SU DESPACHO

1.1K 9 0
                                    


El taxi se para enfrente a su edificio.
Bajo decidida .
No tengo cita pero va a verme sí o sí. Camino con paso firme por el hall en dirección a los ascensores. Sé como me miran los hombres con los que me cruzo.
Mis tacones rojos resuenan con cada paso que doy. Mi vestido rojo marca mis curvas ,haciendo destacar mis caderas y mis pechos en su justa medida.
Siempre elegante,nunca vulgar.
Pulso el botón del ascensor que me llevará hasta él.
No me siento nerviosa, pues sé lo que quiero.
Entro. Saludo a la recepcionista y me dirijo a su despacho. La pobre chica corre tras de mi diciéndome que no puedo pasar.
_Atrévete a impedírmelo.
Mi tono de voz no admite réplica ni discusión.
_Lo siento señor. —Se disculpa toda ruborizada.
_No te preocupes Natalia, no pasa nada.
Sale cerrando la puerta y yo me recuesto sobre ella y giro el pasador sin que él se entere. Se recuesta en su silla al tiempo que se aparta un poco de su hermosa mesa de roble.
Sonríe.
Con esa sonrisa que me gusta tanto. Camino bordeando la mesa y también le sonrío, pero mi sonrisa es dulce. Es tan guapo que no me canso de mirarlo. Estoy deseando tocarle. Extiende  su mano y gustosa la cojo. Me siento sobre su mesa, apoyo un pie en cada apoyabrazos y enredo su corbata  en mi mano tiro suavemente para acercarle a mi. Paso mis dedos por su cara. Suave. Recorro sus cejas, sus ojos y su nariz. Perfilo su boca y no puedo aguantar más. Tiro más de su corbata y pego su boca a la mía. Lo beso despacio,saboreándole.
Hace mucho que no le beso.
Sus manos suben despacio por mis piernas y se queda mirándome mientras traza círculos en mis muslos. Su mirada nunca abandona la mía. Coje mi cara entre sus manos ,se pone de pie y me llena la cara de suaves besos.
_No sabes cuanto te extrañé vida mía. Te estaba necesitando mucho.
Me besa con ganas. Con deseo. Un gemido se escapa de mi boca.
_Shhhh mi niña. Nadie debe saber que pasa aquí dentro. Túmbate ,necesito saborearte ya.
Me recuesta suavemente sobre su mesa. Vuelve a sentarse en su silla y separa más mis piernas.
_Ufff, encaje negro sobre tu piel blanca. Lo más bonito que se puede ver.
Sus dedos acarician con delicadeza mi sexo cubierto por el encaje. Lo aparta un poco y su nariz me roza.
_Me encanta como hueles, pero prefiero probarte.
Su lengua da una pasada de abajo hacia arriba. Despacito. Como lamiendo un helado.
_Exquisita como siempre. Eres adictiva.
Comienza a devorarme el sexo lentamente y yo arqueo mi espalda sobre la mesa. Su fuerte brazo se apoya en mi abdomen para mantenerme quieta. Sus hombros me impiden cerrar las piernas y a cada pasada de su lengua yo siento como mi sexo se empapa. De mi. De él.
Sus dedos bombean mi interior torturándome con su lentitud. Va con demasiada calma y delicadeza . Lo quiero dentro de mi y lo quiero ya.
_Mi vida, por favor..._Mi voz llena de deseo parece que hace efecto en él. Me pide que me de la vuelta y me apoye en la mesa. Con el soy obediente. Pero porque sabe convencerme. Sube mi vestido hasta mi cintura. Y baja mi culotte hasta mis rodillas.
_Mantén las piernas así. Que no se caiga al suelo o te dejaré con las ganas.
Me encantaría tenerte desnuda sobre la mesa ,pero hoy no puede ser. Ya veré tus tetas en otra ocasión. No grites. Mantén la boca cerrada. Ahora mi niña elige. Suave o duro. Si eliges suave corres el riesgo de que alguien entre pues iré muy lento. Si eliges duro voy a follarte como un loco y correrme en tu interior.
Elijo duro. Es tanto el deseo que siento por él que no quiero su dulzura ahora. Pellizca mi clítoris y se me escapa un grito.
_ Si vuelves a abrir la boca paro.
Siento como su pene va entrando en mi y de repente se retira. Vuelve a hacerlo así varias veces y yo empiezo a desesperarme.
_Mi vida fóllame de una vez.
Entra de un empujón y el placer es total. Comienza un vaivén casi desenfrenado. Sus dedos acarician mi clítoris y a mi me cuesta mantenerme así. Me agarro fuerte a la mesa. Van a quedarme cardenales en las caderas pero no me importa. Extrañaba su cuerpo. Somos uno cuando estamos juntos. Cada vez que me embiste roza un punto en mi interior que me está volviendo loca de placer. Tira de mi pelo y me muerde el cuello. No puedo evitar correrme. Con él siempre es así. Apenas me toca y mi cuerpo es suyo. Noto como se corre en mi interior. Su semen cálido inunda mi sexo. Sonrío . Mío. Sólo mío.
Recoge mi ropa interior del suelo. No sé en que momento se cayeron. Me ayuda a incorporarme . Estira mi vestido y me besa.
_Mi vida ,dame mis braguitas.
Extiendo mi mano.
Sonríe con malicia y me dice que se las queda porque yo no fui capaz de sostenerlas y se las guarda en el bolsillo .
_No puedo irme así.— Noto como su semen empieza a resbalar por mis pliegues y empiezo a ponerme nerviosa.
_Estoy demasiado mojada para irme así. Al menos dame algo con lo que limpiarme.
Vuelve a besarme y me pide que lo acompañe. Ingenua de mi que creo que va a llevarme al baño y lo que hace es acompañarme a la salida. Lo miro incrédula. La recepcionista no levanta la cabeza del ordenador y yo estoy tan roja como mi vestido,no sólo de vergüenza si no también de ira. Me entrega mi bolso y me dice un hasta luego y se va de vuelta a su despacho.
Bajo sola en el ascensor. Abro mi bolso y saco otras braguitas. Ya me traía la lección aprendida con el.
Estoy a punto de salir por la puerta del edificio cuando le oigo gritar mi nombre. Me paro y me giro lentamente. Viene corriendo hacia mi y me besa apasionadamente frente a todo el mundo.
_Te veo en casa mi niña. Gracias por la visita. Te quiero.
Vuelve a besarme y yo le sonrío. Imposible seguir enfadada con el.
_Te veo en unas horas maridito. Y yo te quiero más.
By
   Cruz Halls.

Relatos De Una SoñadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora