Capítulo 2

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La academia de Gótica. Un instituto elitista donde sólo los hijos de los más pudientes, o aquellos cuyas habilidades eran envidiables, podían entrar. La reputación de la academia se reflejaba en sus estudiantes, aquellos de notas pulcras y comportamiento intachable. Aparte, también eran conocidos por tener grandes habilidades que eran perfeccionadas en el instituto.

Cuando Bruce Wayne llegó al lugar donde estudiaban sus hijos, llamó la atención de todos, inevitablemente. Quitó las respiraciones mientras, caminaba hacia el interior de la academia. Observó el cartel que rezaba: "Bienvenidos a la semana deportiva". Bruce continuó, en algún momento, una mujer dejó escapar un gritito al verlo.

-Me parece que lo han notado señor –avisó Alfred, con su acostumbrado tono, inexpresivo.

-Sí Alfred, a mí también me lo parece –se sonrió el millonario.

Ambos caminaron hacia el campo de la escuela, donde, se encontraba una gran muchedumbre. Bruce se abrió paso hasta las gradas. Allí, las personas al verlo, se arrimaron, chocando unas contra otras para darle espacio.

-Oh mire señor, aparecieron puestos de pronto –comentó Alfred.

Bruce optó por sentarse al lado de dos madres, quienes le sonrieron levemente.

-Muchas gracias –dijo con su sonrisa cínica.

Las mujeres se sonrojaron y suspiraron tontamente, al tenerlo a su lado. Sin embargo, Bruce se desentendió del mundo y posó sus ojos en el campo. Esa semana se celebraba el espíritu deportivo de la academia, por lo que los estudiantes darían exhibiciones durante todo ese tiempo, para sus padres y maestros.

En ese momento, había un gran partido de futbol llevándose a cabo. A Bruce no le interesó en lo más mínimo. Su atención se dirigió al equipo de porristas, justo antes de que se diera el medio tiempo. Fue entonces cuando el equipo salió al campo, dando volteretas y gritos de ánimo.

-¡Vamos, murciélagos! –gritaron los jóvenes.

Una música animada comenzó a sonar. La rutina de los jóvenes era impresionante. Había saltos atrevidos y temerarios. Maniobras complicadas e impactantes. Uno de los jóvenes era el que resaltaba más: daba volteretas complicadas, aterrizaba con gracia y facilidad sobre el suelo sólo para alzar sus brazos y animar al público. En un momento, tras de él, los demás comenzaron a formar una pirámide hasta que, faltó sólo la punta.

El joven dio varias volteretas inversas. Saltó y aterrizó en las manos de dos compañeros quienes, lo impulsaron aún más arriba. Richard Wayne aterrizó en la punta de la pirámide humana con una sonrisa y su pelo negro pegado a la frente. Los chicos y chicas suspiraron al verlo.

Ese pelo negro, alborotado. Sus ojos azules, su sonrisa radiante y ese carisma que desbordaba por todo sus poros. Por eso él era el capitán del equipo de porritas y el más popular de la escuela.

-¡Adelante murciélagos! –gritó y en respuesta, recibió un aullido atronador de parte de los fanáticos.

Pronto el partido se reanudó y continuó la algarabía. Pero, Dick se alejó del campo para ir hacia las gradas.

-¡Papá! –Bruce lo abrazó, sin importarle lo sudado que estaba.

-Estuviste genial Richard –el menor se sonrojó.

-Gracias –le sonrió-. ¡Alfred que bueno que viniste! –el mayordomo recibió el abrazo del joven Wayne.

-Es todo un saltamontes amo Richard –le dijo el mayordomo. Dick se rio.

-Todo un saltamontes ¿eh? –entonces Dick pareció alarmado-. ¡¿Qué hacemos?! ¡Jayson ya debe estar por comenzar!

El joven muchacho los instó a que se levantaran y lo siguieran. Los de las gradas, parecieron tristes al ver al señor Wayne retirarse. Éste recorrió los pasillos de la academia para ir directo a la piscina de natación. Allí se encontraban más personas que, sin perder la costumbre, se asombraron al ver al poderoso millonario allí.

No tan super [Fanfic] [Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora