Kappa

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–Wau... Cam, te ves terrible. –dice Yarel mientras toca mi cara, yo apenas puedo mantener los ojos abiertos –¿Por qué no descansaste en la noche? –pregunta sabiendo que estoy desvelada.

–Y-Yo... no puedo decirlo. –murmuro bajo, mi cuerpo comienza a temblar al recordar lo que pasó anoche.

–¿No? ¿Es algo grave? –él continúa haciéndome preguntas. Las cuales quiero responder y desahogarme, pero no puedo. Tengo miedo.

El gamma guarda silencio por un momento y luego acaricia mi cabeza –Voy a estar aquí cuando quieras hablar. –habla teniendo esa sonrisa característica en él. Tal vez podrías...

–Buenos días clase. –el profesor Maks saluda como siempre lo hace al entrar. Y Yarel guarda silencio ya que prefiere tener un perfil bajo y no llamar la atención.

En toda la clase luché para mantener mis ojos abiertos y al fin llegó la hora del recreo, tal vez pueda dormir unos minutos –¿No prefieres retirarte? –la voz de Yarel me hace abrir los ojos con pereza. Había buscado un lugar alejado y a la sombra de un árbol para dormir, pero él pudo encontrarme sin problemas.

–¿Me estás siguiendo? –bostezo a media frase y froto mis ojos para poder aclarar mi vista. Estoy tan cansada que no sé si esto está pasando o si sólo es un sueño. La línea de lo real y lo irreal me parece muy fina ahora.

–Más o menos. –responde Yarel subiendo y bajando los brazos –Estoy preocupado, así que seguí tu olor hasta aquí. Los gamma sabemos rastrear. –agrega teniendo una gran sonrisa, él se sienta junto a mí y aún continúa siendo más alto. Tengo envidia.

–¿Preocupado? –es impresionante, los gamma dicen lo que sienten, así como los betas. Al no tener olor con los cuales comunicarse, ellos usan las palabras.

–Si, somos amigos ¿No? Creo que lo mejor para ti sería ir a casa a descansar. –propone haciendo que de un salto de mi lugar. Eso fue tan fuerte como para quitarme el sueño.

–¡No, todo menos eso! –mi voz se oye muy aguda, mis piernas comienzan a temblar y mis ojos se nublan por las lágrimas.

–¿Por qué estás tan asustada? –Yarel se acerca un poco más a mí y seca mis lágrimas con la manga larga de su camiseta. No sé si debería decírselo, tengo miedo. Pero él se ve preocupado, está preocupado por mí.

–S-Sucede que... ayer llegó una carta a casa. Era de mi abuelo que nos invitó a ir a su casa por una semana. –mi voz se entrecorta al hablar de ese hombre –Cuando lle-llegamos a la casa todo parecía estar bien... Hasta que ese al-alfa llamó débil a m-mi papá, insultó a mi mamá y les dijo... que yo estaba muy malcriada. Todo eso p-porque yo no quería separarme de ellos para dormir en una habitación en el otro extremo de la casa. –para entonces mis ojos están empapados, tengo vergüenza que alguien me vea llorar. Es la parte que odio de ser omega –Entonces ese hombre ordenó que me encerraran en la habitación, m-mis padres no pudieron hacer n-nada. Él... les había ordenado con su voz de alfa q-que no interfieran. Es por eso que no pude dormir... Me dejaron salir esta mañana para ve-venir a la escuela. –termino de contarle a Yarel lo que pasó y siento un gran nudo en mi garganta que me dificulta respirar.

–Eso es horrible. –murmura teniendo una expresión seria que no había visto en él. El gamma guarda silencio y yo intento ocultarme para que no me vea llorar. Al terminar de secar mis lágrimas lo veo abrir sus brazos hacia mí, lo entiendo, entiendo lo que quiere decirme.

Acepto y me acerco a él para recibir su abrazo, lo necesito mucho. No veo a mis padres desde que me encerraron en esa gran y espantosa habitación y mi lado omega exige cariño –Gracias por escucharme. –digo cuando al fin consigo hablar. El llanto me da una tregua gracias al apoyo de Yarel.

Versión OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora