Desconocidos [Simbar]

Capítulo 3 : Compañeros de pista

El entrenamiento del equipo del Roller conformado por Luna, Matteo, Simón y Ámbar debía entrenar hoy.

Todos estaban reunidos excepto Simón, que debía terminar con algunos pedidos; desde que sus amigos habían llegado no dejaban de observarlo como si fuera un extraño.

Mientras se dirigía a la mujer que pidió un licuado, para entregarle este pedido , sintió como alguien lo chocaba, y por quien se trataba podía jurar que era a propósito.

— ¿¡Oye que te pasa idiota!? — Gritó al observar la bebida en el suelo y ver a su rival

—Oh Simón, disculpa la verdad que no te vi—respondió Matteo riéndose.

La paciencia no se encontraba cerca de Simón quien actuó empujando a su enemigo fuertemente.
Luego lo agarro del cuello de su campera mirándolo desafiante.

—Sí quieres resolver algo conmigo lo hacemos a fuera, no en mi horario de trabajo ¿te ha quedado claro?

Una voz retumbó llamando la atención de ambos, era Juliana.

—Bueno bueno Simón exactamente violento como la otra vez ¿no?—se cruzó de brazos—. Sí este comportamiento persiste me veré obligada a expulsarte del equipo ¿Quedo claro?

El amonestado decidió asintir y disculparse con la clienta, realizando nuevamente su pedido.

Tras terminar fue al área de los lockers a cambiar su remera ya que estaba manchada, pero se sorprendió con Ámbar mirándolo.
La rubia mordió su labio inconsciente y sus mejillas se tornaron rosadas

—E...Eh...em...Simón Ju- ju Juliana me dijo q-q-que ya iniciaba el entrenamiento—dijo con dificultad ya que el cuerpo bien formado del chico la ponía nerviosa.

—Oh bueno, gracias por avisar— Simón se acercó a su mejilla y depositó un suave beso en ella luego le ofreció su mano
—¿Vamos?

Ámbar asintió nerviosa y ambos fueron de la mano hacia la pista.

Simón P.O.V

El entrenamiento transcurrió normal pero me emocionó el hecho de que al lado de Ámbar no me costaron distintos pasos, que tal vez con Luna sí.
Conectamos tan bien, tanto dentro como fuera de la pista, que me dí cuenta que de verdad la paso bien a su lado. Debería estar nervioso porque Juliana me haya llamado para charlar luego del entrenamiento, pero con ella me olvido de cada uno de mis problemas; es lo único que amo de las prácticas , estar junto a esa rubia.

Matteo me empujó mientras patinabamos, y le enseñe a mantener el equilibrio para no caer justo como le había pasado en la gala. Se que no debería desquitar mis ganas con el novio de mi mejor amiga, solo porque ella me halla dejado en la "friendzone" pero me doy cuenta que el no es el indicado para Luna.
Se comporta tan egoísta y nunca hay día en que mi mejor amiga no se quejé de él.

Y hablando de ella, quiere arreglar las cosas conmigo aunque aún no sé sí sea la mejor opción.
Es me que he dado cuenta que a su lado me siento mal, no olvido lo triste que fue que cada una de las ilusiones que tenía con ella acabará con ese estúpido beso ; el beso que me demostró que debía ser mejor que Matteo. Que me demostró que él tenía algo por lo que luche tanto, y esa era Luna, sin esforzarse la tenía a su lado.

—Simón, hoy estuviste increíble en la pista— dijo Ámbar mientras se sentaba a mi lado

—Gracias Ámbar, tú también. Como siempre— Respondí con una sonrisa forzada

— ¿Estas bien? — Miró a la dirección en la que estaba mirando, donde se encontraban Luna y Matteo—. Creo que ya se por qué no

—Es que me duele Ámbar, me duele verla tan feliz con alguien que no se esforzó ni un cuarto de la mitad que yo lo hice por ella, es injusto

— Lo es, pero me dan pena ¿Y sabes por qué? Porque Luna te perdió a vos una persona tan amable y talentosa y Matteo a mí, que soy una diosa

Reímos ante su comentario y no sé por qué pase mi brazo sobre los hombros de ella, pero me sorprendió que ella se acurrucara sobre mí agarrando mi cintura.

Luna salió de la pista sin dejar de mirarnos, creo que lo que intentó Ámbar fue ponerla celosa.

Y por más que fuera un plan, no quería separarme de mi compañera en la pista. Y más porque sabia lo correcto para decirme o hacerme reír, aún no entiendo porque la gente se aleja de ella... Quizá no descubrieron lo hermoso que es su ser.