Odiaba las mentiras. No las soportaba y me enfermaban las personas que lo hacían con maestría. Yo en cambio era como una Anti-mentiras. Era incapaz de soltarlas sin ser pillada. Al llegar a casa y mirar a los ojos a Matías sentí como el azabache de sus orbes se transformaban en quinientos dragones furiosos reclamando por tanto engaño.
Y al final del día yo sólo era un ciervo asustado que se escondía del cazador. ¿Cómo mantendría oculta semejante traición? ¿Y si iba a visitarme en el hospital? ¿Y si se ven por ahí y ¡paff!, Mauricio recobra la memoria?
Dios... la amnesia era cruel.
En casa me recibió un plato de huevos con tocineta ––el alimento de los dioses––, y un vaso de jugo de naranja. Jugo que descubriría momentos despues que sabía a hierro, plomo, hierva, remedios de vitamina C. En fin, una mierda.
Estoy de pie frente a mi closet y lo único que cruza mi mente es: ¿Por qué coño veo miles de trapos y no consigo nada decente para ponerme? ¿Qué metamorfosis sufre la ropa cuando la compro que, al lavarla dos veces ya parece que le han vaciado ácido de baterias?
Tal vez si lograba pintar de negro ese pantalon blancon que tiene una mancha de cloro..., tal vez pudiera usarlo con la blusa de lentejuelas turquesa...
Estoy frita. Me hundo en la cama como peso muerto y escucho a las bases de madera chirriar por mi peso. <<Así que ahora estoy gorda, ¿eh?. Ingrata. Pagué muchos billetes por ti, ¿y así me pagas?>> gruñí contra el colchón. En pocas horas conoceria a la reencarnación de Satanas, al ser al que todos odian, a la versión real de Troncha Toros.
Al Galimatazo. A mi suegra.
La que nunca debe ser nombrada...
Esa maldita mujer, a la que odiaba con desesperación aún sin conocerla, sería mi verduga a continuación. La aborrecía por que aunque Matías la defendiera siempre, yo sabía que ella lo despreciaba y repudiaba. Y eso no podía perdonarselo, jamás. Era mas que evidente que la mujer amaba a su esposo con locura, que hubiera dado su vida por el sin detenerse a pensarlo, pero su dolor, su perdida había machacado por completo el amor por su hijo.
¿Se podía amar tanto así que transformara el amor hacia tu hijo, tu bebe, la criaturita que se movía en tu vientre todas las noches, en un odio encarnecido y furioso? Al parecer, la respuesta era un contundente SI.
Él sufría en silencio por tal desprecio. La amaba con toda su alma y a pesar de todo lo escuchaba llorar y pedirle perdón al teléfono cada vez que la llamaba para cualquier cosa. La vieja era una arpía desgraciada. Ya imaginaba que tendría que actuar como una jovencita modesta y callada. ¿¡Callada!? ¿Callada, yo? ¡Por Dios! Si yo no me callaba ni debajo del agua.
Pero, aunque se me quemaran las tripas por dentro cada vez que escuchaba como Matías hablaba maravillas de ella, había accedido a ir a su casa y tratar de tener un buen "comienzo". Era una mala idea. Pésima. La peor. Pero no quería decepcionar a Matías ni apagar el brillo esperanzado que se alzó en sus orbes cuando acepté su propuesta.
Por unos segundos deseo que las sábanas se abran y me engullan, llevandome a un universo paraelelo donde esa vieja bruja no exista.Tal vez hasta prefería un universo donde Matía jamás se hubiera subido a ese auto estando ebrio como lo estaba. Y por consiguiente, no hubiera causado jamás la muerte de la familia Santana. No importa cuantas veces le de vueltas al asunto. No hay forma de salir de este embrollo sin hacerle daño a Matías. A la final me decido por una camisita negra y un pantalon azul. Listo. Sino le gusta pues.. esto es lo que hay.
Le doy una rapida mirada a mi novio. Su pantalon ancho busca la forma de apretar sus nalgas, mostrandolasrespingonas y redondas. Joder. ¿Cuando le han crecido? Puto. Las mías parecen esconderse cada día. Su camisa negra de botones blancos medio abierta arriba y el cabello espelucado le hacen ver como un maldito salvaje y casi quiero montarle un altar. Una de sus Los nudillos de Matí se estrellan con fuerza contra la puerta. Le pregunto el mortivo de porque no abre la puerta, es su casa, ahí vive. Mi ceja curiosa se alza y no puedo evitar el interés. Algo me dice que ha sido la vieja bruja quien ha metido sus manos en esto.
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AMNESIA
RomanceLa suerte resulta algo caprichosa, todos la buscan, pocos la consiguen. Los traumas nunca se olvidan, y aunque todos dicen que debes superarlo, ¿qué saben los demás lo que es vivir algo que no puedes superar? Hay heridas que nunca curan, y Natalia...