Apostando al amor (Armin CDM Lemon) [Libro III]

Capítulo 14

Donde Armin tiene lo que el describe como la peor mañana de toda su vida.
Todo esto cortesía de Sophie Warren.

Londres, día de la boda entre Sophie y Alexy.

Después de dormir, despertaron para tener más pasión, y después de no lograr poder dormir, hubo una pacífica y callada quietud, y luego... obviamente más pasión.  Y entonces fue el momento de que Armin partiera.
Pensó que quizá esto sería lo más difícil que había hecho en su vida, y sin embargo, podía hacerlo con la alegría de su corazón porque sabía que este no era el final.
La hora estaba volviéndose más peligrosa. El amanecer llegaría en breve, y si bien, tenía todas las intenciones de casarse con ella tan pronto como pudiera arreglarlo, no podía hacerla pasar por la vergüenza de ser sorprendida en la cama con él, en la mañana de su boda con su hermano. Eso era escandaloso a niveles casi intolerables hasta para él.
También tenía que considerar a Alexy. Armin lo conocía bien,  siempre había sido alguien amable y no se merecía la humillación pública que vendría a continuación. Aparte, que posiblemente su madre estaría furiosa de enterarse.

—Sofy —susurró él, tocando su mejilla con la punta de su nariz—. Ya está por amanecer — susurro.

Ella hizo un sonido soñoliento, luego giró sobre la cama acurrucándose. —Sí —dijo simplemente. Esto no debería ser de esta manera, pensó Armin. Pero así era ella. Era pragmática, prudente y encantadoramente razonable, y la amaba por todo eso y más. Ella no quería cambiar el mundo. Solo quería hacerlo encantador y maravilloso para la gente que amaba.
Sabía que el simple hecho de que lo hubiera dejado hacerle el amor y estuviera planeando cancelar su boda, la misma mañana de la ceremonia, le demostraba cuanto era que lo quería.

—Deberías venir conmigo —dijo él, proponiendo abiertamente que se fugaran juntos.

Se acercó a dejar un pequeño besito en la esquina de su boca. Nada que interfiriera con su respuesta, la cual, fue un decepcionante: —No puedo. —

Él se echó para atrás al instante y la miro con angustia. —No puedes quedarte. —

Pero ella estaba agitando la cabeza.  —Yo... debo hacer lo correcto.  — dijo con la voz algo apagada.

Él la miró inquisidoramente.

—Debo comportarme honorablemente —le explicó ella. Luego se sentó, sus dedos apretaban la ropa de cama tanto que sus nudillos se pusieron blancos.
Parecía nerviosa, lo que supuso, tenía sentido. Aún estaba a punto de casarse con Alexy. Aquel momento que por mucho tiempo ella había deseado, ahora mismo le causaba tantos problemas.

—No puedo fugarme contigo y permitir que Alexy espere en la iglesia en vano —dijo ella, mientras sus ojos se volvían a los de él, abiertos de par en par e implorantes para que desistiera de aquello y se fuera con él.
Ella tragó saliva. Él no podía ver su cara, pero podía ver la forma en la que se
movía. —Seguramente puedes entender eso.  — termino de decir Sophie.

Y él lo hacía. Quizá eso era lo único que lo había detenido tanto tiempo. El saber que lo único incorrecto en todo esto. Era él.

Aquel sentido de siempre hacer lo correcto, era una de las cosas que más amaba de ella. Tenía un sentido tan fuerte del bien y el mal, que algunas veces, podía llegar al punto de ser intratable. Aunque nunca era moralista, ni tampoco condescendiente.

—Esperaré por ti —dijo él. Su cabeza se volvió rápidamente, y sus ojos se abrieron como platos. —Quizás necesites mi ayuda —dijo él suavemente.