Prólogo

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Robert Stewart, un prominente terrateniente irlandés que fue miembro del Parlamento inglés y como ministro de Exteriores británico, desde 1812 fue fundamental para la gestión de la coalición que derrotó a Napoleón. Y aunque ante la sociedad era una persona de una sola pieza, todo era un desastre cuando se trataba de su vida personal y estaba en la Mansión Castlereagh.
No solo debía lidiar con su hijo bastardo Evan, al cual se esforzaba por mantener alejado de Londres, su esposa y sus hijos. Tambien sus hijos dentro del matrimonio eran casos especiales juntos y por separado.

Cuando su esposa le dió la noticia de que pronto tendrían un bebé a quien heredar el título, creía que no podía estar más feliz. A excepción quizá de cuando al momento del parto, (prematuro por un mes) se dieron cuenta que 10 minutos después de que nació el primogénito, al que llamaron Armin, le siguió otro bebe al cual por cuestiones de no estar planeado, llamaron Alexy.

Los gemelos de la casa Castlereagh eran inquietos desde sus primeros pasos. Debieron contratarles una Nana a cada uno y posteriormente una institutriz a cada uno. Necesitaban vigilancia constante, el Vizconde lo sabía.
Extrañamente cuando los gemelos cumplieron 17 y eligieron estudiar en Francia, Lord Castlereagh se llenó de canas y perdió vigor en sus actividades diarias. Le preocupaba la forma en que las casi nulas noticias de sus hijos tenían a su esposa con el alma en un hilo.

Cada uno de ellos por separado eran una gran preocupación y juntos, solo traían problemas. Sabía que aún estaban bien gracias a las Cartas del decano de la universidad en Francia. Las cuales siempre eran con cobros por destrozos, quejas por mal comportamiento y faltas a la moral.
Armin, a pesar de parecer el más tranquilo, a un grado casi antisocial. Solía tomar desiciones precipitadas y dolía aceptar que a veces llevaba sus juegos demasiado lejos.
Por otro lado, Alexy quien participaba más en lo cotidiano y tenía más disposición, creó una extraña fama de mujeriego.

Tan pronto y ambos se decidieron a regresar a Londres en 1812, las insinuaciones de él y su esposa pasaron de sutiles a severas. La solución más rápida era hacer que ambos se establecieran y tuvieran su propia familia. Responsabilidades y alguien a quien cuidar.
Entre las primeras candidatas en lista estaban Juliette Abaddie, con un gran condado como dote matrimonial. Y Margareth Warren, primera hija de Lord Weymouth, con una pequeña fortuna que ostentar.

Pero todos los esfuerzos fueron en vano, ninguno de sus hijos mostraba interés en participar en bailes o ir a visitar a alguna jovencita. Los rumores por todo Londres no se hicieron esperar.
No solo se hablaba del hijo bastado del Vizconde, si no de la dudosa reputación de Alexy y de un posible problema de ludopatía del futuro heredero del título de Vizconde de Castlereagh.

Apostando al amor (Armin CDM Lemon) [Libro III]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora