Capitulo 14

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Un día en la piscina
Narra Marina

Me levante a las doce y media, con unas ganas de quedarme en la cama durmiendo...inimaginables. No había nadie en la habitación, estaba sola. Mire hacia la puerta, y recordé mis últimos minutos del día de ayer con mi princeso. De repente, la puerta se abrió, era Jesús.

Marina: ¿Donde están los demás?

Jesús: Han ido  dar una  vuelta por ahí, porque Rebeca se tenia que comprar un bañador, y de ahí surgió una larga lista de la compra.

Reímos.

Marina: ¿Porque no fuiste con ellos? Es mejor que quedarse en casa a esperar que me despierte.

Jesús: ¿Tu crees que a mi me habría gustado ir? Además, yo era el único que no tenia que comprarse nada, así que para llevar bolsas a lo tonto...

Reímos. Me alegraba que Jesús no hubiera ido con ellos, me gusta pasar tiempo con el... ¿Pero que digo? Bueno, seguro que no se ha fijado en mi, me vera como rollo pasajero, tendrá un montón de chicas mejores que yo a su alrededor... ¿Porque se ha tenido que fijar en mi? Si es que eso no me lo creo ni yo... Mientras yo me hablaba conmigo misma, Jesús me había traído el desayuno a la cama.

Jesús: Un desayuno de princesa para una princesa.

Marina: Jesús, no soy una princesa, y lo sabes.

Jesús: Para mi si que lo eres.

Me parece que me empecé a poner colorada, principalmente porque sentía que mis mejillas estaban ardiendo y por esa sonrisa que puso Jesús según me miro.

Marina: Gracias de todos modos.

Empecé a comer aquel  desayuno que me había preparado mi princeso. Estaba buenisimo, el desayuno, claramente. Cuando termine me escogí la ropa que me iba a poner y lógicamente, le dije a Jesús que me esperara en el salón.

Me puse unas vans negras con unos shorts vaqueros rotos y una camiseta ancha de tirantes negra con un tigre. Me hice una coleta y salí de la habitación, con ganas de ir a dar una vuelta.

Marina: Ya estoy, ¿vamos?

Jesús: A donde.

Marina: A dar una vuelta.

Jesús: Joooo...

Marina: Pues no vengas si no quieres. Hasta luego.

Abrí la puerta y cuando iba a salir..

Jesús: Bueno, te acompaño.

Marina: No hace falta, no me pierdo.

No estaba enfadada pero me molesta mucho que la gente haga eso.

Jesús: Venga, que si que voy.

Marina: Bueeeno...

Salimos y nos pusimos a andar... a ninguna parte. La verdad, me gustaba pasear con Jesús. No me puedo enamorar...no,no,no,no,no y no. Luego me romperá el corazón con cualquier chica que tenga a su lado. Marina, no te enamores. Una voz me saco de mi pensamientos.

Jesús: ¿Te apetece un helado?

Marina: Vale, de vainilla.

Jesús: Voy a por ellos, esperame en este banco.

Y dicho esto se fue. En cuanto Jesús no estaba, se acerco un grupo de chicos, un año mayores que yo. Se sentaron en el banco, y como no, empezaron a tocar las narices.

De aqui a la luna, ida y vuelta en triciclo (GEMELIERS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora