La noche cae y el vestido que usaré ya está sobre la cama. Tengo la esperanza de ver a mis padres en la dichosa fiesta de máscaras que Margo organizó. Todos deben llevar vestidos de gala y trajes, tampoco no deben olvidar su máscara o tendrán prohibido el ingreso a la mansión. Vaya reglas.
Pero a pesar de todo yo no quiero asistir a una fiesta ni nada parecido, es viernes y cuento con ansias lo días que faltan para volver a casa. A mi pequeña y un poco estropeada casa.
Además tengo un gran problema con Joel, debo pensar en como deshacerme de él luego de que me ayude con mis padres –Mmm, "deshacer" suena como a asesinato. –pienso haciendo una mueca. No, más bien, lo voy a rechazar.
–Camelia, hermosa. –Margo entra a la habitación sin avisar y camina hacia mí rápidamente. Sus tacos resuenan contra el piso de mármol y su rostro cambia al verme –¡Que desastre, aún no estas lista!
–Sólo me falta el labial y...
–Oh no, debes usar más maquillaje. Tu rostro debe parecer de porcelana, serás una hermosa muñeca. –me explica mientras me coloca kilos y kilos de polvo para el rostro, con eso cubre todas las imperfecciones de mi piel y sonríe al ver su trabajo realizado. Margo de encarga de maquillarme, pinta mi rostro con muchas cosas que no sé para que son. Una horas después se aparta y me deja ver su trabajo terminado en el espejo. Mis ojos tiene una sombra negra grisácea en los párpados, mis labios tiene un lápiz labial rojo intenso y mis mejillas tiene un color rosa artificial. Aunque no le veo el sentido a esto ya que estaré usando una máscara como todos.
–Eh, gracias. –digo bajando la mirada, casi no me reconocí al verme. Parezco otra.
–No es nada hermosa. Ahora vamos con tu vestido. –Margo camina hacia la cama y toma la prenda con mucho cuidado desde los hombros. Al parecer a la omega no le agrada ya que hace una mueca –No es ajustado al cuerpo, la falda es demasiado larga y tampoco tiene escote. –murmura descontenta y luego se gira a verme en busca de explicaciones.
–Joel eligió ese vestido para mí, me dijo que no quiere que nadie más me mire. –miento mientras río internamente, en realida yo misma elegí ese vestido rojo porque me pareció hermoso y como mi abuelo se ofreció a pagar lo que sea, aproveché la oportunidad. También compré una máscara que combinará con el vestido y los zapatos a la perfección.
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