15 de Abril 2008
La fecha más fea es ese martes 15 de abril de 2008.
La mañana de ese día me desperté e hice mis deberes. Judie no estaba, había salido a comprar comida para la semana. A sus ocho meses insistía en ir sola de compras. Su vientre lucía como de 5 meses, no más grande. El bebé era un niño. Leandro. Muy sano y pequeño. Nacería en cualquier momento. Ansel, las chicas y yo estábamos muy al pendiente de ella y Leandro. Lo esperábamos con ansias.
Medio día y Judie no regresaba. Mi preocupación crecía a media que avanzaba el reloj. Apagué el computador y salí de la casa en busca de Judie. Caminé por la acera rumbo al mercado para ver si la encontraba. La encontré.
-¡Judie!- corrí hacia ella. La acosté en mi regazo. Su vestido blanco de verano, aunque todavía era primavera, estaba manchado de sangre.
-Lorelei...- murmuró. Sus labios apenas se movían. Su pecho bajaba y subía muy lento.
-¿Quien te ha hecho esto?- le pregunté al borde del llanto.
-S-Stones- dijo. Cerró sus ojos.
-Judie no, abre los ojos...- comencé a llorar. Ella me sonrió pero la sonrisa no le llegaba a los ojos. La estaba perdiendo. Le tomé la mano- Por favor, no me dejes.
-Nunca te voy a dejar sola, estaré ahí.- me apretó la mano con la poca fuerza que le quedaba.
-Judie...- sus ojos se cerraron para no volver a abrirse.
Lloré en esa calle con el cuerpo de Judie sobre mi hasta que una patrulla llegó. El policía se bajó y corrió hacia mi. Era cliente de la mansión, ya conocía a Judie.
-Santo cielo...- murmuró.
~
En la noche el celular de Judie no dejaba de sonar. Era Ansel. La boda se había retrasado gracias al trabajo de Ansel. Estaba programada para mayo.
Tomé el celular de Judie y contesté.
-Lucy, amor- se escuchó un gran alivio de parte de Ansel.
-Soy Lorelei. Judie no está. Nunca estará.
-¿Dónde esta?
-¿Podemos hablar?
-Claro...
-Te veo en el café donde nos conocimos- colgué. Tenía que decirle.
~
-¿De qué me tienes que hablar? ¿Lucy está bien?
-Su nombre es Judie.- me miró sin entender.- Ella no se llama Lucy.
-¿De qué me estas hablando?
-Ella te ha mentido este tiempo. Su nombre es Judie Collins. No Lucy Hause.- tragué saliva. Ansel me miró sin entender.- Ella se ha ido y no va a volver jamás.
-¿Cómo que se ha ido? ¿A dónde?
No podía decirlo. Sería reconocerlo y rompería en llanto. No quería eso, no más.
-Contéstame- me habló con el tono más frío.
-Está muerta.- lo dije. Respiré para apartar las lágrimas y tragarme el nudo de la garganta. Su cara se descompuso.
-Es una broma de muy mal gusto.
-No estoy bromeando. Está muerta.
-¿Cómo pasó?- lágrimas salieron de sus ojos. Oh Ansel.