Capítulo 23: "El Hermano"

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Antoine

Lo miro con algo de odio. Siento que mi mirada no le mueve un solo de sus perfectos cabellos negros. Cruzo las piernas, una sobre la otra, tomando una postura más seria.

Suspiro ruidosamente.

Jack nunca me había agradado del todo, de echo, los padres de Aline siempre habían tenido una buena relación conmigo y amaban a sus nietos; me respetaban y siempre se sentían gustosos de recibirnos para cenar. Eran una pareja ya mayor que aún no perdía el tradicionalismo, el encanto y la viveza.
Jack ra el único de toda su familia que había apoyado a Aline cuando se descubrió su infidelidad hacía mí y ésta se hizo pública. Justamente, sus padres la habían rechazado en su propia Mansión, sus otros hermanos y hermanas también, incluso tíos o primos se rehúsaron a darle su protección, o lo que es más, muchos de ellos viven fuera de Versalles desde hace años. Pero Jack le tenía mucho afecto.

-No olvido lo que te ha echo, y también sé, que Lady Eleanor también vino a verte a favor de ella-Responde Jack, intentando hacerme creer que con tener a favor a mi madre, podría cambiar algo. Por que la ascendencia lo era todo.

-Estás en lo correcto- Aseguré- Pero no me importa, yo no desistiré en mi desición, no la perdonaré. Ella me dañó y tú harías lo mismo si estuvieras en mi lugar, lo que sucede es que Aline no era tu esposa y a tí no te ha engañado.

Un silencio incómodo se formó en el ambiente, que parecía cortado por una cuchilla. Tras mi dura reflexión, los sirvientes eran silenciosos y nada se oía más allá de lejanos sonidos desde la cocina. Hasta que él reaccionó con una nueva y molesta incógnita.

-¿Al menos sábes donde se está quedando tu esposa ahora, Antoine?-Inquiere Jack, con duda.

-Deja de insistir con eso, no es mi esposa, ya no lo és, estuvo en mi cama con otro hombre en el cual confié y que también me traicionó, aunque sea él no viene a pedirme inútiles disculpas que sabe que yo no aceptaré, no gasta su tiempo por que quizá sabe que es un desperdicio hacerlo y que yo no lo perdonaré. Por otro lado, tu hermana ha venido a rogarme y pedirme que la dejara quedarse aquí,con la estúpida excusa de que desea ver a sus hijos cuando lo único que quiere es un lugar en el cual quedarse y no le interesaron ellos cuando se acostó con otro.

Lord Jack puso un dedo sobre sus labios- Calla, no pongas injurias en tu boca.

Entorno los ojos, me daba bastante igual la manera en la cual me expresaba- Como fuese, sus ruegos son inocuos para mí, no me afectan por que estoy decidido en que no voy a perdonarla y quizá, en un futuro, podría dejarla ver a los niños, ellos son lo único que nos une por ahora y así seguirá siendo.

-Si no te detienes por Aline, deténte por los niños, mis sobrinos- Aclara. Me molestó que dijese que eran sus sobrinos, pero de cierta forma lo eran y ese asunto biológico no podía cambiarlo ni siquiera yo.

-He dicho que no la perdonaré- Negué- Eres bastante necio.

- Te supera la vergüenza de que tus hijos lleguen a enterarse lo que su madre te hizo a tí, estás lleno de vergüenza y de rencor hacía la mujer que te ama- Contraataca.

-Esas son tonterías, te pido que dejes de llenar tu boca de mentiras- Discuto; no me detendría a pensar el por qué, pero mis hijos no se enterarían hoy, quizá algún día pero no hoy- Son puras sandeces las que dices, simplemente por que quieres que vuelva a querer a tu hermana, cosa que yo no deseo. No pidas imposibles Jack.

Frunce el seño, fastidiado- Lo imposible es razonar contigo.

-Si el razonamiento es aceptar una traición, no lo quiero- Refuto.

Bien, eso había sido inesperado, pero me agradaba la idea de mencionar de vez en cuando, alguna respuesta lógica e inteligente.

-Ya basta- Me detiene, pero se mantiene sentado sin decir nada.

-Lo que no entiendo es por qué vienes hasta aquí, ¿tan solo por insistir para que vuelva a aceptar a Aline?

-No exactamente por eso Antoine-Respira profundo.

¿Pero por qué me estaba diciendo esto ahora si había estado por largos minutos intentando convencerme de algo que no ocurrirá?

-¿Entonces, qué quieres?

-También vine para comunicarte, que Aline está quedándose en mi casa, no podía pagar más la casucha en la que estaba viviendo que Lady Eleanor había rentado para ella y cuando el dinero se le acabó, había quedado en la calle, completamente sola. Debí recogerla y... ya sábes, yo tengo a mis hijas y a mi esposa, a la cual no le agrada la idea de que Aline esté viviendo con nosotros. Siempre acota sobre la economía de la Mansión, que si las cortinas son moradas no deja entrar la luz, que si entra mucho viento ella pescaría un resfriado, y que si esto y que si lo otro- Entorna los ojos, con molestia- En fin, quería saber si podía quedarse aquí, contigo y tus hijos- Pide.

El nivel de caradurez que presentaba este hombre no tenían límites.

Jack Alterton V, contaba con 39 años,una rica y bonita esposa, y cuatro hijas también bonitas, que no pasaban los 16 años.
Su forma de expresarse daban a entender todo de una menera clara. No quería que su hermana se quedase por más tiempo en su casa, y si sus propios padres no querían recibirla por que deshonraba a la familia tener una hija adultera, y si tampoco tenía dinero, se quedaría en la calle. Por lo tanto, yo era la siguiente opción a la cual recurrir.

-¿Tú crees que la recibiré como una invitada en mi Mansión luego de lo que me hizo? Creí que te había quedado muy claro luego de discutir contigo tan enérgicamente- Sonrío burlonamente.

-¿Y tú crees que me conformaré con tu respuesta? Te lo repito Antoine, necesito que Aline se quede aquí, acéptala.

- No lo haré; que tú te quieras deshacerte de ella es tu asunto, no el mío.

-¡¿Cómo?! Yo no deseo... deshacerme de nadie, estoy diciendo que yo tengo a mi familia y ...- No le dejo terminar.

-Y yo tengo a la mía Jack. Pero ella es tu hermana, también es tu familia, quédatela tú entonces. Sé que la quieres, pero ella no te engañó a tí, yo ya me he divorciado y por ende, ya no es más mi esposa ni mi responsabilidad, es una extraña y no recibo a extraños en mi casa, entiéndelo- Le digo.

Él solo se levantó de su asiento, tomó su abrigo, el cual estaba colgado en un perchero de madera y se marchó disgustado y con el rostro firmemente serio y ofendido.

Él estaba demente si creía que viniendo a rogar aquí, yo aceptaría con todo gusto; pues luego, ella se acercaría a los niños y ellos no la querrían lejos de nuevo. Y luego intentaría seducirme a mí, con sus encantos y su falso amor para volver a conquistarme.

Yo me había puesto serio también, Aline me dañó y ahora pagaría.






























Lord Antoine #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora