Capítulo 28

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—Tardaste demasiado, pensé que no vendrías. —Dijo preocupado, claro, ¿cómo no estaría preocupado si yo era la que le hacía ganar más dinero?

Miré a mi alrededor y noté que muchas más personas se encontraban esta noche.

—Veo que hay bastantes apostadores hoy... —Crucé mis brazos.

—Sí. Te conozco, ¿a qué quieres llegar?

—No quiero que me des lo de siempre, hoy se presentó mucha más gente y es gracias a mi, exijo el doble de lo que me pagas. —Sus ojos se abrieron.

Necesitaba más dinero, tenía que ver esos rostros felices de nuevo, debía ver a Scarlett con una sonrisa. Además estoy arriesgando mi pellejo.

—Lo haré, ahora monta ya, tus competidores te esperan. —Asentí y entre al otro auto, me puse en la línea de salida y empecé con la adrenalina, esta vez, deje que los novatos se apoderaran de el primer lugar, esa es mi mayor estrategia la que nunca me falla, faltaban 10 minutos para terminar el circuito y en esos 10 minutos podría alcanzar a cada uno de mis rivales. Empecé uno por uno hasta llegar a la punta. Al llegar a la meta frené en seco, haciendo chirrear mis ruedas. Baje del auto seguido por aplausos y gritos que me llenaban de emoción, volteé a ver a las personas que se encontraban del otro lado.

—Felicitaciones, la gente te ama. —Escuché su voz, me di media vuelta inmediatamente.

—Mike, ¿qué haces aquí? —Dije nerviosa, él es uno de los que conoce la historia perfectamente.

—Sólo me detengo a ver como acabas con tu vida, dime, ¿por qué volviste a esto? ¿Qué ganas con esta vida? —Se estaba alterando lo reconocí en su tono de voz.

—Nunca lo comprenderías. —Giré mi vista a otra dirección.

Me tomó la cara con las dos manos haciendo que lo mirará fijo.

—Se que lo que sucedió te dolió, pero esta no es la mejor opción. —Quite sus manos de mi rostro.

—No, no tiene que ver con él, esto es lo que yo soy, esto nadie me lo puede arrebatar.

— ¿Has intentado escucharlo? Savannah los engañó a los dos, les entregó esos trozos de papel diciendo que tú eras la que estaría en la habitación, por eso Ruggero no dudo en ir, cuando llegó, ella forcejeo para besarlo y en esos momentos entraste tú. Viendo toda una mentira que tú creíste real.

—No me importa, el daño ya está hecho.

—Respóndeme algo, ¿vas a dejar esto? —Me miraba fijo, serio, su expresión me daba tristeza, jamás la había usado conmigo.

—No. —Dije con decisión.

—Entonces, creo que no tenemos nada más de que hablar, desde ahora estás sola, olvídate que tienes amigos, vuelve cuando hayas decidido una verdadera vida. —Solté el casco que tenía en la mano.

Sus palabras me hirieron, me sentí muy mal, tanto así que caí de rodillas al piso mientras lo veía marcharse.

—Mike... —Por fin pude articular palabra, pero ya estaba muy lejos para escucharme, tirada en el suelo las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos. Me sentía mal, muy mal, sabía que esto no era lo correcto, pero no quería que nadie lo supiera.

— ¿Qué te sucede?, ¿te encuentras bien? —Preguntó Max, que estoy segura que vio toda la escena.

—Sí, todo está bien. —Dije entre sollozos.

—Aquí está tu parte. —Me tendió el fajo de billetes, lo tome y lo guarde. Quería salir lo más rápido de allí, me sentía sucia, corrí hacía mi auto, lo abrí de golpe, me adentré a este y empecé a tomar camino hacía mi solitaria casa. Sabía que si mis padres se daban cuenta me odiarían, igual que mis amigos, ahora, como lo dijo Mike, estaba sola.

QUE COMIENCE EL JUEGO  TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora