Capítulo 12

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Salí lo más pronto de ahí, antes de que alguien me reconociera. Cuando llegué a casa eran las 7:21pm.

-Que rápido pasa el tiempo- pensé.

—Mamá, papá, ¿están aquí?

—Estamos en la cocina, pasa. —Me dirigí a la cocina a comer algo, hoy fue un día muy pesado.

— ¿Cómo te fue hoy? —Dijeron al unísono, cosa que me hizo reír.

—Muy bien, le dije a Alli que hoy era el termino de sus clases, y pues me dio mi paga. —Dije levantando los hombros.

—Esta bien, mañana iremos al centro comercial, será un día de padre e hija, ¿te parece?

—Me parece genial, ¿mamá no vendrá con nosotros?

—No, yo estaré haciendo las fotos de la colección de otoño, pero tu padre tiene razón, deberías recompensar todo este tiempo que él ha estado fuera de casa. Aprovéchalo.

—Está bien, será divertido. —Le di un beso en la mejilla a mi padre. Hay que aceptarlo, cuando me dedicaba a ser tierna lo hacía.

— ¿Vas a cenar?

—Si, muero de hambre. —Comimos en familia, como en los viejos tiempos, terminamos de cenar y nos dirigimos a nuestras habitaciones.

Tomé una ducha, dejando fluir todos los recuerdos de hoy, me cepillé los dientes y me fui a dormir.

Al día siguiente...

Me levante, hice mi cama y baje a tomar el desayuno, como pensé, efectivamente mi madre no estaba, me recibió mi padre con el desayuno hecho.

— ¿Y esto? ¿Lo hiciste tú?

—Si, ¿te sorprende? —Dijo mi padre con una gran sonrisa.

—En realidad si, tu no sabes cocinar.

—Ya ves, estar en Francia me ayudo un poco, ¿que esperas? Come.

— ¿Estás seguro que es comestible?, no quiero enfermar en mi día de compras.

—Absolutamente, esta tan bueno que vas a querer más.

—Está bien. Sírveme uno, pero si está feo, no lo como. ¿Entendido?

Mi papá me sirvió un omelet napolitano parecía ser, pero me equivocaba, estaba delicioso, tanto así que pedí otro.

—Si comes más vas a engordar. —Dijo haciendo un gesto muy gracioso.

—No creo que mi metabolismo de para tanto, calma.

—Y dime, ¿tienes novio? —Dijo levantando sus cejas.

—No, no te preocupes, James fue el último. —Ya me daba igual mencionar su nombre.

—Él era un petardo. Pero dime, ¿has tenido una relación después de él?

—No. —Dije fría.

—He visto como te mira Alex, ¿has intentado algo con él?

—No, tal vez, aun no lo sé, quiero concentrarme en mí un tiempo.

— ¿Sabes? Me gusta tu personalidad.

— ¿Por qué? —Pregunté confundida.

—Ya sabes, tienes mucha personalidad y carácter, cuando te propones algo lo consigues, eres una gran persona. —Tosió— A pesar de tus defectos. Ahora ve a arreglarte que ya nos vamos a tu día de compras, ¡ah! y tu manejas...

Fui a darme una ducha, me vestí y
me cepille los dientes, tome las llaves de mi auto y partimos hacia el centro comercial. Entramos a muchas tiendas, compré cosas de mi estilo, ya que la ropa de Francia ni la toqué, estaba pensando en darla a una fundación.

QUE COMIENCE EL JUEGO  TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora