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Jōkirama a sus 17 años, sabía más que bien el hecho de que no era una buena persona.

Desde el primer brazo que rompió en la academia hasta haber abusado de esa chica sin pudor, sabía que algo en su interior era oscuro.

Muy oscuro.

Siempre intento mantenerse lo más neutral posible, pero a lo largo de los años, lamentablemente comenzó a darse cuenta de que los actos traían consecuencias.

Nadie supo porqué Mion se había suicidado.

Por más que Jōki no pudiese dormir por la culpa, no tenía las agallas de confesar que fue él.

Y eso lo estaba destrozando por dentro.

Numerosas cicatrices y marcas en su cuerpo eran testigos de las veces en las que decidió callar su dolor, la culpa, el odio que sentía. Se tenía tanto asco.

Pero algo lo mantenía vivo, con el suficiente control para actuar tan neutral como siempre.

Y ese algo no era más que el demonio en su interior.

Se observó en el espejo por enésima vez en el día, observando sus ojos tan rojos como la sangre fresca, decorados por el poderoso mangekyo sharingan.

Un poder tan privilegiado, con una gran historia detrás. Y él lo tenía.

Era cosa del destino saber que camino decidiría para hacerle un uso.

No me olvido de que no es del todo un santo.
Los siguientes capítulos serán de Jōki teniendo más de 15 años, Izuna se fue de casa, por supuesto.

Brotes de la familia Uchiha y Senju. [TobiIzu] +18.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora