CAPITULO 2: tratando con el diablo y un huracán

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La campana había sonado, pero Tsuna a penas le puso algo de atención. Había estado en su asiento por más de quince minutos haciendo nada más que repasar las hojas que Hana le había dado. La última semana y media había sido nada más que estudiar sin parar, y mientras que una parte de Tsuna se alegraba de que los garabatos en la pizarra estaban comenzando a tener sentido, el resto de él estudiaba por temor a que Reborn cumpliera su amenaza. En el tercer día de la tutoría de Hana, Reborn había irrumpido en la habitación del gemelo mayor (otra vez) y había revisado las hojas. El hitman sadico había dicho luego de criticar el trabajo de Tsuna afirmando que traería vergüenza a la famiglia y luego amenazó con que si Tsuna no lograba un 75% del trabajo correctamente cuando Reborn viniera a revisarlo, entonces el hitman dispararía a Tsuna.

Por supuesto, Tsuna no le había creído al principio, pero una bala le rozó al pasar que dejó una quemadura en el costado de su cuello, rápidamente lo había hecho cambiar de parecer. Y así le había pedido a Hana que le diera las hojas antes de clases con la intención de hacerlas durante las clases y revisarlas después de clases con ella. Ella no quiso hacerlo, segura de que Tsuna aún podría aprender algo de sus lecciones, incluso si todavía estaban muy por encima de su nivel, pero Tsuna la había convencido con la promesa de encontrar al menos 4 comentarios del profesor por clase que se relacionaran con el material en las hojas. Si no lograba tener 4 comentarios, ella no revisaría el material con él, y así Tsuna no tendría el 75% del trabajo bien. Y luego Reborn le dispararía en una de las inspecciones al azar del hitman. Su mundo entero parecía girar en torno al estudio, y así lo hacía con una determinación inquebrantable para no morir. Ya tenía cinco quemaduras de bala, y la última había derramado sangre. Él no quería más.

El profesor suspiró, mucho después de regañar a Tsuna por su falta de atención. El niño había estado mejorando en sus estudios, por lo que sus maestros habían acordado dejar al niño trabajar en las hojas de trabajo que tenía durante clases. Poner atención nunca había hecho al niño bueno de todos modos. Sólo Nezo-sensei todavía le gritaba a Tsuna. Así que el profesor ignoró a Tsuna y consiguió la atención del resto de la clase para presentar al nuevo estudiante transferido. Tsuna no notó cuando el resto de sus compañeros se quejaron o chillaron de miedo, porque una pregunta particularmente difícil se reusaba a ser resuelta y había enviado a la cabeza del pequeño moreno en una espiral. Había pensado que tal vez la había encontrado, cuando su escritorio de repente quedo volcado.

"¡HIIE! ¡Mis hojas de trabajo!" Tsuna casi gritó cuando se apresuró a recoger los papeles dispersos. La habitación entera estalló en carcajadas ante el exhibición de Dame-Tsuna, y Tsuna se detuvo de repente dándose cuenta que todos los ojos estaban sobre él. Su rostro brillo en rojo, y se sentó apretando sus hojas de trabajo y tratando de no mirar a nadie.

"Che, ¿qué son?" dijo una voz desconocida. Tsuna levantó la mirada para ver un niño extranjero mirando algunas de las hojas de trabajo que Tsuna había dejado en el suelo.

"¡Gokudera, siéntate!" gritó el profesor.

"Patético," escupió el extranjero, lanzando de golpe los papeles en el escritorio de Tsuna. Tsuna tembló bajo la fuerza y la mirada que adolescente con aspecto de delincuente estaba dándole. "¡Un niño de escuela primaria podría resolver esos problemas! ¿Y esos son en los que estabas tan concentrado? ¿¡Qué eres, un idiota!?"

"¡Te dije que te sentaras! ¡Hazlo antes de que te envié con el director!" gritó el profesor. El delincuente dio una última mirada a Tsuna, haciendo que el tímido moreno se encogiera aún más en el escritorio.

"Oye, Dame-Tsuna, ¿conoces a ese chico?" preguntó Kentaro. Tsuna negó con su cabeza, indicando a su compañero de asiento que no tenía idea de quién era el nuevo estudiante. El profesor los interrumpió y regañó a los dos niños por hablar. Tsuna rápidamente regreso a sus hojas de trabajo, y Kentaro se apartó de Tsuna para garabatear notas a los otros niños sentados cercas. Mientras la clase avanzaba, Tsuna deseó poder retroceder a la nada y evitar la mirada que podía sentir fija en la parte trasera de su cabeza. ¿Qué había hecho para merecer esto?

More Than No GoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora