CAPITULO 11: dos diferentes

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Debería detenerlos. Los dos últimos herederos con vida de la sangre Vongola nunca deberían cruzarse entre sí en una batalla real. Cuando había enviado al mocoso por la caja, había querido una confrontación, no una pelea. Las repercusiones de una pelea entre los dos podría separar Vongola, y a todo el mundo de la mafia. Pero esta pelea no podría ser detenida, sólo pospuesta. Y Reborn no creía en la postergación. Además, su estudiante en realidad podría aprender algo del otro gemelo. Cuando el mocoso perdiera, tal vez sería más receptivo a las enseñanzas de Reborn. Incluso un hitman podía tener esperanzas.

El mocoso se lanzó sin pensar hacia su hermano. La sorpresa pintó las características del mocoso cuando el ex-enclenque esquivo el ataque fácilmente. Apretando los nudillos de metal con más fuerza, el mocoso envió otro golpe a su hermano quien lo esquivo con mínimo esfuerzo. Reborn tiró de su fedora sobre sus ojos pero evitó que bloqueara su visión. El entrenamiento de Dame-Tsuna con Fon mantuvo al ex-debilucho esquivando los golpes cada vez más erráticos del mocoso. Cada paso que el ex-debilucho tomaba, mostraba que cada instrucción que le había sido dada las había tomado en serio y las practico varias veces. Sí, las formas y las posturas no pasaban mucho del nivel de un principiante, pero el ex-debilucho tenía una buena compresión de los aspectos básicos. Y el mocoso no tenía ninguna posibilidad contra su anteriormente débil hermano. Y a juzgar por las miradas en los rostros de los espectadores, la diferencia en habilidad era más que evidente.

"¿Qué estás haciendo? ¡Quédate quieto!" gritó el mocoso cuando otro golpe falló. Reborn frunció el ceño. El mocoso ni siquiera había pensado en usar sus piernas. Fuera del modo Última Voluntad, el mocoso era patético. "Deja de correr como un cobarde."

"Prométeme que no la lastimaras," dijo Dame-Tsuna en un tono sorprendentemente calmado. Pero el hitman pudo escuchar una oscura advertencia escondida en él. "Y no te lastimaré."

"No voy a prometerte nada, Dame-Tsuna," dijo el mocoso, ajeno a su posición actual. Los dos habían llegado al rincón más alejado del techo que estaba frente a la puerta. "Ella es mía, haré lo que me plazca."

"Ella no es una cosa," dijo el ex-debilucho. Él esquivo otro golpe. "Ella es una persona."

"No... importa," dijo el mocoso, su respiración volviéndose más pesada y más irregular a cada segundo. Su hermano no tenía problemas para respirar. "Ella... todavía... es mía."

"Lo siento," dijo Dame-Tsuna tan suavemente que Reborn tuvo que recurrir a leer sus labios. En un instante, el ex-debilucho se situó detrás del mocoso. El mocoso se detuvo a medio balance, habiendo perdido de vista a su oponente. Dame-Tsuna no dio al mocoso una oportunidad para encontrarlo. El ex-debilucho agarró el brazo del mocoso, lo torció hacia atrás, y empujó al mocoso al ras contra la valla.

"¿Q-qué crees que estás haciendo? ¡Suéltame!" gritó el mocoso, luchando pero sin tener éxito en romper el agarre.

"Prométeme que dejaras a Kyoko y Hana en paz."

"¡Te dije no voy a prometerte nada!" gruñó el mocoso. "¡Reborn! Sé que estás aquí en algún lugar espiándome. ¡Dispara ya!"

El ex-debilucho se puso tenso, obviamente reconociendo las palabras por lo que significaban. Un lapicero en su bolsillo brilló y cambió de forma. Leon salió del bolsillo de Dame-Tsuna hasta sentarse en el hombro del ex-debilucho. Una lamida atrajo la atención de ambos niños al pequeño lagarto.

"¿Qué estás haciendo con eso?" gritó el mocoso.

"¿Leon? N-no sé. La noche anterior Reborn me visitó, y Leon se quedó y parece que me siguió a la escuela," dijo el ex-debilucho.

More Than No GoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora