Capítulo 2 : Desconocerse

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Cualquier persona que conociera bien a Simón nunca se habría imaginado verlo actuar así.
Ciertas veces podía llegar a gritar aunque no muy a menudo , pero ¿verlo lastimando a alguien? Nunca había sucedido algo como a los que cada uno de sus amigos les tocó presenciar.

—No sé qué le pasa al guitarrista pero esto no se va a quedar así— dijo Matteo mientras secaba una gota de sangre de su labio

—Mejor no hagas algo de lo que te puedas arrepentir Matteo—Respondió Gastón mirando preocupadamente a su mejor amigo

—No necesito a alguien para que me diga que hacer Gastón—se defendió y decidió ir en busca de su rival

Luna se había adelantado y estaba a pasos de su amigo por las calles de Buenos Aires.

— ¿Simón puedes parar?— Tocó su hombro para girarlo una vez que estaban a la misma distancia

— ¡Ya basta Luna! — Le gritó enojado —. Basta de seguirme ¿o no te queda claro qué no quiero hablarte?

—Pero Simón somos amigos no me puedes dejar así sin decirme que te pasa

— ¿Ah no? Pues mira como te dejo al igual que tú lo hiciste cuando más te necesitaba— camino aún más rápido aunque fue en vano ya que su amiga no lo quiso seguir más.

Luego de alejarse lo suficiente de su mejor amiga, Simón distinguió a lo lejos a la persona que menos esperaba llorando.

— ¿Ámbar? — Preguntó preocupado

— ¿Simón que haces acá? — respondió frágilmente mientras secaba una lágrima que se deslizaba por su mejilla

—Eso no importa ¿Qué te pasa bonita?— Corrió un mechón de su rostro

Ámbar decidió callar nuevamente y quien menos imaginaba la abrazó, sin forzarla a hablar, entendiéndola más que a nadie. Ese era Simón, que a pesar de actuar de forma desconocida hoy guardaba los encantos que Ámbar tanto admiraba.

— ¿Sabes que puedes confiar en mí para lo que necesites? ¿no?

—Lo sé Simón y admiro mucho eso de vos—habló por fin luego de separarse del antes nombrado

—Entonces... ¿Qué la tiene tan angustiada señorita Smith? — preguntó gracioso ganándose una sonrisa de la chica

—Hoy me sentí extraña ¿sabes? — Suspiró nerviosa —. No me reconocí, no me sentí fuerte, no me sentí como yo misma y me angustia no saber si me volveré a reconocer.

—Es exactamente lo que me paso hoy, te entiendo.

—Pero no es solo eso, me siento traicionada por quien más sabía sobre mí o mi supuesto pasado y no me siento capaz de ver otra vez a esa persona.

Simón frunció el ceño confundido, no entendía a lo que se estaba refiriendo.

—Perdón si no estás entendiendo—rió nerviosa—. Es complicado de decir, perdón.

—No hace falta que te perdones, sé que es difícil abrirse a los demás—le sonrió a la triste y confundida Ámbar

—Pero ya no hablemos de mí ¿Qué te paso hoy?

—Exactamente lo que has dicho, no me sentí yo pero me sentí bien y fue extraño.

—Pareciera que desconocemos nuestro yo mismo— su acompañante rió negando varias veces con la cabeza

—Y siento que esto es culpa de otras personas ¿o no te parece?

—Creo que tenés razón.

Y así ambos pudieron caer en cuenta de que su personalidad habría cambiado, quién sabe sí por un largo o corto lapso de tiempo pero habían cambiado y fue gracias a terceros.
Que a Simón, Luna le haya roto el corazón lo volvió duro y frío pero maduro y que a Ámbar le hayan mentido a cerca de su identidad la volvió insegura.

Desconocidos [Simbar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora