Sigma

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–Creo que... con eso será su-ficient-te. –digo cuando termino de amarrar a Joel a la cama. Él ahora se encuentra acostado sobre el colchón y sus manos están espozadas por la cabecera. También me ordenó que colocara una mordaza en su boca para que, cuando pierda el control, no pueda ordenarme con su voz de alfa que lo libere.

Según lo que aprendí en la escuela, el celo de un alfa adulto dura sólo 24 horas. Eso significa que estaré un día entero junto a Joel en este estado. Sólo espero que no esté sufriendo mucho.

Él mantiene los ojos cerrados mientras su respiración es suave, creo que está dormido. Su cuerpo se encuentra empapado de sudor y noto un bulto en sus pantalones.

–Quiero verlo mejor. –es lo primero que pienso al ver su entrepierna, pero rápidamente me volteó y me alejo lo más que puedo de ese alfa. Es mi omega, ella está chillido, quiere al alfa ahora –No, no. ¡Tranquila! –me digo a mí misma. El olor del celo comienza a sentirse aún más fuerte en la habitación, tampoco hay ninguna ventana aquí para poder respirar un poco de aire fresco.

Creo que... De repente, un gruñido me saca de mi batalla mental, Joel está despierto de nuevo y sus ojos se mantienen fijos en mí. Sus manos son puños y jalan con fuerza de las espozas, tengo la sensación que él las terminará rompiendo con su fuerza.

–Cálm-mate... –digo dando unos pasos hacía él. Al tocar su frente siento su piel ardiendo, trato de ignorar eso y comienzo a secar su sudor con un pañuelo mientras Joel hace varios intentos inútiles de arrojarse sobre mí –Sólo respira. Pasará, sólo faltan... Unas 22 horas. –digo al observar la hora en un reloj de pared.

Joel se sacude nuevamente y eso me hace retroceder asustada. Parece un animal. Sus colmillos muerden tan fuerte la mordaza que terminan cortándola en dos, cuando esto pasa yo siento que todo el aire se me escapa de mis pulmones. Mi corazón corre a mil por hora y se detiene por unos segundo cuando Joel me llama.

–Florecita. –su voz suena diferente o sólo es mi impresión. El alfa se retuerce una vez más, rápidamente cubro mis oídos para no escuchar su voz de alfa. Yarel dijo que si no la escuchaba no haría efecto en mí –Por favor, suéltame. Vamos... –escucho su voz muy distante. Como un murmuro.

–No, dijiste que no lo hiciera. –respondo manteniendo mis oídos bien tapados. Apenas puedo escuchar mi propia voz.

Joel deja las palabras y comienza a gruñir, pero estos sonidos son diferentes, son gemidos de dolor –¡Que me sueltes! –grita en medio de esos gemidos para luego desplomarse sobre la cama. Su respiración está muy agitada y su piel arde, debe estar sufriendo.

–Yo... y-yo te ayudaré. –le digo dejándome atrapar por completo, por el olor y calor de ese alfa. Ya no puedo seguir ignorando a mi omega. Desde hace unos minutos yo también comencé a sentir una extraña necesidad, su aroma es adictivo y la curiosidad es mucha. Además mi ser también se siente muy caliente.

Yo me quito la máscara y me deshago del vestido ante su mirada azul, pero antes de siguiera acercarme a ese irresistible alfa cambio el collar que Margo me había regalado por uno más ancho que se encontraba sobre un estante de está habitación. El mismo cubre gran parte de mi cuello.

–Supongo que debemos comenzar. –digo más para mí misma. Mi corazón late muy rápido y aún más cuando toco la piel ardiente de Joel. Es una sensación indescriptible que recorre todo mi cuerpo, asusta pero también me empuja a querer seguir a adelante. Unos jadeos se escapan de mi boca cuando voy desprendiendo la camisa de Joel con un poco de prisa.

Su torso va quedando al descubierto y me tomo la libertar de pasear mis dedos por todo su pecho y abdomen. No se muy bien lo que estoy haciendo, así que sólo sigo mis instintos. Subo sobre Joel y me siento sobre su regazo, el cual se siente duro, es el bulto que había visto antes. También me deshago de sus pantalones y quedo un poco impactada al ver el tamaño de su... su... eso. Ni siquiera mis dos manos son capaces de cubrirlo de tan grande que es.

–Vamos, hazlo. –Joel me gruñe para que me apresure pero no tengo idea de cómo entrará todo eso en mí. Aún así continúo impulsada por mi instinto, él es un alfa fuerte y sano que está en celo y eso enloquece a mi omega interior.

Mi cuerpo comienza a moverse lentamente sobre Joel, creando fricción entre nuestras partes íntimas. Él comienza a gemir bajo de nuevo mientras me quito la ropa interior para darnos más contacto, piel a piel. Sus ojos se cierran con fuerza, sus puños intentan liberarse y sólo consigue lastimarse las muñecas con las espozas.

–No h-hagas eso. –digo inclinándome sobre él y beso sus labios, sólo un poco ya que aún me falta mucha práctica para estar a su nivel. A pesar de eso Joel parece estar disfrutando del momento y sus caderas también se mueven contra mí en un vaivén enloquecerdor.

Yo debo morderme los labios para no soltar vergonzosos gemidos agudos, aún así uno que otro se me escapa de mis labios cuando siento a Joel lamer mi mentón. Lo hace de una manera tan decidida y candente que siento todo mi cuerpo arder como el suyo.

–Ya quiero estar dentro de ti, unámonos. –me pide con desesperación mientras frota su cabeza contra la mía de una manera muy tierna. Tomo su rostro con mis manos y beso de nuevo sus labios, aún no pudo creer la extrema suavidad que los suyos tiene y no me cansaría de probarlos una y otra y otra vez.

No respondo con palabras. En su lugar dirijo mi mano entre nosotros y lo tomo para guiarlo. La punta hace presión contra mi centro y poco a poco va abriéndose paso. El lubricante natural ayuda mucho y sólo siento una pisca de dolor, a comparación a lo que me había imaginado como sería. Esta vez no puedo contenerme y frases entre cortadas y sin sentido salen de mi boca cuando lo siento ir más y más profundo –Ah, ya casi... –Joel mantiene los ojos cerrados con fuerza y gruñe cuando ya está completamente dentro.

–Ah... ah... ah... Lo h-hice. –murmura cuando me doy un respiro. Quiero comenzar a moverme de inmediato pero necesito acostumbrarme al tamaño.

–Rápido, por favor. Estoy enloqueciendo. –me pide él jalando de nuevo de las espozas. Entonces, para distraerlo, le inclino de nuevo y olfateo su cuello. Su olor es increíble, antes era desagradable y picaba en mi nariz pero ahora no puedo dejar de olfatearlo. El alfa no se queda atrás y besa mi cuello y clavículas cuando tiene la oportunidad mientras elogia mi aroma dulce.

En eso siento una suave embestida de su parte que me quita el aliento por un momento, me hace jadear y mi rostro se esconde en el pecho de Joel. Él movió un poco sus caderas. El dolor que sentía desapareció por completo y sólo queda moverme. Primero lo hago con suavidad mientras escucho mi respiración acortarse, se siente increíble, él me llena por completo y acaricia cada parte de mi interior.

Todo eso me impulsa a seguir moviéndome y en poco tiempo ya me encuentro dando saltos sobre él. Cuando me canso, Joel comienza a mover sus caderas para seguir produciendo fricción entre nosotros, lo hace de una manera desesperada mientras yo suelto gemidos estando recargada sobre su pecho. Puedo escuchar su profunda voz resonar en su pecho y también lo rápido que palpita su corazón.

–¡Ah! No puedo... ¡No puedo más! –chillo al sentir mi cuerpo a punto de colapsar, el calor es demasiado y ya no puedo soportarlo. De repente siento como Joel crece en mi interior y quedamos unidos, ya no puedo seguir moviéndome y el nudo me hace gemir en voz baja.

Lo hice, tuve sexo con un alfa en celo. Pienso estando agitada sobre Joel, creí que podría resistirme a sus feromonas pero mis instintos me jugaron en contra. Después de todo fue muy bueno.

Levanto la mirada y veo las llaves de las espozas sobre la mesa de luz que está junto a la casa. Yo las tomo y libero las manos de Joel, ya no hay ningún peligro.

–Tú... –me dice mientras toma mi rostro entre sus manos, me acaricia un momento y su boca deja varios besos sobre mis mejillas –Compartiste mi calor. –habla sonriendo y ahora sus manos acarician mi espalda baja, así alivia un poco el dolor de caderas que estoy comenzando a sentir.

–Si. –respondo apartando mi cabello de la cara. Estoy sudando y muchas mechas están pegadas en mi frente.

–Gracias... –susurra el de ojos azules –Te amo Cam. –agrega pasando una de sus manos por mi cabello y dirige su boca hacia mi cuello. Antes de que pueda procesar lo que dijo y lo que está pasando, él me muerde intentando crear un lazo.

Versión OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora