–Cam, hora de levantarse. –las voces de mis padres me hacen remover sobre la cama.
–Su olor estar en todos lados.
Yo froto mis ojos al sentir picor en ellos y lo primero que veo al despertar es el techo de la habitación de mis padres –¿Cómo llegué aquí? –me pregunto cuando tomo asiento y escucho la risa de papá.
–Bueno. Viniste a media noche diciendo que nos extrañabas y te hicimos un lugar en la cama. –comenta él desordenando mi cabello más de lo que ya está.
–Eso me recordó a cuando eras pequeña y venias luego de tener un sueño feo. –dice mamá conteniendo el llanto de emoción. Ella siempre es tan sensible.
–Oh, lo siento. –contesto bajándome de la cama. Estoy es un poco incómodo porque ya no soy una niña y ellos necesitan privacidad. Ese momento íntimo de pareja.
Luego de haberme retirado de la escuela ayer, lo primero que hice al llegar a casa fue dormir. Luego mamá me despertó para cenar y regresé a la cama con el estómago lleno. Y ahora desperté en la habitación de ambos.
Unos minutos después ya nos encontramos desayunando en el comedor –¿Hoy puedo ir a la escuela? –pregunto con algo de duda y eso hace a papá atragantarse con su café.
–No, esperaremos varios días. –se niega de inmediato –Tu nuevo olor es muy intenso. –agrega haciéndome bajar la mirada. Siento... pena, tristeza con sólo esas simples palabras de papá. Parece que mis emociones son más fuertes que antes.
–Pero perderé muchos días de clases. –digo mirando a ambos a los ojos –No lo saben pero mi profesor es muy estricto y no quiero atrazarme con las tareas.
–Tu padre ya dijo que no. –responde esta vez mi mamá. Y ahora siento mis ojos un poco mojados. ¿Lloraré por algo sin tanta importancia?
–Ella tiene razón, Eva. –murmura él dejando a mamá con la boca abierta –Ya ha faltado tres días por sus dolores de estómago, además su celo ya pasó y volverá en seis meses. –explica mientras mamá niega una y otra vez, haciendo bailar los rizos de su cabello castaño.
–Pero...
–No hay peligro, pero por si acaso. –papá la interrumpe. Se pone de pie y se quita su buzo para colocarlo sobre mis hombros. La prenda es negra y tiene rayas blancas a los lados de los brazos.
–¿Y esto?
–Nadie se acercará a ti si sienten mi aroma de alfa. –me explica cuando hace un nudo con las mangas del buzo a la altura de mi pecho. Esta ropa cubre toda mi espalda y brazos al ser extremadamente grande. Pero huele a él, su olor se parece mucho al de los pinos.
–Gracias papá. –le doy un abrazo mientras mamá suelta un pesado suspiro. Ella aún no está de acuerdo.
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–¡Nos vemos hermosa! –exclama mi papá cuando pone en marcha el auto luego de dejarme frente a la escuela.–¡Adiós! –me despido moviendo con energía mi brazo. Creo que ya comienzo a extrañar a ambos pero debo suprimir estos instintos de omega. Después de todo sólo estaré en la escuela por unas horas, como en los días antes de saber que era omega.
Una extraña incomodidad se presenta unos segundos después, justo al momento que quiero entrar a la escuela y me topo con el profesor Maks en las puertas. Él tiene los brazos cruzados mientras observa la calle. ¿Qué estará viendo? Esta mirando la misma dirección hacia donde se fue mi papá.
–Ay no. –digo bajo dando pasos apresurados hacia la entrada, si el profesor está ahí significa que pronto irá al salón de clases. Debo apresurarme.
Mis pasos resuenan contra las baldosas, también escucho los murmullos de los otros alumnos dentro del colegio. Creo que soy la última en entrar.
Al pasar junto al profesor siento su mirada y una mano sujeta el buzo que mi papá me dio. Eso no me permite avanzar y me congelo en ese instante –¿De dónde lo sacaste? –escucho su pregunta. Pero apenas si puedo respirar, en este estado no puedo hablar. Creo que también el miedo se incrementó.
–Y-Yo... este-no... s-sólo. –no puedo hablar, el miedo me paraliza, esto nunca me había sucedido antes. Tal vez sólo hablaba bajo o no miraba a la persona que me habla a los ojos. Cosas pequeñas.
El profesor aleja su mano del buzo mientras tararea –Es cierto... Omega. –lo oyo murmurar mientras mi mirada está en las baldosas del pasillo –¿Puedes decirme de donde sacaste esto? –su voz esta vez es más tranquila y suave –Por favor. –agrega al final mientras se inclina un poco para estar a mi altura.
Yo doy una profunda respiración y consigo que el nudo de mi garganta se haga más pequeño –Mi papá me lo dio, dijo que me protegería. –digo con una voz muy aguda y temblorosa. Yo no suelo hablar así, además no tengo porqué tenerle miedo al profesor Maks. Él me ayudó dos veces.
Sus ojos verdes me observan en silencio para luego sonreírme –Perdona, estoy confundido. –es raro, esta es la primera vez que lo veo sonreír sinceramente –Ve a clases rápido que pronto estaré allí. –me indica. A lo que yo sólo asiento con la cabeza y continúo mi camino.
Lo que pasó si que fue extraño, no entiendo. Dijo que estaba confundido. ¿Confundido con qué? ¿Por qué le interesó tanto el buzo de papá? Pero al menos cambio un poco su actitud cuando me vio temblando de miedo... Incluso me sonrío.
–¡Cam! –Yarel exclama mi nombre mientras sacude su brazo derecho para hacerse notar dentro de todos mis otro compañeros dentro del salón. Algunos de ellos dejan lo que están haciendo para voltear a verme, oigo como algunos alfas olfatean el aire, hasta dan unos pasos para acercarse a mí. Lo que me hace retroceder y mi espalda queda contra el pizarrón. Mis compañeros alfas también huelen el olor de mi papá en su ropa y deciden regresar a sus asientos o ignorarme.
–Menos mal. –murmuro soltando un suspiro y me apresuro a correr hacia mi asiento junto a la ventana. Yarel se hace a un lado para dejarme pasar y después me sonríe.
–Veo que estás mejor. –comenta acercándose demasiado para mi gusto y comienza a oler mi cabello.
–H-Hey ¿Qué est...?
–Tu aroma ya no es tan fuerte como cuando entraste en celo. –comenta y puedo sentir mis mejillas arder –Era muy dulce y empalagoso. Pero ahora es suave, tiene fragancia perfecta. Aunque ese olor a pino no combina muy bien con tu aroma parecido al del chicle de tutti fruti. –comenta mientras apoya su mentón sobre mi cabeza para oler mi cabello y luego huele el buzo de mi papá. ¿Su olor a alfa no lo asusta?
–¿Chicle? –es lo primero que digo mientras elevo una ceja.
–Si, hueles a eso. –asiente con la cabeza. Yarel guarda silencio por un momento mientras me mira de pies a cabeza, entonces se acerca para murmurarme –¿Qué sentiste cuando estabas en celo? –su aliento choca contra mi oído y rápidamente me aparto de ese gamma atrevido. ¡Esas cosas no se preguntan!
–¿Estás loco? No te lo diré. –contesto con una voz aguda y chillona. Que vergüenza. Toco mi mejilla con la mano y la siento muy caliente, estoy sonrojada por su culpa.
–¿Por qué no? Quiero saberlo para estar preparado, ya sabes. Cuando me pase a mí. –susurra haciendo que desee que un meteorito caiga sobre mí este momento. Entiendo que tenga curiosidad pero...
–N-No creo que el celo de un gamma sea igual al de un omega. –se me ocurre responder. Y tengo razón, somos completamente diferentes.
–Es cierto. –bufa apoyando su espalda contra el respaldo de su silla, Yarel rasca su nuca y nota que lo estoy observando, entonces me sonríe.
–¿Amigos? –cuestiono refiriéndome a lo que sucedió ayer. Todos creían que él y yo...
–Amigos. –afirma teniendo una sonrisa aún más grande.
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Versión Omega
Hombres LoboUna chica debe vivir con la gran pena de ser una omega, pero ella decide sacar el máximo provecho posible a su condición.