Era increíble. ¿Y ahora? ¿Qué pensaba? Claro, irrumpir en la casa —mansión— de una familia que albergaba a un narco no iba a ser pan comido. Era extremadamente irresponsable que yo me quedara aquí, entrando a la boca del lobo y con un cartel en neón que dice: “COMEME”
¿Qué esperaba? ¿Chocolate caliente y galletas?
¡Me cago en...!
—¡Hola! —insistí—. ¿Hay alguien?
Silencio.
Apreté los puños, frustrada.
—¿Es que no hay nadie en esta mierda que me...?
—Buenas tardes.
Me callé de golpe, tragándome las palabras que estuvieron a punto de salir de mi garganta. El tipo de lo mas misterioso había salido de la nada como un espectro. Deseé tener una cruz y lanzarle agua bendita.
—¿Eh?
<<¡Atrás demonio! Sal de ese cuerpo>>
—¿Qué desea señorita?
¿Qué deseaba? Fácil. ¡Un súper modelo por favor! ¡O mejor un Play Station 3!
¿Qué? Coño, las mujeres también tenemos derecho a jugar Need for Speed.
—¿Están los Señores?
El hombre me miró con recelo, seguro preguntándose: “¿Qué querrá esta desarrapada con los amos”?
—¿Cual es el motivo de su visita?
—Vengo a verlos. Quisiera hablarles un momento.
Los ojos verdes de aquél hombre no mostraban alguna señal de confianza. Sus canas me distrajeron un poco. A cada esquina de sus ojos se dejaban ver unas arrugas que se acentuaban a medida que su frente iba poblándose de finas y gruesas arrugas. Su ropa era un tanto informal pero no perdía el toque causal. Le calculaba unos treinta y cinco años. Y el refulgir de esos ojos marrones me volcaron el estómago y crearon un efecto de caída libre mas ingravidez. Extraña mezcla para un mismo cuerpo.
Cada día mi teoría de que yo era el resultado de un amor prohibido entre un extraterrestre y un humano —o humana— chiflada cobraba fuerza. ¿De qué manera sino iba a contar con tanta mala suerte?
Tal vez no había que ser tan radical. Existía la posibilidad de que alguna deidad tuviera un amorío prohibido y yo hubiera sido desterrada del Olimpo como castigo.
Oh, soy una semi diosa. ¡Tanta belleza no podía ser humana! Lo sabía.
—Los señores están de viaje... Lo mas seguro sea que no vuelvan en menos de tres semanas.
El hombre de ojos color caramelo detuvo abruptamente mis delirios. Evité fulminarlo con la mirada por detener el flujo de mis pensamientos.
Sin embargo sus palabras me provocaron un alivio culpable. Culpable por que en el fondo no quería poner un pie en aquella casa. Me debatía en un cincuenta y cincuenta. Mitad ayudar, mitad rogar por que no salieran.
—... pero si lo desea, yo podría darles su recado la próxima vez que llam...
—Uy, ¿de donde salió esta mona?
Un muchacho medio bronceado —color Enrique Iglesias—, ni blanco ni moreno y con el cabello castaño. Una rara mezcla entre en negro y el café con leche.
Su andar era del tipo “Nenas-contengan-sus-orgasmos”. Venía luciendo brillantes dientes blancos y se olía desde lejos que era un típico casanova con el pene mas grande que el cerebro.
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AMNESIA
RomanceLa suerte resulta algo caprichosa, todos la buscan, pocos la consiguen. Los traumas nunca se olvidan, y aunque todos dicen que debes superarlo, ¿qué saben los demás lo que es vivir algo que no puedes superar? Hay heridas que nunca curan, y Natalia...