.

- Osomatsu... - murmuro el menor al sentir una repentina opresión en el pecho ¿Por qué de pronto comenzaba a sentir un inexplicable miedo?

- Sabes, Jyushiko se enojara mucho conmigo, así que por favor cuídala en mi lugar – le sonrió ampliamente.

- ¿De qué hablas? ¿Por qué me dices todo esto? – las lágrimas comenzaban a formarse conforme el otro seguía hablando.

- Tal vez hubiese sido más rápido una carta – rasco su nuca avergonzado – por cierto, no dejes que la chica rara de lentes te empareje con alguien más y aléjate de la mocosa de trenzas... aunque, es probable que ya se haya fijado en otro Matsuno – murmuro lo último.

Karamatsu dio un paso al frente y atrapo al mayor en un abrazo, Osomatsu se sorprendió un poco pero no dudo en corresponder el gesto, oprimiéndole con cierta ansiedad sentía su determinación flaquear.

- No me dejes Osomatsu, por favor no me dejes – el de azul suplicaba entre gimoteos ocultando su rostro en el hombro del mayor.

- Cuida a Totty del pervertido de traje – continuo Osomatsu mientras su mirada se volvía cristalina – dile a Jyushi que es un buen chico y que cuide a su linda novia... y tenle paciencia a Choro e Ichi, ellos te quieren a su manera – las lágrimas comenzaban a deslizarse por sus mejillas.

- Oso... - apenas y un hilo de voz salía del menor mientras oprimía la ropa del otro.

Bastante ruido comenzó a escucharse afuera, por instinto Karamatsu intento separarse pero Osomatsu se lo impidió abrazándole con fuerza.

- Karamatsu, lamento todo lo ocurrido... te amo – tomo el rostro del menor y lo beso con desesperación, Kara correspondió sin poder frenar el llanto.

La puerta fue derribada y varios policías entraron al lugar, de inmediato separaron a los chicos y los sometieron en suelo.

- ¡Sean considerados! ¡Acababa de quitárselas! – grito en son de burla Osomatsu al ver que esposaban al menor.

- ¡Esto es un error! ¡Osomatsu! – gritaba alterado el otro tratando de liberarse.

Sin decir palabra alguna los uniformados sacaron a los chicos de la habitación, afuera varias patrullas rodeaban el lugar y alejaban a los curiosos.

Ladrón enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora