Capítulo 18

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La lluvia caía con una intensidad abrumadora. Las gruesas gotas de agua hacían ruidosas explosiones al impactar contra el parabrisas de Barry. El rubio manejaba por la ciudad de Gótica, que gracias al clima, se había congestionado de tráfico. Él tamborileó con sus dedos el volante, mientras escuchaba las noticias en la radio. Suspiró ruidosamente mientras el aburrimiento estaba matándolo.

-Es un lunes espectacular. –comentó sarcástico.

Tomó su teléfono e intentó encenderlo, sin embargo este no mostró ningún tipo de señal en la pantalla, al contrario, se quedó completamente en negro.

-Ah genial –dijo recordando el pequeño incidente de Hal en el almuerzo.

De pronto la visión del hombre le hizo sonreír. Por alguna razón, ahora le parecía más agradable. Meneó la cabeza y se deshizo de aquellas ideas. Observó el exterior, brumoso y húmedo, y suspiró una vez más. De pronto recordó que tenía su agenda en el equipaje del salpicadero. Abrió el compartimiento y tomó aquél dispositivo; Barry esperó que ese aparato tuviera algo para enmendar su aburrimiento, sin embargo, algo más llamó su atención.

-¿Y esto? –preguntó introduciendo la mano y extrayendo un colorido libro de sudoku que tenía allí.

Ojeó en sus páginas y recordó algunas anotaciones en coloridos marcadores. Sonrió; aquella cosa era de la fecha de su universidad. Se preguntó cómo demonios había llegado eso allí.

-Wally. –Dijo entonces, comprendiendo.

Siguió revisando entre las páginas, sonriendo mientras los recuerdos le venían a la mente. Entonces, una fotografía se abrió paso hasta sus ojos. Vio la imagen de él y de Iris cuando aún estaban en la universidad; su amiga sonreía radiante mientras él hacía una cara extraña. Esa expresión en su rostro le trajo muchos recuerdos. No siempre había sido tan organizado y pulcro, de hecho, era el típico adolescente que se la pasaba viendo caricaturas japonesas los viernes por la noche y que amaba el Kpop... o así lo llamaban en estos días.

Se preguntó cuándo todo cambió, y no supo decirlo. La línea se volvía borrosa justo cuando empezaba a recordar sus primeros días con Wally.

«Tenía que convertirme en alguien responsable... por mi sobrino» pensó. Suspiró pesadamente, añorando los días de antaño donde era un espíritu libre. Observó la fotografía y sonrío. Ya estaba mayor para eso.

-Si... -susurró para sí mismo.

Pasaron unos minutos de silencio hasta que, se irguió y sonrió.

**

-Ne hwasareun trouble, trouble, trouble nareul noryesseo –canturreaba a todo pulmón el rubio.

Movía sus manos mientras su cuerpo entero seguía el ritmo de la melodía que se filtraba por los altavoces del auto. En ese momento no se le ocurrió pensar en nada más porque allí atrapado en el tráfico, había vuelto a ser el chico atolondrado de la secundaria.

El embotellamiento comenzaba a avanzar al tiempo que Barry recorría su vieja lista de reproducción y recordando grandes momentos de su época de estudiante. Mientras recorría las calles que prometía más tráfico adelante, recordó una ruta alterna.

Allen recorría la parte montañosa de Gótica, que estaba libre y despejada. Estaba sediento debido al esfuerzo que había hecho al cantar tantas canciones, pero eso no lo detuvo de cantar así que seguía haciéndolo. La lluvia había arreciado con más fuerza y el camino se había tornado peligroso, por eso condujo con cuidado.

De pronto, su auto se apagó dejándolo sin música y deteniéndose abruptamente. Intentó encenderlo nuevamente sin éxito.

-Uhm... está bien... por favor no me hagas esto ahora –pidió al automóvil como si éste tuviera conciencia.

Intentó una vez más y sólo consiguió frustrarse.

-No, no, no, no –dijo mientras intentaba una y otra vez que su auto volviera a la vida-. No puede ser.

Escaneó el exterior con inseguridad y entonces, salió afuera dónde la lluvia no tardó en azotarlo y empaparlo. Con dificultad abrió el capó y observó, sin idea alguna, esperando encontrar lo que estaba mal. La respuesta obvia que esperaba no llegó, y entonces entró de vuelta. Tomó su teléfono y gimió de frustración al no recibir respuesta.

-Vamos, vamos. Llama a alguien por favor. –el aparato siguió en silencio, sin proferir sonido alguno.

Se quedó allí, pensativo y enojado consigo mismo por haber tomado aquél atajo. Sabía que las probabilidades de que alguien pasara por allí eran casi nulas, y sin modo de comunicarse estaba perdido. Observó el atardecer llegando poco a poco a su fin y se desesperó. Entonces como un milagro, su teléfono vibró, pero no emitió sonido, ni imagen alguna.

Toqueteó la pantalla frenéticamente y habló:

-¿Wally eres tú? –preguntó sin estar seguro de que alguien lo escuchaba-. Sea quien seas, estoy atrapado en la ruta treinta y dos, en la afueras de la ciudad –se llevó el teléfono al oído y no recibió respuesta-. ¿Hola? ¿Me escuchas? –la llamada pareció cortarse con una breve vibración del dañado aparato.

Barry se controló para no maldecir, él no hacía eso, pero le fue difícil. Pensó que tal vez, si esperara a que terminara la lluvia, podría caminar hacia la civilización y pedir ayuda. Pasaron varios minutos que a él le parecieron una eternidad, hasta que divisó las luces que se acercaban. Salió afuera con afán haciendo señas.

-¡Hey! –gritó, con su pelo rubio pegado a la frente.

Quien quiera que fuera, se detuvo.

-Oh gracias a dios –dijo aliviado-. Hola, mi nombre es Barry, me quedé varado y...

-Vaya suerte la tuya–dijo Hal apareciendo entre la niebla con un paraguas. 

No tan super [Fanfic] [Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora