Brotes de la familia Uchiha y Senju. [TobiIzu] +18.

7

La casa Uchiha-Senju, cuando Jokirama apenas tenía once años...

La noche era tranquila y la luna llena iluminaba suavemente la habitación gracias a la falta de cortinas en su ventana. Tobirama yacía en la cama junto a Izuna, sus cuerpos relajados después de un largo día.

—Izuna, ¿alguna vez pensaste que tendríamos momentos como este? —preguntó Tobirama en voz baja, acariciando suavemente el cabello de su pareja.

Izuna sonrió, su mano descansando sobre el pecho de Tobirama.

—No... honestamente pensé que moriría antes que vivir algo así.—respondió, sus ojos reflejando el brillo de la luna.—Pero estoy feliz aquí, contigo.

Tobirama se inclinó y besó a Izuna con ternura, sus labios encontrándose en un gesto de amor silencioso.

Justo cuando el beso se profundizaba, una voz temblorosa rompió la serenidad de la noche.

—P-Papá... tuve una pesadilla...

La luz se encendió y Jokirama apareció en la puerta, su rostro pálido y sus ojos llenos de preocupación. Tobirama se sonrojó intensamente, apartándose ligeramente de Izuna, quien soltó una risa suave pero cariñosa.

—¿Q-Qué clase de pesadilla, cariño? —preguntó Izuna, sentándose en la cama con calma y mostrando una sonrisa tranquilizadora.

Jokirama tragó saliva, tratando de encontrar las palabras adecuadas.

——Una en la que ustedes dos estaban... así —dijo Jokirama, visiblemente incómodo—. Con permiso, voy a... despejar mi mente. —Y salió rápidamente de la habitación, dejando a Tobirama e Izuna solos nuevamente.

Tobirama suspiró y se dejó caer contra las almohadas, cubriéndose el rostro con las manos.

—Esto siempre nos pasa —murmuró, todavía sonrojado.

Izuna se inclinó y le dio un beso en la frente.

—Tienes suerte de que no estábamos haciendo nada malo.

Tobirama asintió. Se acomodaron de nuevo en la cama, abrazándose con ternura.

Mientras tanto, Jokirama, desde el pasillo, pensaba en sus padres. No podía evitar sentirse molesto y celoso.

¿Por qué siempre parecían tan felices juntos mientras él apenas podía compartir tiempo con Izuna? Se devolvió a su cuarto y cerró la puerta de su habitación con un golpe y se dejó caer en su cama, mirando al techo con el ceño fruncido. Deseaba poder tener esa misma conexión, esa misma cercanía con su papá, sin sentir que siempre era la tercera rueda.

—Ojalá Tobirama desaparezca —murmuró, apretando los puños. Los celos burbujeaban en su interior, celos por su papá, y el deseo de estar con él.