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Jokirama, ahora un joven adulto, había desarrollado una personalidad aún más seria y enfocada. Su día a día estaba lleno de responsabilidades, especialmente desde que había comenzado a cuidar a su sobrina Tsunade. No sabía de dónde había salido, Obito tenía apenas su edad. Pero no se preocupaba de esas cosas. Mientras realizaba sus tareas diarias, su mente rara vez se desviaba a pensar en su familia.

Estaba en el jardín, arreglando unas plantas, cuando escuchó un leve crujido al otro lado de la entrada de su casa. Se levantó, limpiándose las manos en sus pantalones, y caminó hacia la puerta principal. Al abrirla, se encontró con una joven de cabello rosa y ojos brillantes color miel, con una sonrisa que era una mezcla extraña de dulzura y algo perturbador.

—¿Quién eres? —preguntó Jokirama, con el ceño fruncido.

—Me gustas —respondió la chica, sin preámbulos.

Hubo un silencio incómodo.

—...¿Qué? —repitió Jokirama, incrédulo.

—Me gustas —dijo ella de nuevo, esta vez poniendo ambas manos sobre su pecho en un gesto dramático.

—¿Quién eres? —insistió Jokirama, su confusión aumentando.

—¡No importa, me gustas! —exclamó la chica, su voz cargada de una intensidad casi obsesiva.

Jokirama suspiró, sintiendo una mezcla de exasperación y curiosidad. Posó una mano en su cadera, frunciendo levemente el ceño.

—No tengo idea de quién eres —dijo con franqueza.

La chica lo miró con una expresión de ligera frustración, pero también de determinación.

—Lo sé...pero, dame una oportunidad. Soy una ninja médico, puedo serte útil.

—Tengo que cuidar a mi sobrina ahora, no tengo tiempo para hablar de esto —la interrumpió Jokirama, moviéndose para cerrar la puerta. Pero se detuvo, recordando que debía enseñar valores y respeto. Respiró hondo y preguntó— Ehm... tú eres...

—Mion —dijo ella, haciendo una reverencia.

Jōkirama la observó detenidamente, tratando de recordar.

—Joki. Apuesto a que no te sabías mi nombre tampoco —dijo, aunque era más una afirmación que una pregunta.

—Sí me lo sabía —respondió Mion, su tono desafiante.

Hubo otro silencio.

—Nos vemos luego... —dijo Jōkirama finalmente, cerrando la puerta lentamente mientras la miraba sospechosamente.

Una vez que la puerta estuvo cerrada, escuchó unos llantos y chillidos provenientes de dentro de la casa. Soltó un quejido al darse cuenta de que trataba, esperaba que no fuera para cambiarle el pañal. Tsunade y su excremento eran enemigos mortales de sus fosas nasales.

—Aquí vamos de nuevo —murmuró para sí mismo, dirigiéndose hacia el origen del sonido.

Mientras se acercaba a su sobrina, recordó vagamente el incidente del jabalí y la niña que había salvado. Era una parte lejana de su memoria, pero ahora parecía que esa niña había regresado como una joven determinada a entrar en su vida.

Brotes de la familia Uchiha y Senju. [TobiIzu] +18.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora