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Mi amada Sophie:

Desde aquel día en el que te ví parada delante del altar de St. George, usando aquel espléndido vestido blanco y compartiendo lo que yo tanto anhelo con mi hermano, siento que mi corazón ha dejado de latir.

Quisiera simplemente morir, dejar de respirar y no pensar más en ti, en tus hermosos cabellos y en aquellos vibrantes ojos como esmeraldas.
Ni siquiera sé que estoy escribiendo, jamás había escrito algo que no fuera una petición formal del Vizcondado.

No entiendo nada de lo que me pasa desde que te mire por primera vez. Desde aquel terrible día he vivido con miedo, pero no es miedo de lo que siento, si no miedo de saber que tu no eres lo suficientemente valiente, como para luchar por esto que sentimos.

Por favor, te lo suplico encarecidamente, entrar en razón, entiende que tú vida sin compartirla con la mía, de verdad no tiene sentido. No me hagas sentir que estoy solo perdido en este mar de sentimientos y, que simplemente tendré que dejarme morir en algún lugar alejado y desolado.

Piensa en nuestros hijos que aún no nacen, en aquellos ocho niños que necesitan que su madre y padre estén siempre juntos, ¡demostrandose cuánto se aman!
También deberías pensar en el perro que tendremos, el pobre animal morirá de tristeza si no lo cuidas tu personalmente.

Bueno... No importa lo que hagas, si decides quedarte con Alexy, lo entenderé; pero jamás olvides que: Te amare por siempre.

Armin Stewart, Vizconde de Castlereagh.

Apostando al amor (Armin CDM Lemon) [Libro III]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora