Sexo por placer y no por deber.

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Febrero 2010

Era día de San Valentín. Una hermosa fecha para los novios y los amigos. No para mi. No tenía a nadie que me diera un regalo. Las chicas no volvieron a acercarse a mi. No las necesito.

Esa noche, Marie nos dijo que vistiéramos adorables. Era el día del amor y de la amistad y del sexo caro.

Me bañé y arreglé para estar "adorable". Mi cabello había crecido mucho y rápido, me llegaba un poco antes de mi trasero. Había estado haciendo ejercicio y tenía buena forma. Claro, no tenía el abdomen tan marcado ni en lugar de piernas músculos por doquier. Estaba bien. Mis pechos estaban geniales, mi cintura perfecta, mis caderas a la medida y mis piernas largas, delgadas y sensuales. Había perfeccionado la técnica de los tacones. Ya podía correr con ellos. Sólo unos pequeños tramos, no todo un maratón.

Me puse un pequeño vestido rojo carmín que se ceñía a mi cuerpo. Las curvas se notaban y el vestido se amoldaba a ellas. Mi cabello negro con una combinación de castaño obscuro y alguna cosa rara, lo había rizado un poco. También perfeccioné las técnicas del maquillaje. Hacia de todo para parecer mayor. Los hombres creían que tenía unos 18 años. No que sólo tenía 13.

Mis zapatos eran unas poderosas zapatillas de color plateado. Dejaban ver mis dedos y una fina correa se ataba alrededor de mi tobillo.

En la sala ya estaban todas las chicas vestidas de manera provocadoras pero ante todo, adorables. Los hombres se paseaban por entré nosotras, desnudando con los ojos a cualquiera. Varios señores se acercaron a mi, pero mi turno aún no comenzaba y no se valía apartar.

-Chicos, mi turno comienza a las 11, son las 9:30.- me encogí de hombros y fui a la cocina.

El tiempo pasó y ya faltaba poco para que fueran las 11. La Señora Marie, entró a la cocina y se acercó a mi.

-Tengo un encargo para ti- me dijo.

-¿De qué trata?

-Es un nuevo cliente, su padre era un socio distinguido. Quiero que lo atiendas y lo complazcas en todo. Claro, sabes que cosas hacer y que no. ¿Verdad?- asentí.

-¿De quién se trata?

-Oh, es el hijo de uno de mis amigos. Su nombre es Adam. Es un chico como de tu edad y muy guapo.

-Esta bien. ¿Lo busco yo?

-No te preocupes que yo lo enviaré a la habitación. Hoy trabajarás con el hasta que el diga ya. ¿Entendiste?

-Claro. ¿Qué pasará con los demás clientes?

-Oh que esperen.- me quedé pensativa.- Bueno, ve a tu cuarto y vete fabulosa. Has que te ame.- asentí.- Eres encantadora.

Me sonrió y se largó de ahí. Encantadora.

Salí de la cocina y pasé por la sala. Las miradas de algunos hombres se posaron en mi. Subí las escaleras, pero antes les regalé un pequeño guiñó a todos los que me observaban.

Llegué a la habitación y acomodé todo. Las cortinas, las sábanas, las sillas y todo lo que había ahí. Me senté en un pequeño sillón que estaba a un lado de la cama y esperé. Pasaron unos cinco minutos y nadie entró. Fui al baño y me retoqué el maquillaje. Me acomodé el vestido y la ropa interior que se estaba haciendo rollo debajo. Salí y volví a mi asiento.

El sonido de la puerta se escuchó. Las voces y todo el ruido de la sala entró a la habitación. Escuché la voz de Marie.

-Es aquí. Hay Adam, verás que esta chica es como ninguna.- hizo una pausa- No te arrepentirás.

The Darkside [Pausada indefinidamente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora