Inició

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-¡Ya nació!

Fue el grito de un padre emocionado al saber que su esposa había dado a luz a un niño. Después de nueve meses de embarazo, Raymond y Dorine daban la bienvenida a su cuarto hijo. 

La pareja estaba muy feliz por la llegada de su último hijo. El niño nació sano y salvo, pero no fueron los únicos en ser bendecidos con un hijo.  En otra habitación se encontraba una pareja de adolescentes tristes y destrozados.
Unos minutos después de que Dorine diera a luz a su hijo, una muchacha llena de dolor  también daba a luz a dos preciosas gemelas. Pero el parto no fue muy bien, una de las gemelas nació sana y la otra nació muerta.

-¡Es tu culpa! ¡tu la mataste! - fue la voz de un padre destrozado y dolido - ¡Tu mataste a mi hija! ¡solo tú eres la culpable! ¡esto nunca te lo perdonaré!

La chica destrozada escuchaba cómo su novio le reprochaba por la muerte de su hija. Miles de lagrimas recorrían sus mejillas.  De pronto un llanto se escuchó en la habitación, la pareja que hace unos minutos se encontraba discutiendo se detuvieron por el llanto de su hija.

-Dale de comer. – dijo el padre de la niña.

-no... no quiero. – dijo la madre negándose alimentarla.

Al perder a una de sus gemelas la pareja de adolescentes no quería acercarse a la niña. Una enfermara acerco a la niña a su madre pero esta la rechazo. No quería tocarla ni alimentarla.

-ella no es mi hija... mi hija murió. – dijo triste.

-¡ella es su hija! - dijo la enferma sin comprender porque su madre la rechazaba. 

-¡Dale de comer para que se calle de una vez! – grito el padre y la enfermara la escucho.

La enferma al ver que la pareja no calmaba a la niña decidió llevársela. Mientras tanto, de nuevo en la habitación de Raymond y Dorine, la pareja se encontraban muy feliz alimentando a su hijo.

-Que hermoso que es. Se parece mucho a ti, papa. – dijo Dorine.

-Gracias por darme este hermoso regalo. – deposito un beso en la frente de su esposa y seguidamente en la frente de su hijo – estoy deseando que los niños conozcan a su hermano.

A la mañana siguiente la enfermara llevo al niño a la habitación de su Dorine.

-es hora de comer. – dijo la enfermera. Agarro al niño y se lo acerco a su madre.

- muchas gracias!

-el niño está muy bien. Dentro de dos días se lo podrán llevar.

-oh, que bien. Por fin conocerá a sus hermanos. – dijo Dorine muy feliz.

La enfermara observo cómo Dorine tan felizmente alimentaba a su hijo.

-si la chica fuera como usted... la niña no estaría en peligro. – dijo sin darse cuenta de lo que había dicho. 

-¿Cómo?

-oh, lo siento. No quería decir eso. Discúlpeme. – dijo arrepentida de lo que había dicho.

-¿Cómo es que la niña esta peligro?

La enfermara con confianza decidió contarle sobre el estado en que se encontraba la niña.

-dios mío... Como pueden ser tan irresponsables. Es una criatura tan indefensa.

-hemos intentado que la muchacha se acerque a la niña pero ella sigue rechazando la. No la quiere ni ella ni su novio.

-pobre niña... - dijo Dorine triste – esa niña no tiene la culpa de nada. Si pudiera hacer algo por ella...

En ese momento la enferma se dio cuenta que Dorine tenia una gran corazón, así que no dudó en pedirle un gran favor. Unos minutos después Dorine se encontraba alimentando a la niña. No le importaba lo que los demás pensarán de ella. Solo quería que la niña se pusiera bien.

-Que niña tan hermosa. – dijo mientras le acariciaba la mejilla con su dedo – eres muy bonita, ¿lo sabias? – sonrió.

Mientras la alimentaba, Dorine,  sin darse cuenta había creado una gran vínculo con la niña.

Fue entonces cuando Dorine se dio cuenta que la niña estaría mucho mejor con ella que con sus padres verdaderos, así que decidió hablar con la chica y llegar a un acuerdo.

-Entonces trato echo. – dijo Dorine seria – la niña será mía y el dinero tuyo.

Un gran maletín lleno de dinero se encontraba encima de la mesa de una abogado.

-por mi esta bien. Mientras alejen a esa niña de mi. Quiero mi libertad. – dijo el padre de la niña – soy muy joven para ser padre. Se la pueden quedar.

-de acuerdo, pero una cosa... una vez que firmen el contrato desaparecerán de la vida de mi HIJA, para siempre. – dijo Raymond.

La pareja de adolescente sin dudarlo acepto el trato y firmaron el documento conforme le daban la custodia de la niña a Raymond y Dorine.

Dos días después toda la familia dieron la bienvenida a Joey y Noa Tuan.

💜💜💜

Aquí empieza la historia de Noa Tuan.


Enamorado de mi hermana Pequeña (Mark Tuan) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora