Marzo 2009.
Me sentía mareada y con ganas de volver el estómago.
Una noche después de atender a un cliente, regresé a la sala a esperar a mi próximo cliente. Tomé una copa de vodka y me la acabé de un sólo trago. Comencé a sentir como toda mi comida subía por mi garganta. Corrí al baño más cercano y en el retrete devolví toda mi comida del día. Una y otra vez. Sentí unas manos tomarme del cabello y darme palmadas en la espalda. Escuché murmullos. Eran Courtney y Sandra. Me mandaron a recostarme y dormirme temprano esa noche.
Dos días después volvió a pasar lo mismo. Me desperté con ganas de vomitar y lo hice. Después de lavarme la boca me miré en el espejo que tenía colgado en la pared. Tenía la cara con ojeras y los ojos cansados. Los pechos me habían crecido y el estómago también, pero no demasiado. ¿Estaré embarazada?
Al día siguiente fui al hospital de emergencia. Mientras me bañaba resbalé y caí al suelo. Me golpeé el estómago y mis codos; gracias a eso me comenzó a salir sangre de la entrepierna. Me espanté demasiado y comencé a gritar hasta que Beily llegó y me vio en el suelo sangrando.
El doctor dijo que había sufrido un aborto. Estaba embarazada de tres meses. Estaba embarazada. ¿Cómo pude ser tan tonta? Me repetía una y otra vez. Iba a estar en problemas cuando la Señora Marie se enterara.
La Señora Marie me esperaba en su despacho. Caminé con cierto miedo en mi. Toqué despacio la puerta y escuché la voz de ella, permitiéndome pasar. Entré y cerré la puerta detrás de mi. Con la mano me indicó que me quedara parada enfrente de ella. Se levantó de su silla y caminó hacia mi. Estaba enfundada en un vestido blanco que le llegaba una mano arriba de la rodilla y llevaba accesorios en color dorado como sus zapatos altos. Las uñas eran largas y de color carmín. Sus ojos transmitían rabia. Mucha. No lo vi venir, sólo sentí mi mejilla picar. Me toqué la zona lastimada. De pronto me vino un recuerdo a la mente. Mi padre golpeando me. Desperté de mi recuerdo y vi la mano levantarse otra vez. La detuve.
-¿Cómo te atreves?- rechinó los dientes.
-No vuelvas a ponerme la mano encima. ¿Escuchaste?
-No eres nadie para hablarme así después de la estupidez que cometiste. ¿En qué estabas pensando?- no me dejó contestar- Oh ya me acordé que eres una mocosa que no piensa. Que no sabe pensar.
-¿Acaso crees qué me embaracé por gusto? ¡No!- grité.
-No me levantes el tono de voz estúpida- me tomó del brazo- Te lo advierto, si vuelves a hacer una estupidez como esa te vas.
-No te conviene- suspiré- pero tranquila, que no haré nada.
Dos semanas tuve que atender a los clientes usando condón. Ellos estaban disgustados pero les había dicho que era eso o se podían largar. Ellos, como lo degenerados que eran, aceptaron. Era tan frustrante.
Mayo 2009.
-¿Qué es esto?- dije mirando el pequeño churro de papel color verde.
-Es algo que te hará sentirte muy bien...- me sonrió.
Una noche me encontraba con mi último cliente. Un universitario muy guapo de alto nivel en la sociedad. Estaba comprometido con su novia, con la que llevaba tres años de noviazgo, mientras venía y se acostaba con alguien de ahí.
-No, ya te puedes ir.- me levanté de la cama y caminé por mi ropa interior. Me la puse y después el vestido.
-Oh vamos, todavía hay tiempo para más diversión.- me tomó de la cintura y acarició mi trastero.