Capítulo 2

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— Evander — él levantó la mirada y se encontró con su madre quien había entrado a la biblioteca sin tocar.

— Dime madre — ella se acercó al escritorio su mirada buscaba la cajita, pero no se veía por ninguna parte. Había escuchado un rumor entre los empleados de que una chica portaba el brazalete Schvelzem, lo escuchó y casi murió de un infarto por que nadie podía llevar ese brazalete sólo si el hombre la amaba con pureza y sinceridad.

Claro tenían que ser ambas partes las enamoradas.

— No veo el brazalete — decidió ser directa.

— No está en la biblioteca — la sutileza no era el tacto de su madre — la Srta. Drummond accidentalmente lo tomó y se lo puso — Su madre llevó las manos a sus labios y le miró con preocupación.

— Evander, va a morir — el desvió la mirada porque no deseaba escuchar esas palabras. —¿Pero como la conociste?

— Vino a pintar mi retrato madre, para tu regalo — mamá asintió y en su mirada había pena — estoy investigando como romper la maldición.

Ella lo vio con curiosidad, en su voz se escuchaba la desesperación , algo curioso por que Evander era alguien controlado, demasiado para su gustó.

Margo caminó hasta el ventanal y de ahí pudo apreciar los preciosos jardines. Cuando decidió marcharse para vivir sola en una casa donde no hubieran tantos recuerdos de su amado esposo, había visto hacia atrás el lugar que tanto amaba. Su deseo era que su hijo encontrará el amor, que conociera la felicidad que ella conoció junto a su padre, pero su relación con la joven Mysie lo amargo ya que ella era una mujer posesiva y celosa.

— Es irónico este asunto Evander, Mysie terminó la relación porque te negaste a obsequiarle el brazalete y al poco tiempo otra mujer lo carga — suspiró y centro su mirada en la mujer que paseaba en los jardines, ella era pequeña, su largo cabello castaño lo llevaba suelto, la miró saludar al jardinero de más edad con una gran sonrisa. Ella revoloteaba por el jardín y todos los que estaban trabajando levantaban sus manos para saludarla — Supongo que la señorita que anda paseando por los jardines y saludando a todos es la señorita Drummond — escucho la silla arrastrarse y al segundo su hijo estaba junto a ella para mirar por el ventanal. Margo enarcó una ceja al darse cuenta de aquella actitud.

— Ella es muy querida por todos los empleados de la casa, es alguien que los saluda a todos — Margo contempló a la joven que estaba logrando que su hijo hablará con una calidez, algo inusual en el — Tiene un don para la pintura, quiero llevarte a la casa de Akir, él tiene un cuadro pintado por ella.

Margo sonrió y extendió su mano para acariciar el rostro de su hijo.

— Quiero verlo, se ve que es una joven dulce y alegre.

Evander asintió y no apartó su mirada de la suya.

— Lo es, madre.

Margo sonrió pero al mismos tiempo sintió tristeza por su hijo, Evander en su opinión jamás había amado de verdad, sólo se había ilusionado con Mysie. Se conocían desde niños pero él no la había visto, como ella notaba que miraba a la Srta. Drummond y temía que ella sólo le llamará la atención por la situación en la que se encontraba.

— ¿Cuánto tiempo? — cuestionó, notando su actitud esquiva, lo que le provocaba que los nervios se le alteren más — necesito saber.

— Un mes Srta. Drummond —. Conmocionada, no pudo evitar que las lágrimas saliesen como un río. No tenía a nadie, ni un perro que le ladre, ¿Dónde iba a encontrar a alguien que la ame? Según lo que el Sr. Schvelzem le dijo tenia que ser un amor puro y sincero.

¡Maldito amor!  historias de amor y madiciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora