New Generation » One Direction

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—¿Quieres hablar sobre lo que pasó ayer, Lance? —La doctora Parks, a través de la computadora, preguntó.

Lance no regresó a verla. Se limitó a encogerse en su lugar, a desviar la mirada y retener sus emociones. Su camisa de fuerza y las cadenas no le permitían moverse más de unos centímetros. Y los guardias a cada lado de él cargando armas de agua helada no ayudaban mucho. Empezaba a acalorarse.

—¿Cuéntame, qué te gustaría hacer?

—Morirme. 

Conmocionada, Parks lo observó inquieta y muy apenada. No sabía cómo tratarlo ni cómo hacerle sentir mejor. Había percibido un perfil de su paciente totalmente diferente al que pensaba. Lance había tenido un lado muy oscuro, poderoso y aterrador, que seguramente había estado reprimiendo con sus sesiones de yoga y con la música durante todos esos años. Saber más sobre su pasado era esencial para descubrir qué era lo que desataba esa ira descontrolada.

—Quitenle el bozal y las cadenas.

—¡No!—suplicó el castaño.—No, por favor, no quiero hacerle daño a usted también.

—Tenemos prohibido retirarle las cadenas, doc.—uno de los guardias afirmó. 

Naomi observó a Lance con cariño, a pesar de que él ni la miraba.—Lancelot, tú no serías capaz de lastimarme.

—¿Qué te hace estar tan segura? 

—Porque soy tu amiga y tus amigos son importantes para ti.

—Si, bueno, Harvey también era mi amigo y mira como terminó eso para él: en una camilla de hospital. —Cansado y con un nudo en la garganta, alejó la mirada.

—Considero que lo que pasó no fue culpa tuya. Simplemente fue una reacción en cadena/

—Sí fue mi culpa, todo fue mi culpa. —apenas pudo decir. Las resientes heridas en sus hombros todavía ardían, las de sus brazos, su abdomen y su pecho también. Su cabeza aún bombeaba.

—Lance, si no quieres hablar ni distraerte, ¿entonces por qué pediste venir aquí? 

Hubo una prolongada pausa antes de que el castaño supiese la respuesta.—No quería estar allá arriba con los demás. Todos me odian.

—No te odian.—Él rodó los ojos ante sus demasiado amables respuestas. Honestamente, no soportaba estar en ningún sitio que estuviese vigilado. Y después de lo de ayer, no podía ni ir al baño sin ser seguido por alguien más.

—De acuerdo, no habrá dinámica por las heridas por hoy ni tampoco diálogo—Por él, de momento, estaba bien con que hiciese silencio. Se sentía mal por pensar así de grosero estando con ella, pero se sentía de muy mal humor siquiera para retarse por ello—. ¿Te gusta hacer yoga, no es cierto? —Repentinamente, regresó a la conversación.—A mí también y he preparado una sesión de relajación para ambos. 

A Lance de hecho le gustaba mucho la idea y hasta parecía emocionado por un poco de paz y relajación. No se sintió tan bien cuando Parks ple exigió a los guardias que se retiraran porque la sesión debía ser en completa paz. A regañadientes, ambos guardias obedecieron cuando Renner les comunicó por radio que debían seguir esas órdenes. Una vez a solas, Parks invitó a Lance a buscar un lugar en la manta en el suelo y después de hallar la posición y poner la música, escribió por la computadora.

—Quiero que escuches atentamente lo que estoy por decir. —Al igual que lo hacía con los monjes, Lance cerró los ojos y se guiaría por la música y las palabras de su nueva guía espiritual, sin esperar lo siguiente que estaría por decirle:—Lo que voy a decirte a continuación es sumamente importante y no puedes sobresaltarte por nada de lo que esté por decir. Suelta tu respiración y libera el ceño fruncido que tienes si me entendiste.—Gradualmente, el castaño acató sus órdenes, lleno de nerviosismo e incertidumbre.