Capítulo 13

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Me levanté por el fuerte sonido de mi celular, lo agarré con desgana y conteste.

— ¿Hola?

—¡Karol! —Dijeron con gran felicidad.

— ¿Valen? ¿Qué sucede? —Contesté aún adormilada.

— ¿Vas a ir a la fiesta de Mike?

— ¿Alguna vez me las he perdido?

—No, iba a preguntarte si podía ir a tu casa para arreglarme, quiero que me des tu opinión.

—Claro, ven a las 8, estaremos allá a las 9:30pm. ¿Está bien?

—Me parece perfecto, nos vemos en la noche. Bye.

Colgué el celular, baje las escaleras y me encontré con mis padres, me senté en el comedor junto a ellos, mi padre leía el periódico, mientras mi madre veía fotografías de las desnutridas de sus modelos.

— ¡Buenos días! —Les lancé mi mejor sonrisa.

— ¡Buenos días! ¿Como amaneciste?

—Bien, ¿y ustedes?

—Excelente, hoy es tu fiesta, ¿no es así?

—Si, ¿por qué?

—Te queremos pedir que no vayas a excederte con el alcohol, sé que nunca lo has hecho, eres moderada, pero no hace daño recordártelo. —Eso me lo decían en cada fiesta a la que iba.

—Tranquilos, nada me sucederá, y si fuera así Lio me traería, él no toma.

—Está bien, sabes que tenemos plena confianza en ti.

Estuve debatiendo en qué llevaría a la fiesta, pero no me lograba convencer, tenía demasiados atuendos, y todos eran hermosos.

Tocaron el timbre, supuse que era Valen. Abrí la puerta y mis sospechas eran ciertas.

— ¡Karol! ¿Cómo estás? —Dijo con esas pecas y esa gran sonrisa característica de ella.

— ¡Valen! ¡Pasa! Muy bien, ¿y tu? —Ella era mi mejor amiga, la chica a la que le tenía más confianza, la única.

—Súper, ¡quiero llegar ya a la fiesta! —Dijo mientras subíamos a mi cuarto.

—Y bien, ¿ya te duchaste?

—No, ¿me prestas tu baño?

— ¡Adelante!

Después de unos minutos salió, con un vestido negro, corto hasta las rodillas, era hermoso. Unos tacones altos rojos y sus labios del mismo tono.

—Luces muy bien... ¿para quien te arreglaste así? —Sabía que a Valen le gustaba Lio, pero nunca lo aceptaba, era gracioso verla ponerse nerviosa.

— ¿A qué... a qué te refieres? ¡Tonterías! -—Lucía muy nerviosa, más de lo planeado, diría yo.

—Si, claro, son solo alucinaciones mías, seguro... —Ella y Lio eran unas personas muy orgullosas, era obvio que ambos se querían pero eran muy orgullosos como para decírselo al otro, a veces me daban ganas de darles unas cuantas bofetadas para que reaccionaran.

— ¿Y tu no te vas a arreglar? Ya se nos va a hacer tarde.

Me dirigí a la ducha, me encantaba la sensación cuando salía de la ducha, era una sensación de alivio, paz, tranquilidad, salía con una sensación de un mundo mejor. Me vestí.

— ¡Te ves genial!

—Gracias, ¿nos vamos ya?

—Si, vamos, ya nos dimos a desear. —Reí ante su comentario.

QUE COMIENCE EL JUEGO  TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora