Jonathan Kent estaba muy emocionado por su primer día en la Academia de Gótica. Con todo lo del traslado de su papá, le emocionaba lo de conocer la ciudad nueva, los nuevos compañeros y todo lo demás.
-Ya lo saben chicos, por favor manténgase alejados de los problemas –decía Clark mientras manejaba-. La academia parece ser bastante exigente y estricta, así que apéguense a las reglas ¿está bien?
-Ya lo dijiste hermano, no tienes que repetirlo –comenta Conner con una sonrisa.
-Lo sé, sólo les digo para que estén atentos –Clark le lanzó una sonrisa a los dos.
-No te preocupes papá, todo estará bien ¡ya lo verás! –el mayor le sonrió.
Jonathan sabía la verdad. Clark no era su papá, era su hermano así como Conner era el suyo. El mayor de los Kent lo había dejado claro desde el principio para no ocasionar mayores daños a futuro. Resulta que los tres son hijos de algún hombre que había dejado algunas mujeres embarazadas en sus aventuras.
Clark fue adoptado por los Kent, una pareja de granjeros de Villa Chica. Al enterarse de que era adoptado, Clark comenzó a averiguar sobre su familia y encontró a Conner primero, quien estaba en un orfanato. Conner también se crió con los Kent por un tiempo, hasta que se mudó con el mayor a Metrópolis.
Allí encontraron a Jonathan. En otro orfanato, también hijo del mismo padre y abandonado a su suerte después de la muerte de su madre biológica. El niño se encariñó tanto con los dos, que comenzó a decirle a su hermano mayor papá y al menor, tío. Y ninguno puso resistencia.
Cuando llegaron a la academia, Clark se despidió incontables veces de sus dos hijos sin dejar de darles recomendaciones.
-Ustedes deben ser los Kent –Helena llegó a los dos chicos y los detalló. Eran muy parecidos al mayor:
Conner tenía una contextura musculosa. El pelo negro azabache y unos ojos azules encantadores. Jonathan, era una versión de él, sólo que en versión pequeña y delgada.
-Timothy, Bárbara –llamó la directora. En ese momento los dos chicos hicieron presencia.
Ambos sonrieron con el uniforme de la academia. Camisa blanca, jersey gris con la insignia en el corazón y pantalón o falda, según fuera el caso.
-Ellos dos son los mejores alumnos de la academia y les darán el recorrido –anunció la directora con sus labios pintados en un profundo color violeta-. Chicos, ellos son los Kent, de quienes les hablé.
-Es un placer –saludó Bárbara primero con una sonrisa radiante.
-Bienvenidos a la academia –dijo Tim.
Éste último se puso algo nervioso al ver a Conner.
-Comencemos por aquí –Bárbara los guió por el pasillo principal.
Tim y ella hablaban, explicando que era cada lugar y dándoles algunos consejos también.
-Estos son los laboratorios, para que lo tengan en cuenta, al señor Jones no le gustan que lleguen tarde –comentó la chica.
-Sí, los hará disecar una rana si lo hacen –bromeó Tim.
Continuaron un poco más, hasta que Tim habló.
-Conner nos han dicho que tienes talento para el futbol americano –comentó el joven, al ver que ambos estaban muy callados.
-Sí... ehm... jugaba en mi antigua escuela.
-Oh, pues las audiciones son la semana que viene ¡deberías intentarlo! –sonrió Bárbara.
-Lo haré –dijo éste.
-Y tú Jonathan ¿algo en particular que te guste hacer? –indagó la chica.
-No lo sé, pero me gustaría apuntarme en algún club.
-En la academia hay muchos clubes de donde elegir, seguro encuentras algo –comentó Tim.
-Tim, la charla de educación sexual es hoy –advirtió Bárbara.
-Debemos llevarlos, es de asistencia obligatoria –dijo el chico.
Los jóvenes dirigieron a los recién llegados por los pasillos, mientras les comentaban muchas cosas y a los animaban a formar parte de las comunidades de la academia. Muy pronto llegaron al salón donde estaban dando la charla de educación sexual. Y bárbara aprovechó, para instruirlos en las diferentes clasificaciones sociales.
