Capítulo 13

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Han pasado dos semanas desde que estoy en las caballerizas, he estado apoyando en el comedor y poco a poco me siento menos cansada con las actividades. Aunque no lo suficiente como para no caer como piedra en las noches.

Ya estoy más familiarizada con algunos de los hombres, son personas alegres, a veces hasta se me olvida que trabajan en una organización que contribuye a envenenar a miles de personas en el mundo.

-Nosotros no obligamos a nadie para que se drogue- me dijo Pedro en una ocasión en que le pregunté si estaba consciente en como afectaba a la sociedad lo que su preciada organización hacía.

Me pareció una respuesta absurda, pero no puedo negar que tiene razón. Por otra parte, como él mismo me explicó, algunos no tienen otra opción, con los sueldos tan bajos que no alcanzan para sustentar a nadie. Un sueldo de sicario es muy tentador.

Además, la mayoría de los hombres con los que he hablado, catalogan a su patrón como un hombre pacifico, que prefiere negociar que disparar un arma. Según ellos, es lo que lo ha posicionado como uno de los hombres más confiables dentro de su ramo. Me pregunto si Chegoyo pensaba lo mismo de él y por eso le permitió festejar su cumpleaños, junto con su "ejército" en la cantina.

He descubierto que no soy santo de la devoción de Vargas, pues mientras la mayoría me empieza a hablar y a tratar con respeto, él se dirige a mí impersonalmente con un "!Hey tú!" o un "oye tú muchachita". Dudo mucho que un nombre tan corto como Emma, sea difícil de pronunciar para un hombre como él, pero decido ignorarlo y me limito a atenderlo cada vez que me llama.

Ángel cada vez me dirige menos la palabra, aunque sigue mandando a Lety para que me lleve a asearme a la casa. Supongo que se imagina que de ser necesario, tomaría un baño en las regaderas de los hombres, aunque tuviera que hacerlo vestida, solo para demostrarle que soy capaz, claro que preferiría no hacerlo.

Ha estado lloviendo bastante, pero afortunadamente ya encontré el lugar en la caballeriza, donde no se gotea para nada. Así que aunque llueva de noche, no me he pasado la noche en vela procurando estar seca.

Esta noche tienen una celebración de fin de año, la segunda, pues la dividen en dos partes, porque a Ángel no le gusta que ninguno de los hombres descuide su puesto, así que ayer celebró la mitad de sus hombres y hoy celebra la otra mitad, entre ellos la gente de su confianza.

En la cocina hemos estado trabajando a marchas forzadas, para que la cena esté a tiempo. No sé en qué consiste la celebración, porque ayer me fui a dormir temprano, como todos los días. Solo escuché que tenían música norteña y de vez en cuando escuchaba gritos y carcajadas.

Lety me ha pedido que la acompañe a la fiesta. Yo no quería hacerlo, porque me siento muy cansada, pero ella me insistió, me convenció cuando me dijo que no teníamos que vestir formalmente, con nuestra vestimenta habitual bastaba. Así que una vez que Ángel sale de la casa para, Lety me pasa a buscar. Esta vez me baño y arreglo en su cuarto, que no es muy diferente al de Ángel, excepto que en este no hay televisión y el baño es más modesto.

Me pongo un pantalón de mezclilla y una camisa a cuadros, un estilo muy vaquero, pero lo complemento con una chamarra de cuero que Lety me presta y unos botines negros. Ella se esfuerza en arreglarse un poco, suelta su cabello, es más largo de lo que imaginaba, se maquilla un poco. Se mira muy bonita y muy diferente. Yo también me maquillo un poco, nada llamativo, solo un poco de delineador en la parte de debajo de mis ojos, rímel y labial. Bajamos hacia el granero y cuando entramos, los hombres empiezan a silbar, sospecho que es porque no miran muy seguido a Lety de este modo, puedo notar que hasta Vargas se sorprende al verla. Meño tiene que intervenir para hacerlos callar.

Un Ángel para Emma 1era Parte ✓✓ (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora