Brotes de la familia Uchiha y Senju. [TobiIzu] +18.

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—¿Edo-tensei dijiste?— El albino asintió.— ¿Por qué creaste algo así?

La familia Uchiha-Senju se encontraba reunida en la mesa, su papá Izuna había preparado un delicioso plato de fideos. Joki se encontraba comiendo tranquilamente cuando este tema se situó en la habitación, y ahora no podía despegar su atención de sus padres.

—Te estoy contando algo que ya está siendo llevado a cabo.

—Suena peligroso.

—Los mejores ninjas de la nación lo han revisado. ¿Les digo que no les has dado tu aprobación?

—¡No me hables así, Tobirama!— Exclamó Izuna, golpeando la mesa con una de sus manos.

El azabache mayor miró a la madera de la mesa, se le veía agitado. Jokirama no sabe qué tan peligroso era eso, la sola idea que le había proporcionado su padre le había hasta agradado

—Padre.

Izuna y Tobirama lo miraron al mismo tiempo. Vaya. Parecía que verdaderamente ambos se olvidaron de que él estaba ahí antes de hacer este espectáculo. 

—¿Tu jutsu puede revivir mis ganas de estar aquí?

Su padre no le contestó, solo le dio esa mirada que tanto odiaba. Miro a su papá, entonces, y antes de abrir su boca para decir algo fue interrumpido por este.

—Sí tienes permiso de retirarte— Dijo el Uchiha consciente.

El menor se levantó de la mesa, tomando su propio plato para lavarlo en la cocina. De forma lamentable, no quedaba tan lejos del comedor, entonces podía escuchar de forma clara lo que sus padres hablaban. Mojó sus manos en el agua del lava platos y tomó la esponja para pasarla sobre el plato vacío de comida, y su cabeza estaba ladeada hacia la habitación contigua. 

—¿Desde cuándo estás tomando este tipo de decisiones sin decirme?

—Izuna. No puedes saberlo todo. Mi trabajo es reservado, soy el líder de esta nación.

—¿No podías contarme antes?

—Te lo estoy contando ahora.

—Cuando ya lo hiciste, Tobirama. —Izuna respira profundamente a este punto.—Estás aceptando la muerte para el futuro de tu nación.

El Uchiha se levantó de la mesa. Se escuchaba el silencio incomodo de cómo los platos chocaban, entonces es cuando supo que su papá venía a la cocina. Por suerte había terminado de limpiar sus utensilios y decidió retirarse a su cuarto, y antes de caminar por los pasillos, escuchó lo último.

—Espero que me avises cuando decidas acabar con este matrimonio, Tobirama.

El silencio después de eso fue casi sofocante. Jokirama terminó por entrar a su cuarto y cerrar su puerta con sutileza. Apenas cerró su puerta vio en el rabillo de su ojo una sombra, volteándose notó que era su padre.

Desliza la puerta para encontrarse con él. Su semblante era serio cuando alzó su mirada y miró a Tobirama.

—¿Qué?

El albino no entra a la habitación cuando abre la puerta, lo cual está bien, nunca lo hizo de todos modos. El menor lo mira con pura curiosidad, no entiende qué es lo que está ocurriendo.

—¿Por qué estás aquí? 

Ve los ojos rojos de su padre fijamente. Odia su silencio, ni siquiera dice nada. Solo se miran mutuamente. El adulto suspira, no tarda en poner sumamente incómodo a Jokirama, y es ahí cuando decide permitirse enojarse. 

—¡Respóndeme! ¿Por qué te quedas callado?

Al parecer esa fue la señal para que Tobirama reaccionase e hiciera algo más que solo mirarlo.

—Es probable que Izuna se vaya de casa.