Sé que soy un desastre, sé que hice mal en organizar una fiesta aprovechando la ausencia de mis padres y abuelo, pero... no merezco este final, no puedo ser maldecida de esta manera. Es decir, ¿qué será de mí?
—Sky... — me llama mi mejor amiga, Katia —, fue un accidente.
Giro mi rostro como si fuera el exorcista y la fulmino con la mirada. ¿Un accidente?
—Mierda, Katia. No me iba a tomar más de veinte minutos, sólo necesitaba veinte, putos, minutos para perder mi virginidad, y ni siquiera pudiste estar a cargo de la fiesta hasta que llegara a mi habitación — escupí rabiosa y volví a mirar los trozos del jarrón del abuelo, o de la familia, en realidad.
Ese jarrón era de un antepasado familiar, Leonela Stuart, y según todos los relatos que mis padres, tíos y abuelo me contaron: tenía una maldición, una puta maldición que ahora caería sobre mí.
Cuenta la leyenda de que cuando mi tátara tátara tátara abuela se casó, su esposo estaba muy enfermo, y como muestra de amor él le había obsequiado ese jarrón que fue llevado a una "bruja" y donde su alma prevalecería una vez que muriera para estar junto a mi abuela, y cuando ella muriera, su alma también estaría dentro del jarrón.
Mi abuelo, William, me dijo que si algún día alguien llegaba a romperlo, las almas saldrían en diferentes direcciones y una se quedaría a arruinar la vida del culpable por separarla de su único amor.
Si fuera una mujer positiva diría que no fui la culpable, pues yo estaba a punto de perder mi virginidad con Brad, mi novio, cuando eso sucedió, pero el hecho de que el jarrón se rompiera y todo el caos se desatara llevando a que más cosas se rompieran por culpa de los invitados; que la policía llegara a mi casa; que mi novio me terminara; que me llevaran a la delegación por alterar la paz del vecindario a las dos de la mañana, y el imbécil de Kenneth, el hermano mayor de Katia, vaya por mí: me decía que estaba maldecida, que la mala suerte ya se había desatado y mi, muy, antigua abuela me dejaría virgen de por vida.
—Deja de lamentarte y limpia este chiquero — con los ojos llorosos mire a Kenneth, el muy maldito estaba gozando la situación, amaba hacerme miserable —. Sky, no seas ingenua, no existe ninguna maldición — al menos tiene corazón, se ve afectado por mi aspecto.
—Brad se fue, me dejó.
—Ya te dije que Brad sólo quería llevarte a la cama — gruñó Katia y yo sólo quise echarlos de mi casa.
Claro, como mi amiga ya no era virgen y el idiota de Kenneth seguramente se habría tirado a media fiesta, yo ya no importaba.
—Yo quería entregarme a él — lloré con mayor intensidad. Mi novio, el chico más popular de la universidad, aparte del idiota de Kenneth, me dejó por culpa de ese puto jarrón.
Los Brooks suspiraron y siguieron limpiando mientras yo lloraba en el sofá.
Moriré virgen, nunca sabré lo que es el clímax, ¿qué haré? ni siquiera tengo hermanos para ser la tía buena onda.
Katia y Kenneth respetaron mi estado y limpiaron toda la sala, solos, aún con su ropa de fiesta. Todo parecía indicar que Kat ganó tiempo cuando Kenneth fue por mí a la delegación, pero... ¡nada cambiaba las cosas!
—Muy bien — el pelinegro puso las piezas del jarrón sobre la mesita de mi sala —, seguro hay una solución, Sky.
—Kenneth tiene razón — mi amiga me abrazó por los hombros.
—Aunque estoy seguro que estás exagerando — miro al idiota —. Brad es un idiota, simplemente se enojó porque no entró al lugar que quería.
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¡Maldito amor! historias de amor y madiciones.
Algemene fictieUn amor inadecuado Una amor intrépido Un amor encantado Un amor trágico Un amor mágico Un amor épico Si crees que tu vida es difícil, espera conocer el maldito amor. Qué es el amor, sino la incondicional pasión de dos seres, la inmortalidad de dos...