Capítulo 3

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La cabeza me duele horrible, parece como si algo golpeara desde el interior de mi cráneo. Hacía mucho no experimentaba este tipo de dolor, trato de recordar cuando fue la última vez, si no estoy mal fue un día después de mi cumpleaños 18, en el que mis amigos de la preparatoria insistieron en que debía celebrar apropiadamente con mi primer borrachera, tomé un par de tequilas y cervezas, con eso tuve para que me consideraran oficialmente ebria, desde entonces no quise ni oler el alcohol. No encuentro el motivo de este dolor, pues estoy segura de no haber tomado nada el día de ayer. Tengo que hacer un gran esfuerzo para que los recuerdos vayan tomando forma y orden en mi memoria.

De repente todo llega a mí, el aire me empieza a faltar y mi cuerpo tiembla al recordar los últimos acontecimientos. Difícilmente me incorporo hasta sentarme, la habitación está oscura, pero no lo suficiente como para no mirar que no es muy grande, hay dos filas de camas individuales, deben ser al menos diez. No hay más muebles, no hay ventanas, solo un pequeño muro en forma de L en una esquina, cuando me pongo de pie me doy cuenta que detrás de ese muro hay un retrete y un lavabo.

-¡Clara!- grito con terror cuando la miro en una de las camas. -¡Clara!- la llamo de nuevo, pero no hay respuesta. Tomo su rostro entre mis manos y le doy unos cuantos golpecitos. -¡Despierta por favor!- le pido, pero ella no me responde.

Afuera escucho voces y mi corazón late con más fuerza, las voces se van acercando más y más y miro como el cerrojo de la puerta se empieza a abrir, mi instinto me obliga a tirarme sobre la cama y hacerme pasar por dormida, la puerta se abre y alguien enciende una luz fuerte.

-¡Metete ahí perra!- escucho la voz de un hombre, yo empiezo a temblar.

-Perra tu madre- escucho la débil voz de una mujer, cuando la puerta se cierra.

Yo me quedo inmóvil unos minutos más, para asegurarme que se hayan alejado lo suficiente. Escucho a la mujer andar por la habitación, arrastra un poco los pies.

-Nuevas inquilinas- dice en tono burlón. –Bienvenidas al infierno- dice y suelta una carcajada. Se empieza a acercar a Clara y la golpea en la cara.

-¡Hey, despierta!- le dice. Entonces me levantó de golpe.

-¡Déjala!- le grito y el dolor en mi cabeza me castiga por levantar la voz.

La mujer me mira con los ojos muy abiertos. Luego esboza una sonrisa, levanta las manos y se aleja burlonamente. Me acerco al rostro de Clara, necesito saber si está respirando, débilmente pero sí, toco sus brazos, su temperatura corporal es normal.

-La durmieron con cloroformo, va a tardar en despertar- me informa la recién llegada, mientras saca de su pecho un cigarro aplastado, lo huele pasándolo frente a su nariz, pero no lo enciende. Se mira desarreglada, con el maquillaje corrido por su rostro, el pelo grasiento, trae puesto un vestido que deja ver más de lo que cubre.

-¿Quién eres?- le pregunto.

-Denisse- responde como si no le importara.

-¿Quiénes son estos hombres? ¿Por qué nos trajeron acá? ¿Dónde estamos?- le lanzó una pregunta tras otra. Ella sonríe amargamente.

-¿Quiénes son? Basura, la peor escoria del mundo- responde y le da un gran jalón a su cigarro -¿Dónde estamos? En algún lugar cercano a Tecate o Mexicali, aun no lo descubro- responde pausadamente. -¿Por qué están aquí? Porque eso es lo que ellos hacen- dice y suelta una carcajada y se lleva de nuevo el cigarro a la nariz.

-¿Qué es lo que hacen?- le pregunto temerosa, no creo que la respuesta me vaya a gustar.

-Son tratantes de blancas- me dice con cierto fastidio, como si fuera algo obvio.

Un Ángel para Emma 1era Parte ✓✓ (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora