Amy no era para nada desconocedora de lo que su pareja hacía aparte de enseñar literatura en las escuelas. Sabía las cosas que Nam Joon tenía ocultas como tesoros en una zona particular de la casa. No le molestaba, pero en un principio cuando empezaron una relación seria, se le hizo extraño.
Ella trabajaba en unas oficinas del centro, específicamente en una editorial de las más importante revista de moda del continente asiático. Pasaba muchas horas allí, incontables. Tenía muchas amistades, tanto femeninas como masculinas. Y, particularmente entre éstas últimas, había conocido a un hombre que llamó bastante su atención.
Todo empezó por sus elogios a su perfecta figura de modelo, después cumplidos acerca de su buen trabajo y, todo eso, los llevó a ambos a seguir una rutina de encuentro en la cafetería del edificio. Amy nunca creyó que caería por alguien más que no fuera Nam Joon, pero aquel tipo de extraño acento coreano terminó por enredarla. Su nombre era Jackson; había nacido en los Estados Unido, se mudó allí después de que su madre falleciera. Así terminó trabajando en ese lugar y conociendo a la hermosa Amy.
A Nam Joon las horas en la escuela tampoco le daban mucho tiempo para estar en casa con ella, por eso su compañía solía ser Jin. Él era su más fiel compañero, en realidad su todo. Pero obviamente que el hermoso ángel estaba disgustado con la actitud de la mujer; nunca le cayó bien y no le importaba hablar mal de ella frente al peliblanco.
Esa noche de lluvia, Yoon Gi había vuelto a la casa. No se encontró con nadie en el interior, por lo que fue hacia su cuarto y se acostó un rato. No se sentía bien después de haber escuchado aquellas cosas en su cabeza, y muchos menos al pensar que quizás los padres de Ji Min juzgarían su inusual actitud. Lo bueno fue que logró dormirse por unos cuarenta minutos, pero su sueño fue interrumpido por Jin. La ventana estaba abierta de par en par y entraba una brisa fría junto con algunas pequeña gotas. No tenía duda de que era él, siempre hacía lo mismo.
—Lo siento—le dijo el ángel a pesar de que sabía que no lo iba a escuchar— entrar por tu ventana es más fácil. Sabes que no soporto verlos dormir juntos, es irritante.
Yoon Gi se pasó las manos por la cara, con un poco de fuerza. Se fijó en su reloj y ni siquiera eran cerca de las doce de la noche. Se incorporó en la cama, quedando medio sentado. Jin no se movía del lugar, parecía tener ganas de seguir hablando y desahogándose.
—Jin, sé que eres tú...—la mirada del pelinegro trató de buscar al azar en donde se encontraba el ángel, pero nunca lo lograba—¿Acaso Amy ya volvió?
Después de escuchar eso, Jin rodó los ojos. Constantemente pensaba en todo lo que ella hacía a escondidas de Nam Joon; cada vez que volvía a casa y ambos se veían se saludaban como si todo fuera perfecto y hermoso. Odiaba la situación y, a veces, deseaba poder ser real para que los pillara desprevenidos y se diera cuenta de que Nam tenía alguien más importante con quien estar.
Aun después de pasado un año, ese matrimonio falso seguía su curso como si en realidad fuera perfecto. Nam Joon no tenia a sus padres, por lo que si fuera el caso de que lo hacia por ellos, a Jin no le importaría tanto, pero no era así.
Estuvo en el momento en que los vio conocerse y comenzaron a tener una relación estable. En ese entonces no le importó porque creía que algún día terminarían separándose. Pero esa espera se hizo eterna, tanto que fue por eso mismo que se volvió tan irritante. Quejarse, hablar mal de ella, prácticamente era su rutina.
Yoon Gi no sabia mucho del tipo de relación que tenían, por lo tanto no se metía en sus problemas. Pero Jin, quien podía buscar la forma de comunicarse con Yoon Gi, dejaba muchas veces cosas escritas en un papel para que el chico leyera. Era una especie de psicólogo para él, ya que después de leer sus notas siempre dedicaba un tiempo a hablarle mientras estaba apoyado en el marco de la ventana.
—Seguramente ya volvió —se respondió Yoon Gi así mismo —.Entiendo si la odias, pero no estaría mal que me dejaras descansar sólo por unas horas más. No tuve una buena noche.
—Oh, ¿peleaste con Ji Min?—Jin tomó un bolígrafo de la mesa y buscó un papel. Escribió para poder enseñarle al otro lo que había dicho.
Yoon Gi vio el papel caer al suelo como si alguna brisa lo hubiese empujado. Se acercó para leer y negó con la cabeza. Era muy raro que él y Ji Min peleasen, nunca tuvieron discusiones fuertes, la verdad es que no había motivos para desatar una pelea.
—Jin, ¿por qué su voz sigue torturándome? Creí que todo sería normal después de que se fuera.
—Bueno, en realidad él no está dentro de tu cabeza, eres tú quien tiene la sensación. Es difícil ya que estuvo tanto tiempo dentro de tu cuerpo... Creo que solo debes dejar pasar un poco más de tiempo.
El castaño siguió hablando, dando opinión respecto a su problema con la molesta voz, pero Yoon Gi no lo escuchaba. A veces no se daba cuenta de esas cosas y lo cierto es que le habría gustado poder hablar directamente con él, transmitirle con su voz y su actitud tranquila que las cosas iban a mejorar con el tiempo. Jin se convirtió de a poco en una especie de guardián para el chico; tampoco se olvidaba de Ji Min y esa promesa que le hizo a Jung Kook, quien de algún modo vivía en él. Pero tenía la sensación de que Yoon Gi era quien más necesitaba de su protección. Aun era vulnerable a ciertas cosas. Si bien estando con Ji Min no lo demostraba, muchas veces en las que se encontraba solo se veía preocupado, sobretodo fijándose a su alrededor como si algo lo acechara.
Esas actitudes que Yoon Gi tenía, se las tuvo que contar a Nam Joon ya que se preocupaba porque algo no fuera a estar bien. El peliblanco no se vio muy sorprendido por eso, según creía él, Yoon Gi estaba pasando una etapa en la que podía seguir viendo y oyendo a Amón debido a todos los años que estuvo junto a él. Era algo que el chico debía afrontar por si mismo, superarlo. Todo estaba dentro de su cabeza, como queriendo jugar con él. Sólo Yoon Gi podía hacer frente a sus problemas, lo sabía, pero le resultaba una tarea compleja. Las noches en las que trataba de dormir se veían perturbadas por esa demoniaca voz que se empeñaba en amenazarlo, por sombras obscuras que paseaban por su cuarto y malos recuerdos relacionados a momentos que hubiese deseado olvidar por siempre.
—Intentaré dormir—Yoon Gi sonó resignado y cansado. Dejó caer su cuerpo bruscamente sobre el colchón y cerró los ojos—.Quédate si quieres, pero no hagas ruido por favor.
—Por supuesto que me quedaré, no pienso ir al cuarto de Nam...—Jin gruñó, quejándose por el tan solo hecho de pensar en volver ahí —Por esta noche cuidaré de ti. No tengas miedo de soñar.
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Caminos al infierno YoonMin +18 [Parte 2]
Fiksi Penggemar⚠ACTUALIZACIONES LENTAS El bien y el mal siempre se han visto envueltos en el conflicto. Quién gobernará en el mundo es imposible de saber. Los ángeles y demonios han luchado durante toda la existencia, involucrando al ser humano de por medio. Ver...