Brotes de la familia Uchiha y Senju. [TobiIzu] +18.

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Joki caminaba tranquilo por las calles de Konoha, ganándose la mirada de varios transeúntes. Tenía conocimiento que de muy pequeño llamaba la atención, ya que al ser hijo del segundo Hokage y el jefe del clan Uchiha daba mucho de que hablar, pero está dispuesto a no tener una buena actitud frente a eso.

Detuvo su andar en el momento que un gato se atravesó en su camino.

—¡Joki-kun!

Quitándole su atención al gato, sube la mirada para ver esa voz tan conocida. Obito se venía acercando con una sonrisa en su rostro.

Obito Uchiha, definitivamente no era de su agrado. A pesar de tener que forzosamente compartir festividades con él al ser parte de su familia, su actitud tan alegre le exasperaba, una copia exacta de su tío Hashirama, pero al menos su tío era un poco menos molesto.

—Qué lindo gatito tienes aquí.— Obito llegó a su lado y se agachó, acariciando al felino.

—Llévatelo si quieres, no es mío.

—¡Pero, pero! Se ve que te quiere a tiiii.

No responde, porque mira de nuevo al gato. Agitó su pierna en un intento de sacarlo, pero había clavado sus uñas en su pierna, provocándole un irrelevante dolor.

—Oh, no...

—No me provoca ningún tipo de dolor.

—¡No hablo de eso!

Cuando Obito exclama Joki vuelve a fijarse en el gato, el rostro tan inexpresivo del felino no evidenciaba lo que estaba sucediendo y es hasta que el líquido caliente empapa su pantalón es que se da cuenta. Casi sin pensarlo agita su pierna para quitárselo de encima.

—¡Pequeño gatito!

Y es ahí cuando ve a Obito por última vez.

El azabache intentó limpiar su pie en un pequeño jardín que estaba cerca, pero de ninguna manera se iría el olor de esa forma. No estaba tan lejos de casa así que tomó su camino de vuelta.

El día ya era horrible, pero tan solo ver quien aún estaba en casa, acabó con su capacidad de mantener su paciencia.

—Bienvenido.— Dijo el albino, con su típico semblante serio.

—¿Dónde está papá?

Pregunta Joki, sin tener ninguna intención de una conversación larga con su padre. Nunca hablaban mucho más que eso, y sus conversaciones se resumían a una interacción con Izuna de por medio o sobre él.

—Trabajando.

—Normalmente eres tú el que trabaja.

—Ahora no lo estoy haciendo.

Jōki se quedó callado. El chico se dirigió a su habitación después de eso, para así cerrar su puerta con llave e ir directo a la ducha,

Después de un largo pensamiento acerca de porqué su papá estaría fuera, sale del baño después de tan solo unos minutos. Cuando pasa delante de su espejo observa sus rasgos, tan parecido a su padre, pero no dejaba atrás sus rasgos Uchiha. Activa el sharingan solo para ver las dos aspas que se visualizaban en su mirada, como un recordatorio de su poder.

—¡Joki, a comer!

Escuchó a su papá Izuna exclamar y decidió salir de la ducha, con una sonrisa dibujándose en sus labios.