More Than No Good

Capítulo 59: Refuerzos

Gokudera se puso otro cigarrillo en la boca y lo masticó molesto. No lo encendió. El médico pervertido probablemente aún argumentaría que la nicotina o el tabaco mancharían sus labios o le causarían cáncer de boca, pero en este momento todo lo que le importaba a Gokudera era hacer que ese mismo médico pervertido apareciera de cualquier parte, solo para regañarlo. El cigarrillo casi se partió por la mitad con todos sus dientes rechinando, pero ningún médico pervertido apareció de las sombras de los árboles. Al parecer, el pervertido no había ido en busca de faldas en el bosque cerca de Namimori. O el hospital, o la escuela, o la casa de Irie, o en cualquier lugar de Namimori. Dos horas después de que comenzara su búsqueda, y Gokudera no tenía ningún pervertido irritante para llevar a Tsuna-sama.

Sus puños se apretaron, sus nudillos se blanquearon. ¿Por qué no podía completar incluso esta simple tarea? El monstruo de la espada probablemente había hecho lo suyo. Gokudera había visto el medio anillo brillando en el dedo del monstruo de la espada. Tsuna-sama había elegido al monstruo de la espada como su guardián de la lluvia. Y lo más probable es que Tsuna-sama lo eligiera como su mano derecha también.

Gokudera escupió los restos del cigarrillo roto y escaneó el área. Ignoró el recordatorio constante de su inutilidad para Tsuna-sama. Hizo a un lado la idea de que Tsuna-sama solo lo aguantó porque el amable moreno nunca enviaría a Gokudera. Pisoteando los trozos de papel blanco y el tabaco disperso, Gokudera se alejó del bosque hacia la ciudad. Encontraría al médico idiota.

Cuando metió la mano en el bolsillo, Gokudera rozó su teléfono y se congeló. Había una persona que podía sacar al médico pervertido de su escondite. El estómago de Gokudera se rebeló contra la idea, pero un recuerdo de sorprendidos ojos marrones se reafirmaron y una voz igualmente firme que aceptó su lealtad aceleró sus dedos mientras sacaba el dispositivo de su bolsillo. Marcando lo suficientemente rápido como para permitir que sus dedos vacilaran, Gokudera llamó a la única persona que le había dado un número de teléfono (le robó su teléfono y lo programó) antes de que saliera de Italia.

"Mi fratello infatino ", llegó la voz después de no más de dos timbres. El estómago de Gokudera nadó mientras se preguntaba qué estaba haciendo ella en este momento. "Qué agradable sorpresa saber de ti. Escuché que las cosas se están poniendo interesantes en Japón".

" Fratella " , mordió Gokudera. Deseó poder fumar para calmar su estómago. Solo el pensamiento de su cocina ... pero esto tenía que hacerse. Por Tsuna-sama. Apretó los dientes. "Necesito un favor."

"¿Qué es eso? ¿ Mio fratello infantino extraña la cocina casera de su fratella ?"

"¡No!" Gokudera gritó. Se erizó cuando escuchó su risa distinta desde el otro extremo de la línea. "Son negocios."

"¿Negocios? ¿Hay un objetivo que no puedas cuidar de ti mismo, Haya-kun? Si lo hay, no sé si puedes pagar mis servicios. No doy descuentos familiares".

"No es para mí. Sería un favor para el futuro Vongola Decimo", dijo Gokudera casi mordiéndose la lengua. Había aprendido a mentir eficientemente desde que tenía cuatro años, pero ella siempre había podido decir cuándo lo era. Gokudera no tenía dudas de que si Tsuna-sama no quería ser Vongola Decimo, entonces Tsuna-sama no sería el Vongola Decimo. Los anillos y la herencia no significaban nada a la luz de la determinación de Tsuna-sama. Pero ya que toda esta misión era rescatar a la imitación imbécil que sería el Vongola Decimo en lugar de Tsuna-sama, entonces el favor aún sería para el futuro Vongola Decimo.

Gokuder se quitó el teléfono de la oreja y comprobó que no se había perdido la conexión al darse cuenta de que su hermana no había respondido en tres minutos consecutivos.

" ¿ Fratella ?" exigió Gokudera esperando que no hubiera nada malo con el otro extremo de la conexión.

"Hayato", dijo una voz mucho más profunda que antes. Gokudera se puso rígido instintivamente como si se estuviera preparando para un ataque. Esa voz había precedido algunos de los peores platos que se había visto obligado a tragar. "¿Estás trabajando para el Vongola Decimo?"