-Bueno, sólo como consejo, vean allá –ella señaló un grupo entre los alumnos, donde estaba Dick Grayson-. Ese es el grupo de los más populares, los chicos que, son los más agradables y a los que quieres agradarles.
-¡Bárbara! –regañó Tim-. No creo que sea un tópico apropiado para el recorrido.
-¿Por qué no? ¿Quieres que los devoren? –ambos Kent se miraron confusos.
-Bueno no –admitió Tim-. Chicos ahora vean allá, ese es el grupo de los futbolistas, Conner seguro muy pronto te sentarás con ellos.
-Y allá, un grupo que probablemente quieran evitar –señaló la pelirroja a un rincón apartado de la sala-. Ese es el grupo de los chicos malos –allí estaba Jason acompañado de su fiel amigo, Roy Harper.
-Y aquí, nos sentamos nosotros –ellos llegaron a un punto donde había algunos pocos estudiantes-. Somos los mejores estudiantes de la academia, por lo tanto, somos los nerds –sonrió Bárbara-. Pero no somos tan malos, por lo general siempre nos salimos con la nuestra –Tim y ella chocaron las manos.
-Todo es cuestión de adaptarse, y encontrar el grupo de amigos con quien se encuentren a gusto –les dijo Tim.
-¿Y él por qué se sienta solo? –preguntó Jonathan, señalando al único chico solitario.
-Damián es... complicado –dijo Bárbara.
-A mi hermano no le gusta mucho la compañía –dijo Tim-. Pero no sé, tal vez podías hasta hacerte su amigo.
-O podrías mantenerte alejado, no le hagas eso al pobre chico –Bárbara le dio un codazo a Tim, quien rio.
-Tiene razón, no te acerques –Tim se rio más fuerte.
-Vaya, esto es mucho más diferente de lo que imaginé –comentó Conner.
-No te preocupes, al principio será algo duro pero, al final te adaptarás, ya verás –confortó Tim con una sonrisa, que a Conner le agradó.
-¡Llegué! ¿Ya comenzaron? –preguntó Wally, entrando con tremendo escándalo.
-No ha comenzado Wally, relájate –sonrió Bárbara negando con la cabeza.
-Chicos él es Wally West –presentó Tim-. Es nuestro amigo y es bastante agradable.
-Oh, hola –sonrió el pelirrojo-. Venía algo tarde.
-¿Cuándo no? –preguntaron Bárbara y Tim al mismo tiempo.
-Ay no exageren –comentó Wally con los ojos entrecerrados.
De pronto sintió que alguien lo miraba. Giró su mirada lentamente, para encontrarse con aquellos penetrantes ojos azules de Roy Harper. Wally desvío la mirada con rapidez y se sentó. Pronto, el profesor encargado de dar la charla llegó.
Mientras el hombre cumplía con su trabajo, Jonathan no le prestó atención. Observaba a cada uno de sus nuevos compañeros con emoción. De pronto su mirada se clavó en aquél solitario, Damian. Observó sus ojos verdes y aquél pelo despuntado. Sonrió, sonrojándose. A Jonathan le parecía lindo.
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¡Aquí otros dos capítulos! Los tenía desde hace unos días pero mi internet ha estado fatal. También he leído sus comentarios y aparte de halagarme, me han hecho reírme muchísimo. Intentaré responderlos ahora sí, ya que mi internet parece funcionar normalmente. Y bueno, me gustaría saber que tal les está pareciendo y que creen que podría pasar. Me entretengo leyéndolos. Los quiero ♥
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No tan super [Fanfic] [Yaoi]
Fanfiction¿Qué pasaría si, en un mundo normal donde los súper héroes no existen, Bruce Wayne y Clark Kent se encontraran? Cuando Clark Kent reciba la oportunidad de su carrera, el entrevistar al millonario más excéntrico de Ciudad Gótica, jamás se imaginará q...