Capítulo 14

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A lo lejos escucho que alguien me grita. Debo estar soñando, porque escucho una bella melodía de guitarra, debe ser alguien muy experto, suena como cuando tocan de manera individual cada cuerda. De nuevo alguien grita mi nombre. Abro los ojos y tardo unos segundos en entender que estoy despierta y que la melodía se escucha afuera.

-¡Emma!- escucho a Ángel gritar- Esta es para ti- agrega, habla diferente.

Me pongo de pie y me asomo por el ventanal. Está un grupo de hombres, entre los que reconozco a Meño, Vargas, Pedro y otros tres más, prendieron una fogata y están sentados alrededor de ella. Meño es quien toca la guitarra y empieza a cantar sorprendentemente bien. Ángel está de pie, o mejor dicho, tambaleándose, mirando hacia la ventana, supongo que está intentando traerme serenata.

No alcanzo a escuchar lo que dice la canción porque Ángel está gritando, pero cuando se calla trato de prestar atención.

...y estos puños que tiemblan de rabia
cuando estas contenta,
que tiemblan de muerte
si alguien se te acercara a ti.
Hoy procura que aquella ventana que mira a la calle,
en tu cuarto se tenga cerrada,
porque no vaya a ser yo el viento de la noche
y te mire y recorra la piel con mi aliento,
y hasta te acaricie y te deje dormir,
y me meta en tu pecho y me vuelva a salir
y respires de mí...
O me vuelva una estrella
y te estreche en mis rayos
y todo por no hacerme un poco de caso
ten miedo de mayo
y ten miedo de mí...

No puedo evitar reírme al escuchar a Ángel cantando solo los finales de cada párrafo. Es guapo, imponente, poderoso, que cantara bien sería demasiado. La canción es una trova y es un poco corta, por lo que Ángel pide que la toquen de nuevo. Esta vez trato de prestar atención desde el principio, pero es la última parte la que más se me queda grabada.

...ten miedo de mayo
y ten miedo de mí
Porque no vaya a ser que cansado de verte,
me meta en tus brazos para poseerte,
y te arranque las ropas
y te bese los pies,
y te llame mi diosa,
y no pueda mirarte de frente
y te diga llorando después:
por favor tenme miedo,
tiembla mucho de miedo mujer,
porque no puede ser.
(1)

Ángel me grita una y otra vez, sé que en estos casos, se tiene por costumbre, salir a la ventana para aceptar la serenata, cosa que aunque quisiera no puedo hacer, porque la reja tiene candado, o prender la luz de la habitación, para indicar que se escuchó y se acepta. Pero tampoco lo hago. Él pide que toquen la canción unas cuantas veces más.

-¡Por favor tenme miedo, tiembla mucho de miedo mujer, porque no puede ser!- grita Ángel junto con Meño cada vez que termina la canción. Yo estoy riendo como tonta. Me siento extrañamente halagada por estar recibiendo una serenata de su parte.

Finalmente lo convencen de que estoy muy dormida y tal vez no escuche nada. Ellos siguen tocando y cantando otras canciones, veo a Ángel sentado alrededor de la fogata, no participa ni en el canto, ni en las conversaciones, de vez en cuando se queda mirando hacia la ventana, pensativo. Me vuelvo a acostar cuando miro que poco a poco se empieza a involucrar en la plática, pero ya no está tomando. Miro el reloj en el buró están por dar las 2am. Probablemente esta noche bohemia, apenas empieza para ellos.

***

El siguiente día, me la paso casi en su totalidad, en cama, la cabeza me duele horrores y aunque Meño me da su famoso remedio para la resaca, me la paso vomitando todo el día. Me siento agradecida de estar de nuevo en la casa y no en las caballerizas porque todo el día llueve.

Lety me visita alrededor de las 3 de la tarde, por la cara que trae, tampoco a ella le ha ido bien con la resaca. Entre dolor de cabeza y malestar estomacal, le cuento lo de la serenata, ella se muestra sorprendida, según me dice, nunca había mirado a Ángel tan tomado como para tambalearse.

Un Ángel para Emma 1era Parte ✓✓ (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora