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–Me tienen secuestrada. No me dejan ver a mis padres, tampoco puedo ir a la escuela. ¡Ayúdeme! –todo eso quiero gritarle al profesor Maks pero no puedo hacerlo, los alfas de seguridad están cerca y no quiero que lo lastimen. Estoy más que segura que lo echaran a patadas como a Yarel.

–Espere un momento. –contesta Margo y se retira de la sala. Dejándonos solos por un momento, pero sé muy bien que Joel está por aquí. Es como la mano derecha de Margo.

–¿Estás bien? –me pregunta con un tono de voz bajo. Me gustaría responderle, alguien podría estar escuchado detrás de las puertas y no quiero comprometerlo en este asunto.

–Si, muy bien. –contesto frotando uno de mis brazos. Debo hacer un esfuerzo y darle un mensaje al profesor Maks. Estoy segura que sentirá mi angustia en mi aroma, bueno, espero que lo haga.

El sonido de unos pasos en el pasillo me hacen negar rápidamente con la cabeza, por si acaso que no haya entendido mi mensaje. Luego de eso vemos entrar a mi abuelo seguido fielmente por Margo.

–¿Qué quiere usted? Me dijeron que vino a preguntar sobre mi nieta. –habla el alfa mientras Margo coloca sus manos sobre mis hombros.

–Si, disculpe, pero ella ha faltado a clases sin ninguna justificación. No permitiré que uno de mis alumnos tenga vacaciones en pleno año escolar. También debe practicar una coreografía para el festival de invierno. –le explica de forma clara y espera la respuesta de mi abuelo.

Él mira al profesor de pies a cabeza y luego me mira a mí –Ella ya sabe leer y escribir. Un omega no necesita saber más. –habla sonriendo y le invita al beta a retirarse de la mansión.

–¿Disculpe? Apenas está cursando el tercer año de secundaria*, no puede dejar la escuela. ¿Cómo conseguirá trabajo? –el profesor da su punto de vista y estoy de acuerdo con él. Pero la rabia que mi abuelo libera en su olor indica que esto no terminará bien.

–Los omegas no trabajan. –el abuelo se acerca al invitado y lo mira con desprecio –¿Y quién te crees para decirme como debo educar a mi nieta? –le gruñe estando a unos centímetros del rostro del profesor Maks.

–Señor, primero baje los desniveles de su voz y segundo... Creo que aún vive en el pasado. No me iré hasta que me de su palabra que está niña volverá a la escuela. –al contrario se mi abuelo, el beta habla de una forma calmada y pacífica, aunque firme.

–¡Sucio beta! –el profesor Maksim recibe un golpe en el rostro por parte de mi abuelo, fue tan fuerte que lo hace mirar a un lado –No permito que un beta como tú me hable de ese modo. Debes mejorar tus modales.

–¡No lo golpee! –exclamo pero él me dirije una mirada aterradora. Y para empeorar las cosas me manda a callar con su voz de alfa. Es horrible, primero siento un extraño casquilleo en la nuca que se esparse por todo mi espina. Luego esa sensación se convierte en escalofríos y pánico.

–¿M-Mejorar mis... modales? –el beta se recupera del golpe y limpia la línea de sangre que baja de la comisura izquierda de sus labios –Bien, trato hecho. Cierra los ojos Camelia, por favor, no quiero que veas a tu maestro humillado.

Yo no entiendo muy bien lo que sucede, entonces cubro mis ojos con las manos. Pero de igual modo puedo ver lo que pasa abriendo un poco mis dedos. El profesor Maks mira a mi abuelo y le sonríe cínicamente, de repente veo al alfa doblarse hacia adelante al recibir un fuerte golpe de puño en su estómago. Recibe otro golpe en el mismo lugar que el anterior y un tercero en su cabeza que lo hace caer al suelo –Des-graciado... –dice el abuelo entre quejidos y gemidos de dolor. Pero el profesor Maks no se detiene ahí y patea el rostro de su oponente.

Versión OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora